Febrero está a la vuelta de la esquina y una de sus fechas icónicas es la del día 14, simbolizando el amor y la amistad. 

Con un par de semanas de anticipación, aparecen en tiendas y aparadores, así como en los medios de comunicación, una cascada de mensajes comerciales y corazones emblemáticos de todos tipos y tamaños, manos entrelazadas o besos al rojo vivo. En esta ocasión, no se presenta con tanta parafernalia consumista para festejar el día, quizá por la crisis económica que prevalece, derivada de la terrible pandemia, que conlleva desánimo, desesperanza y angustia social.

Pero desde otro punto de vista, tales expresiones aligeran para muchos la carga emocional y no dejan de ser un buen motivo o pretexto para refrendar el afecto a los demás, aunque el amor como bien sabemos sea algo mucho más profundo, trascendente y perdurable en la condición humana. 

Ahora, la situación que prevalece nos obligará a reflexionar y a preguntarnos ¿Cómo debemos expresar nuestro amor a tantas familias enlutadas, y a los miles que aún siguen contagiados por este horrendo virus?, e igual ¿Qué decir frente a los múltiples casos de violencia intrafamiliar? o ¿Qué hacer respecto al machismo rampante y los feminicidios? Y así también en torno a las nefastas conductas homofóbicas, entre otras cuestiones y sucesos que ameritan respuestas, decisiones y acciones.

Es obligado entonces celebrarlo de manera diferente a lo acostumbrado, incorporando nuevos significados. Pienso que debería haber “campañas antimachistas”, mejorar los contenidos de la educación en cuanto a tolerancia, diálogo, formular acuerdos colectivos, más mensajes en medios masivos concientizadores y acciones diversas para reducir los índices de enfermedad y violencia. También, combatir frontalmente los abusos sexuales, la discriminación y el maltrato a las mujeres. Y aún más, en términos filosóficos, que tengamos siempre en las manos un libro maravilloso y aleccionador como por ejemplo: “El amor a la vida” de Erich Fromm.

En otras palabras, es importante que profundicemos en lo que es el amor y su buena práctica, a fin de que este 14 de febrero sea distinto y mejor, vinculando siempre a la solidaridad y la compasión fraternal hacia los que más lo necesitan hoy.

Y va por anticipado y en ese sentido, un abrazo solidario y esperanzador.