Más allá de los problemas que padecemos, tanto en el mundo como en la sociedad, con crisis económicas, de salud, violencia e inequidad social, también existen hechos que nos motivan y alientan para celebrarlos y seguir adelante.
Desde luego, debemos estar conscientes de que tanto nuestras realizaciones como anhelos por cumplir, los conquistamos junto a nuestros seres queridos. Justamente, el año nuevo, nos abre ese espacio invaluable para la convivencia fraternal.
Así mismo grandes mujeres y hombres de nuestra historia y cultura nos permiten recoger este misticismo de fin de año y el impredecible, aunque benévolo porvenir. Como lo hace Carlos Pellicer, que evocando su poesía religiosa recoge este sentir, concretamente en sus Sonetos de Esperanza:
Y un goce primitivo, una alegría
de paraíso abierto se sucede.
Algo de Dios al mundo escalofría.
Es el caso igualmente de dos grandes mujeres de la poesía, como Rosario Castellanos y Margarita Michelena, quienes nos arrullan entre cánticos de navidad y los estertores de un nuevo año que comienza, pero con fé y esperanza.
Con estos sonidos del alma, diría yo, pudimos despedir bien el año y renovar nuestros sueños en los días que vendrán, refrendando también mejores sentimientos y actitudes en torno al trabajo, la familia, el amor, los marginados y el destino en sí de la humanidad.
Así que sigamos unidas, unidos, en torno a nuestros países, con más trabajo, esfuerzo e imaginación.
Y demos entonces la bienvenida al 2022 con firmeza, sin miedos ni titubeos.