En tiempos de crisis, muchas veces nos preguntamos qué deben hacer los responsables de las empresas. Estamos en un buen momento para replantear la necesidad de tener emprendedores, porque son ellos precisamente, los que saben detectar y perseguir oportunidades a pesar de no contar con los recursos financieros para ello. 

Y eso es lo que hace falta: detectar y perseguir oportunidades –aunque también está claro que los recursos, en especial los financieros, escasean–.

Howard Stevenson, quien fuera director del área de Entrepreneurship de la Harvard Business School, define el término de una manera muy clara y acertada: “Emprender es la búsqueda de oportunidades independientemente de los recursos controlados inicialmente”. Aquí debemos considerar el término ‘recursos’ no solo en su acepción de económicos, financieros, materiales, marcas registradas o distintos tipos de talento, sino como entienden los estadounidenses el término resources en su acepción de competencias, capacidades o habilidades.

La crisis demanda nuevas maneras de hacer las cosas, además de detectar las oportunidades que se presentan para entonces desarrollar los recursos y capacidades necesarios para aprovecharlas. Aquí es donde entra en acción el emprendedor, según la definición ya mencionada. 

Por su parte, un director profesional tradicional –pensemos en lo opuesto a un emprendedor– es una persona que más bien se enfoca en cuidar los recursos bajo su control y en hacer eficientemente su labor, la que ha venido desempeñando. Y no lo digo despectivamente, de ningún modo, controlar recursos y ser eficiente tiene mucho mérito, aunque en momentos de crisis no es lo que más necesitamos.

En palabras de mi colega José Antonio Dávila, especialista en el tema, un emprendedor piensa: “Mientras defino la estrategia, voy a dejarme llevar solo por mi percepción de las oportunidades que existen en mi ambiente, y no me limitaré por los recursos que tenga a la mano”. Esto significa que buscará oportunidades y su tarea principal será adquirir o desarrollar rápidamente los recursos y capacidades para alcanzar esas oportunidades.

En tanto que un director profesional piensa: “¿Cómo utilizo los recursos que controlo? Voy a cosechar mi árbol de oportunidades de acuerdo con los recursos que tengo. No trataré de ir mucho más allá de la situación actual”. Es decir, tiende a buscar oportunidades que se acoplen a los recursos y capacidades que ya posee.

Bajo este planteamiento, vemos de manera clara que la crisis actual requiere más emprendedores que directores profesionales típicos.

El problema de las vacas gordas

Para entender el asunto de los directores profesionales exitosos, recordemos un proverbio árabe: “Si quieres arruinar a alguien, dale siete años de puros éxitos”. Y es que el director, exitoso se creerá infalible y pensará que sus decisiones siempre serán acertadas –siete años de éxitos consecutivos, según él, lo confirman–. Entonces, empezará a cometer errores. 

Llevábamos varios buenos años; cierto, con altibajos, pero en general buenos, y fácilmente nos acostumbramos a las vacas gordas. Por lo que no sabemos bien qué hacer cuando llegan las vacas flacas –bueno, en este caso lo que llegó fue la covid-19–.

Borrón y cuenta nueva

Es un momento típico de reiniciar de cero y replantear tanto la estrategia como el modelo de negocio a partir de un diagnóstico objetivo y humilde sobre la situación actual. Es un replanteamiento inicial muy propio de lo que hace un emprendedor.

Subidas y bajadas para la nueva normalidad

Quién no recuerda el juego de Serpientes y escaleras. Consiste en tirar dados y avanzar en un tablero con obstáculos. Si te tocaba una casilla con escaleras, subías y avanzabas varias posiciones en una sola jugada; pero si caías en una con serpientes, te deslizabas hacia abajo retrocediendo. Pues esta crisis puso a muchas empresas de regreso en la casilla uno.

Nuevo juego: prepararse

Como en todas las competencias, obtendrán mejores resultados quienes estén mejor preparados –los que están aprendiendo y adaptándose a la nueva realidad–, aquellos que estén escaneando el entorno y se anticipen siendo proactivos. Por eso es que necesitamos en este momento mentes emprendedoras.

«El secreto para cambiar es concentrar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo». – Sócrates