Solemos decir en múltiples ocasiones “necesito inspiración para hacer esto o aquello”, entendiéndola como ese motor que nos lleva a lograr grandes cosas. 

Hay quienes creen que esta llega por un chispazo divino, otros más que la atribuyen a un proceso de imitación que tiene que ver con quienes admiramos. Yo diría que mas bien es un proceso personal, que para encontrar inspiración necesitamos recurrir a datos, hechos, sucesos, mirar lo que ocurre a nuestro alrededor y tener una actitud positiva ante lo que se presente, porque la vida nos la ofrece -pero en ocasiones de forma no tan evidente-.

En mi carrera profesional como publicista me he desempeñado durante muchos años en el mundo de las ideas, de la inspiración, de encontrar nuevos caminos para hacer o decir las cosas de forma diferente y eso requiere de inspiración. Debo confesar que al inicio me calificaba incapaz de poseer esa habilidad, pero con el tiempo me di cuenta de que sí la tenía, y en gran medida, que solo era cuestión de moverse en la dirección correcta. Así que aquí te comparto 5 tips a los que hago uso diariamente para encontrarla y atraparla, porque si no sabemos reconocerla, puede ser tan fugaz, que se nos vaya en un momento. 

Partamos desde el principio, ¿Qué es específicamente la inspiración? Se trata de esa lucidez que de pronto viene a nosotros y nos indica hacia qué dirección movernos, es algo que favorece la creatividad, la búsqueda de soluciones en todos los terrenos del saber humano, más allá de únicamente las artes, que es con lo que la asociamos de forma directa. “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”, decía Picasso… y si ese gran pintor lo dijo en su momento, ¿Por qué tendríamos que ser tan vanidosos y creer que a nosotros nos va a llegar así porque sí?

Si necesitas inspiración, yo te propongo buscarla en una forma que quizás parezca más metódica pero realmente efectiva.

1.- Optimismo: Ver las cosas de forma positiva, creer en lo que viene siempre tiene un componente importante para generar inspiración. Sir Winston Churchill decía que “Un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; un optimista ve una oportunidad en cada dificultad.”

Esa apertura es capaz de depararnos grandes sorpresas. Algo que parecía inútil puede adquirir un gran valor cuando nos esforzamos en buscárselo. Todo eso se traduce en una actitud: la disposición a avanzar con esperanza positiva respecto de una situación. Y no me refiero al optimismo que más bien tiene que ver con la ilusión de que algo puede suceder, es más el enfoque a un optimismo inteligente vinculado con la proactividad, con el hecho de movernos en alguna dirección, más que permanecer estáticos en espera de la gran idea. 

Al someter un concepto a esta vía de pensamiento, se debe comenzar con la suposición del mejor escenario posible, de manera que se puedan valorar al máximo los beneficios que nos puede aportar. Si resulta que son atractivos, hay que estimar las probabilidades de que ese escenario se dé, pero si en ese plano ideal los beneficios no parecen interesantes, lo mejor es descartar inmediatamente la propuesta.

2.- Confianza: Se asocia con la creencia de que una persona es capaz de actuar de manera adecuada ante una determinada situación. Se resume en un puedo hacerlo o no puedo hacerlo. Y a veces el miedo nos paraliza y nos pone frente a nuestros ojos un no rotundo que detiene toda acción.

Apostar por nosotros y nuestras ideas de pronto se convierte en una tarea que nos detiene. Pasan por nuestra cabeza ideas desde el posible fracaso de la tarea en la que estamos enfrascados, hasta la posibilidad de que no sea tomada en cuenta por los demás. La realidad es que si no lo intentamos, nunca sabremos si esa idea que teníamos en mente era ganadora o no, porque simplemente la congelamos y le quitamos la oportunidad de florecer.

Hay quienes quizás dicen que la confianza es un tema de madurez, yo diría que es un tema de actitud, de creer en nosotros mismos, en nuestras posibilidades y habilidades. En “aventarnos” a hacer las cosas sin prejuicios o creencias negativas. Finalmente, el “no” ya lo tenemos… ¿Y si encontramos el sí?

La confianza se traduce en una seguridad interna, muchas veces no la sentirás, pero aprenderás a fingirla, y tu cerebro lo entenderá como un hecho real que se vuelve parte de ti. Aquí la meta es no dejar que nada te detenga, en términos personales puedes valerte de ejercicios como hacer algo inesperado a propósito o incluso exponerte a situaciones que en condiciones normales te generan incomodidad, todo esto te ayuda a crecer de forma inimaginable. 

