El arte plástico, tan inherente al hombre, ha sido creado mediante un lenguaje construido por un misterioso sistema de símbolos. Por igual, requerimos conocimiento y criterios para descifrarlo. Pero el valor de las imágenes evoluciona, se modifica, con el tránsito de los años. Algunas obras de épocas anteriores tocan nuestras fibras sensibles en la medida en que, con el tiempo, conservan —es más, subrayan— los valores de periodos pasados y presentes; además de que son sustento para futuras expresiones. 

El arte aunque transitorio, tiene alcances, permanentes. Las creaciones contemporáneas encierran entonces la sabiduría de ayer, de hoy, de siempre, al igual que corren parejas con la transformación.

Todas las manifestaciones humanas tienen su propia esencia: espíritu, poesía, mensaje y no se trata de una mera teoría, pues la pintura, acorde con el pensamiento de Leonardo da Vinci, entraña una construcción mental y pertenece al mundo de la intuición, de la imaginación, de la fábula, del mito, del misterio; de lo más recóndito del hombre. 

Un pueblo se retrata en lo que pinta como también en lo que escribe, piensa, come: El arte representa lo que somos. Nos traduce, nos desentraña, nos alumbra. Es voz, y eco que nos identifica, que nos singulariza, que nos muestra. Y hasta revela el rostro y rastro de la humanidad. A la vez, representa la expresión más acabada del inconsciente, tanto individual como social, en tanto que sublima las percepciones. Es decir, que recrea nuestras vivencias internas o visiones interiores que radican en aquella parte de la mente que algunos autores han descrito como el “ello”, zona desconocida de nuestra personalidad que concierne a todos. De ahí su singularidad, ya que toca lo nacional y lo universal y mantiene una estrecha relación con la esencia de la vida e intenta desentrañar sus secretos.

El hombre, desde el inicio de las civilizaciones, es la suma de ese intangible que llamamos alma y del aspecto material que llamamos cuerpo. El arte por su parte constituye un medio importante para conocer al hombre en todas sus facetas. Freud postuló que, ante cada hallazgo, descubría siempre un artista. En este sentido, Ezra Pound manifestó que los creadores tienen el estímulo de acontecimientos previos, de los que no gozan todos los hombres. La ficción viene a ser, de ese modo, anticipación de la verdad. El mito fue antes que la ciencia.

La necesidad de acercarse al arte surge cuando los individuos han cultivado su espíritu; mediante una intensa lucha de la humanidad desde sus orígenes. En el momento en que el hombre pudo librarse de la necesidad inmediata de supervivencia, pasó al mundo de le elección; y justamente ahí apareció la urgencia de expresarse a través del arte. Porque éste nace únicamente en los seres que han evolucionado en diferentes campos del saber, hecho que les permite alcanzar el refinamiento de espíritu; una fuerza que existe en todos y cada uno de nosotros, como expresión de la eterna lucha contra la muerte. En tanto criaturas finitas, queremos prolongar nuestra existencia a través de la creación. Arte para no morir o para que la realidad no nos mate.

La historia del hombre nos enseña que cuidar el desarrollo de la cultura es compromiso permanente de una sociedad, así como la de nuestro México: Un país afortunado por su gran riqueza, ya que posee una potencia creativa gigantesca y un legado artístico muy vasto. En cada uno de los grandes periodos de su historia se encuentran obras de arte de gran importancia, que constituyen aportaciones singulares a la historia universal.

Reflexionar sobre lo que hoy día se llama arte mexicano, resulta imprescindible, pues nos lleva a entender el porqué de esa denominación; dado que registra características singulares, a pesar de las semejanzas que puedan establecerse en otras latitudes. Destaca siempre la originalidad del arte precortesiano, de tal forma que las obras resultan inconfundibles. No podemos, por ejemplo, explicar el arte de la Nueva España sin sus relaciones con el europeo y prehispánico, no obstante sus evidentes diferencias.

El Arte mexicano es espléndido y original, y puede compararse sin detrimento alguno con las creaciones europeas y del mundo entero. Que además cuenta un sentido profundo y humanista, por lo que alcanza la universalidad, enriqueciendo el legado de la tierra. 

Una nación es su memoria; tiempos diversos que expresan la obra del hombre. Arte y devenir son por ello preocupaciones primordiales para quien desea comprender la cultura. Tarea básica de todo ser humano e inquietud que se expresa en la voluntad de un pueblo por conocer su cosmogonía, proceso histórico y urdimbre social.

Reconocemos así, en las manifestaciones artísticas y culturales, la única forma de preservar nuestra identidad y proyectarla hacia el futuro.