México, y en especial la Ciudad de México es reconocida por la gran cantidad de museos con los que cuenta, tardaríamos semanas visitándolos ya que en nuestra cultura hay muchas cosas dignas de exponerse.

Existen los museos clásicos como los que muestran la cultura originaria del país, en este caso tenemos el Museo Nacional de Antropología e Historia, que no solo es valioso por los objetos que exhibe, sino porque el museo en sí, es una obra de ingeniería funcionalista. El museo es su propio museo, construido a principios de los sesenta en la avenida Paseo de la Reforma en una época de gran apogeo, bajo el mandato de el presidente Adolfo López Mateos, y cuya obra arquitectónica se debe a uno de los arquitectos más importantes que México ha dado al mundo, el Arq. Pedro Ramírez Vázquez.

También contamos con El Museo de Arte Moderno, El Museo del Templo Mayor, El Museo de Historia Natural, El Museo de Culturas Populares y así podemos enumerar una larga lista, pero hay uno, muy original, conocido como el Museo del Objeto del Objeto…. La primera vez que supe de él, tarde en acomodar mi pensamiento para entender esta especie de trabalenguas mental.

Obviamente existen los muesos de atracción, como El Museo de Cera, El Museo de lo Increíble (originalmente llamado Ripley,) el muy nacionalista Museo del Tequila que se encuentra en la Plaza de Garibaldi, El museo Casa de los Mariachis, y no menos importante, El Museo del mezcal y del Chocolate.

Otro icono de la ciudad y muy visitado por miles de turistas nacionales y extranjeros es El Museo de Historia, mejor conocido cómo el Castillo de Chapultepec, lugar majestuoso que en si mismo cuenta parte de la historia de nuestro país, además de ser el único castillo en Latinoamérica.

Dentro de los muy novedosos por sus exposiciones se encuentra El Museo de Arte Moderno, que nos presenta el difícil reto de interpretación del arte moderno, pero siempre digno de ver.

En sentido estricto existen 156 museos en la Ciudad de México, todos montados de forma original para mostrar la gran riqueza cultural, artística y arquitectónica del país.

Los museos de México van de ser cajas de tiempo que nos recuerdan quiénes fuimos, dónde estuvimos, qué hemos hecho, cómo nos queremos ver, hasta lo qué hemos aprendido. Su trabajo es no el dejar que olvidemos todo aquello que hemos sido en algún momento de la historia y cuánto esfuerzo nos ha costado, pero también son lugares que nos hacen reír y disfrutar, qué nos hacen sentir orgullosos de ser mexicanos, provenientes de una cultura majestuosa y etérea.

Además de estos museos, México cuenta con muchas zonas arqueológicas que se convierten en museos de sitio, dónde también se descubre la gran riqueza cultural de nuestro país.

Un país que no recuerda a través de sus recintos históricos y culturales quién fue, quién es y a dónde va, no puede construirse de una manera correcta.