A menudo me preguntan qué es lo que más disfruto de dar clases a universitarios. Definitivamente todo, pero lo que realmente me apasiona, es ese vínculo intergeneracional que va más allá de la cátedra. A veces les tememos, otras veces los odiamos, muchas más los amamos, pero no podemos negar que la generación Z está llena de matices, tiene una voz propia y que tiene mucho que decir.

¿Te has preguntado lo que significa ser Centennial y cómo se enfrentan al mundo? ¿Cuál es su visión y sus aspiraciones? ¿Y cómo nos beneficia su presencia en el mundo?

Estamos frente a una generación de la cual tenemos mucho que aprender. Serán ellos quienes nos permitan enfrentar los retos de esta nueva era y nos ayuden a recuperar e impulsar el equilibrio social y económico que tanto se busca hoy en día.

Quizás hoy ni lo recordamos, pero claro que cuando fuimos jóvenes, pasamos por ese momento en que los adultos no nos entendían y no creían en nuestras ideas e ideales, éramos los incomprendidos de ayer y quienes después implementamos aquellas ideas “radicales” con la que convivimos hoy de forma cotidiana. Boomers, X y Millennials tenemos eso en común. 

¡La Generación Z no tiene por qué ser la excepción! A pesar de las críticas, lo cierto es que estos jóvenes vienen con un “chip” particular que los convierte en el motor que puede impulsar al mundo los próximos años, finalmente están destinados a ser los siguientes tomadores de decisiones.

Sí, los criticamos y lo hacemos de forma severa debido a sus innovadoras formas de ver y abordar el mundo. Sin embargo, con el paso del tiempo, estas generaciones, como las anteriores, lograrán asentar sus ideas y consolidar muchos de los logros que al final terminarán por caracterizar a sus integrantes.

Las generaciones X y los Millenials nos situamos en esa posición de crítica de nuestros padres, porque ya crecimos y esperamos que los Z repliquen nuestro comportamiento, lo cual es -seamos sinceros-, imposible. ¿No sería entonces mucho mejor abrir nuestra mente y brindarles mayor atención?

Una oleada de críticas y aplausos para ellos

Los Z son polémicos, se vislumbran como un abanico de virtudes y defectos que son evidentes, son radicales, pero fieles a sus creenciasEntre los aspectos negativos que tanto se les critican, está su marcado rechazo hacia la autoridad (papás, maestros, y familia sufrimos con ello), rechazan y cuestionan las tradiciones, odian las etiquetas relacionadas con su indiferencia y las hipótesis de que son faltos de ambiciones y que son incapaces de aceptar una crítica.  

Quienes tenemos cercanía con ellos sabemos que en el fondo esto no es del todo cierto, yo que convivo a diario con muchos de ellos podría afirmar que más bien son reflexivos ante los comentarios, no te la compran a la primera, de hecho, tienden a negar todo aquello que viene de nuestra parte, pero la verdad es que no les pasa desapercibido. Se quedan con nuestras ideas para procesarlas, analizarlas y, si descubren que tenemos la razón, las toman en cuenta. Si no, optan por buscar una contra propuesta que, en muchas ocasiones tiene su razón de ser. 

Dentro de toda esta reflexión te comparto una anécdota que se convirtió en mi parteaguas personal. Un día les pregunté si tenían sueños, que cuáles eran sus metas al salir de la universidad y la respuesta fue aplastante… “Profesora, nosotros no tenemos sueños, tenemos metas, pero vivimos el momento”. Si lo vemos bien, tienen una fuerte dosis de realidad, sí tienen aspiraciones, pero viven el día a día. Saben disfrutar el proceso, no esperan a llegar a la meta para ser felices. Esta libertad de ataduras y apegos que hoy nos cuesta entender es lo que a la larga los llevará a buscar una mejor forma de vivir que no esté circunscrita a un lugar o que limite su creatividad a un entorno determinado. 

Todo es cuestión de enfoques: Quieren emprender y no ser “Godinez”, pero con un razonamiento claro. ¿Por qué trabajar en un lugar y esperar hasta estar viejos para viajar y conocer? ¿No sería mejor conseguir un trabajo que permita viajar y conocer al mismo tiempo?