3.- Motivación: Es ese factor interno que nos mueve, nos impulsa a hacer las cosas, a no permanecer estáticos. Un componente psicológico que nos lleva a persistir hasta lograr las cosas. Se constituye como un constructo psicológico que parte de la orientación hacia el logro y tiene que ver con la satisfacción de necesidades, tal y como lo planteaba Abraham Maslow. La motivación nos orienta, mantiene y determina la conducta de una persona hacia determinadas situaciones o encrucijadas…  y nos lleva a no claudicar hasta su culminación.

De forma intrínseca, las personas tenemos un deseo innato para autorrealizarnos, para ser lo que queramos ser y tenemos esa capacidad para perseguir nuestros objetivos y sueños. A medida que satisfacemos ciertas necesidades, surgen otras en nuestra propia pirámide que nos generan una nueva motivación, es un proceso continuo en el cual siempre quedan cosas por cumplir y a las cuales seguimos aspirando.

Reconoce tus deseos y enfócate en tus logros, esa es la clave.

4.- Trabajo: Nadie dijo que las cosas que valen la pena fueran fáciles, por el contrario, hay que luchar por ellas y esforzarse cada día. A veces parecería que hemos llegado al límite y quisiéramos darnos por vencidos… es ahí cuando tenemos que buscar una inspiración, algo que nos recuerde por lo que luchamos y en lo que creemos, más allá del pesimismo que nos atrapa.

Sin duda, tenemos que trabajar por lo que buscamos, las cosas nunca caen del cielo. En múltiples ocasiones he escuchado que, si las cosas se hicieran fácilmente, cualquiera las haría, una frase que incluso fue motivo de una memorable serie de comerciales de televisión hace algunos ayeres. Yo diría que las buenas ideas, en el ámbito que sea, requieren de este componente, tenemos que buscarlas, encontrarlas y luego refinarlas para que lo sean, sólo así alcanzan su grandeza y esplendor.

5.- Diversión: Decía David Ogilvy, gran creativo de la época de oro de la publicidad, que “Si no te diviertes, rara vez produces algo efectivo”. Yo estoy convencida de esto. En el proceso de encontrar la inspiración y en la vida misma es un factor que solemos olvidar con el transcurrir de los años y que definitivamente hace la diferencia en términos de inspiración. Parecería que la diversión tuviese poca importancia en nuestras vidas y tendemos a descuidarla en un afán de cumplir con las tareas cotidianas de forma eficiente. 

Contéstate esta pregunta con honestidad: ¿Aún puedes recordar quién eras antes de que el mundo te dijera quién debes ser? Cuando somos pequeños, nuestra vida gira alrededor de la diversión, a pesar de las obligaciones diarias solemos pasarla bien, eso nos hace más creativos y nos abre la posibilidad de crear un espacio para explorar nuestras emociones mediante la interacción con los demás.

Mientras nos divertimos, generamos endorfinas, las preciadas hormonas que hacen nuestra vida más feliz, perdemos el miedo y ayudamos a soltar tensiones. Es en este ambiente que la inspiración puede llegar a nosotros. Recordemos que las buenas ideas vienen en todo momento, no saben de lugares y horarios de trabajo, así que yo te recomiendo que cuando esto suceda y se presente, anotes lo que vino a tu mente para después darle forma, no confíes en tu memoria porque más tarde podrías haber olvidado esa idea.

Ponte como meta hacer una cosa divertida cada día, grande o pequeña no importa, simplemente algo que realmente te permita disfrutar de la existencia y hacerla plena. Sacude la adversidad, ríe, no dejes que los pensamientos tristes se adueñen de ti, ellos te garantizan cerrar la puerta de la inspiración.

¿Listo para accionar tu propia inspiración?

Con todo esto te quiero decir que encontrar la inspiración requiere ver más allá, hacer un esfuerzo deliberado para llegar a ella y una vez que la tienes, dominarla y darle forma.

Para iniciar este proceso te propongo que te contestes hoy las siguientes preguntas: ¿A ti qué te motiva? ¿Con qué te diviertes? ¿Estás dispuesto a trabajar por tu inspiración y fomentar tu autoconfianza? ¿Ves la vida de forma optimista? 

Seguramente al finalizar, la habrás encontrado en tus propias respuestas.