“Enseñar es algo más que impartir conocimientos, es inspirar cambios. Aprender es algo más que absorber hechos, es entender, es comprender”William Arthur Ward

Richard Feynman (1918-1988), autor, escritor de novelas gráficas, intelectual, filósofo, es considerado uno de los físicos más importantes de todos los tiempos. Fue pionero en el campo de la electrodinámica cuántica. Su estilo para explicar las cosas de manera clara y sencilla hizo que le llamaran el “Gran Explicador”.

Sus estudios para ayudar a los científicos a comprender la interacción de la luz y la materia hicieron que se le otorgara el Premio Nobel (Física) en 1965. Su trabajo ha influido directamente en los campos de nanotecnología, computación cuántica y física de partículas.

En 1986, su investigación y explicaciones fueron fundamentales para ayudar a comprender la causa del desastre del transbordador espacial Challenger.

Además de su investigación profunda, Feynman fue un brillante, elocuente y apasionado pensador. En el mundo de la ciencia, se destacó por su capacidad para sintetizar y explicar conocimientos científicos complejos. Sus conferencias son legendarias: Albert Einstein asistió a sus charlas como estudiante de posgrado, y Bill Gates quedó tan inspirado por su pedagogía que llamó a Feynman, “El mejor maestro que nunca tuve”.  

Las conferencias de Feynman, estaban dirigidas a estudiantes que no tenían conocimientos previos de física o ciencia profunda. Eliminar el misterio de principios científicos complejos era el fuerte de Feynman. Sus conferencias siempre transmitían convicción y pasión por la ciencia.

Richard Feynman desarrolló una técnica para comunicar y enseñar información o conceptos complicados, utilizando conceptos concisos y un lenguaje muy simple, una técnica que desarrolló en su época de estudiante en Princeton.

Básicamente, su técnica es la siguiente:

1. Identifique el tema. Escriba todo lo que sepa sobre el tema. Cada vez que se encuentre con fuentes nuevas de información, agréguelas.

2. Enséñeselo a un niño. Si le puede explicar el concepto a un niño, ya la hizo. Comience con una nota en blanco y escriba el tema o materia que desea enseñar. Luego, debajo de ese tema, vaya escribiendo todo lo vaya aprendiendo al respecto. El truco consiste en escribirlo de manera simple y sencilla, de modo que un niño pueda entender de qué está hablando.

Al hacer esto utilice términos sencillos. Los niños no entienden “jerga” o vocabulario denso. La ciencia está llena de terminología compleja (por eso los diagramas que hacía Feynman se volvieron tan valiosos). Sus gráficos ilustraron cosas sobre las que otros científicos daban conferencias maratónicas, densas y complicadas.

Cuando hablamos sin “jerga”, nos liberamos de escondernos detrás de conocimientos que no tenemos. Las grandes palabras y los conceptos turbios o “esponjosos” nos incapacitan para ir al grano y transmitir conocimientos a los demás.

Sea muy breve: la capacidad de atención de un niño requiere que imparta conceptos como si estuviera presentando una idea de negocio durante un breve “viaje en elevador” (el famoso “elevator pitch”: explicar una idea en 30 segundos). Explique el concepto brevemente. Los niños no tienen la habilidad o la capacidad mental, para comprender algo que lleva más de 30 segundos de explicación.

¿Tuvo dificultades para poner pensamientos en su nota, y explicarlo breve y claramente? Eso demuestra que tiene margen para mejorar. Aquí también es donde el poder de la creatividad puede ayudarle a alcanzar nuevas alturas en el aprendizaje. Para Feynman, gran parte del placer de la ciencia estaba en este primer paso: desentrañar sus niveles de comprensión.

3. Identifique sus lagunas de conocimiento (knowledge gaps)

Este es el punto donde ocurre el verdadero aprendizaje. ¿Que le falta? ¿Qué es lo que no sabe?

Resaltar las lagunas de conocimiento lo ayudará cuando recopile y organice sus notas en una historia coherente (siguiente paso). Aquí puede recurrir a su material original (notas de clase, ideas, etc.) cuando tenga preguntas del tema. Y si no sabe algo, vaya a los libros. Vuelva al material de origen y recopile información que le ayude a llenar sus huecos de conocimiento.

4. Organizar, simplificar y contar una historia

Empiece a contar su historia. Junte sus notas y comience su relato con explicaciones concisas, reuniendo los conocimientos más importantes sobre el tema.

Practique leyendo su historia en voz alta. Pretenda que se la cuenta a grupo de estudiantes. De esa manera, escuchará cuando su lenguaje dejé de ser simple. Si hay tropiezos pueden indicar pensamientos incompletos. Use analogías y oraciones simples para fortalecer su comprensión de la explicación.

No hay duda: la mejor manera de aprender bien algo; es tener que enseñarlo.