No quieren tener hijos, porque no saben qué mundo les van a dejar y por ello prefieren una mascota. Estos Centennials son amantes de la ecología, por ello suelen ser acérrimos defensores de los animales y los bosques, tal vez a grados extremos que evitan consumir plásticos, comer carne o comprarse un coche que represente emisiones de carbono porque les preocupa su legado al planeta. 

Nos parecen a veces radicales y hasta absurdos, pero, la pregunta es: ¿Acaso no parecieron igual de extremos los Boomers durante la época del rock and roll? ¿O los hippies durante la Guerra de Vietnam? Sólo como dato curioso, Steve Jobs y Bill Gates lo fueron, dos de los grandes de aquellas eras, y cuyas locas ideas revolucionaron nuestro mundo con la tecnología. 

Si nosotros cambiamos nuestro enfoque y los tratamos de entender, nos daremos cuenta de que, en el fondo, dentro de esa aparente indiferencia, en realidad son más críticos y analíticos. ¿No crees que deberíamos aprender un poco de ellos y buscar romper con moldes establecidos que quizás nos frenan a nosotros demasiado?

Yo, en lo personal, me declaro afortunada de vivir con estos jóvenes su día a día, sus triunfos y fracasos, sus problemas cotidianos y su necesidad de un consejo de vez en vez. ¡Yo también aprendo cientos de cosas de ellos!

Y es que, si lo vemos objetivamente, estas nuevas generaciones tienen muchas cualidades que podrían aprovecharse para generar el cambio que todos esperamos. Te comparto tan solo algunas de ellas que yo aprecio en ellos cada vez que acudo al aula.

  • Adoptan y trabajan con tecnología moderna.
  • Valoran las interacciones personales.
  • Son emprendedores.
  • Se adaptan a los cambios.
  • Valoran la flexibilidad.
  • Son competitivos.
  • Están comprometidos con las causas sociales.

Pero, a pesar de sus virtudes (de las cuales no necesariamente están tan conscientes) de pronto se frustran porque piensan que descalificamos sus esfuerzos porque logran cosas más rápidamente a través de su magistral uso de la tecnología y que a nosotros nos parece que no hicieron suficiente porque lo lograron rápido. 

Y por cierto… ¡Odian que les llamemos generación de cristal! Porque fuertes sí son si se lo proponen y si se lo permitimos. ¡Me consta!

Las ventajas de ser un Centennial (o aprender un poco de ellos) 

¿Deberíamos adoptar algo de su cultura? Yo diría que tenemos la obligación de hacerlo. Si tomamos en cuenta estos hechos, nos daremos cuenta de que solo es cuestión de dejar que pase el tiempo para que maduren y que logren encauzar esas ideas rebeldes. Lo ideal es considerar que cada grupo de edad cuenta con fortalezas y virtudes que, si sabemos acomodar y poner en convivencia, se convierten en una parte clave para el impulso hacia el futuro. Seguramente, dentro de los próximos años, comenzaremos a ver los primeros resultados de la participación de la Generación Z en nuestras vidas y, créanme, será muy interesante.

Por supuesto, esta relación de aprendizaje es bidireccional. La generación Z también tiene mucho que aprender de las generaciones X y Y sobre la persistencia, la visión a largo plazo, y la capacidad para superar obstáculos son lecciones valiosas que pueden absorber de sus predecesores. Además, las metas y los sueños de estos mayores, quienes han luchado por establecerse y alcanzar estabilidad, ofrecen un modelo de resiliencia, dedicación y visión a largo plazo que puede inspirar a los más jóvenes.

A ti, que me estás leyendo, quiero decirte que el aprendizaje entre generaciones es un proceso enriquecedor y continuo. Tal como lo expresó Pablo Picasso: “El camino de la juventud lleva toda una vida”. Quédate con esta afirmación porque con su frescura y audacia, estos chicos nos mantienen jóvenes, a la vez que aportan innovaciones que redefinen el mundo… de ellos tenemos mucho que aprender y entender si nos queremos mantener vigentes. Este intercambio constante no solo nos permite enfrentar los desafíos del presente, sino también construir un futuro más equilibrado y prometedor juntos.

En conclusión, no hay que mostrar rechazo hacia los más jóvenes, por el contrario, mientras más convivamos con ellos, más actuales seremos y nos daremos cuenta de que, en el fondo, todos podemos ser Centennials (con algo más de experiencia).

¿Estás preparado para ello?