No soy socialista, pero sí creo en la sociedad y que en la forma que interactuamos día a día con ella podemos hacerla mejor o peor. Creo en que las causas sociales que apoyan las fundaciones son responsabilidad, y que poner un granito de arena para apoyarlas puede traducirse en bienestar para nuestro mundo.
Debo confesar que mi acercamiento al mundo de la filantropía fue un accidente, yo no lo buscaba, surgió como iniciativa de uno de mis clientes de publicidad que -un buen día- decidió apoyar a una institución y en cierta forma nos “obligó” a trabajar para ello si remuneración de por medio. También he de decir que en el momento creó en mi enojo, por considerar injusto, donar nuestro trabajo. Si hoy me lo preguntan, puedo decir es el mejor descubrimiento que hecho en mi vida, y que me ha tocado el alma. Hoy soy una firme creyente de que necesitamos apoyar. El mundo nos necesita. No importa a quién o qué causa sea, lo importante es tomar conciencia y actuar desde nuestro propio espacio.
Ser socialmente responsable implica un compromiso con los demás que hoy se integra a los esfuerzos de Relaciones Públicas como parte de la gestión directiva de la empresa. Sin duda cuando una marca opta por apoyar a las Organizaciones de la Sociedad Civil, es la más acertada de las decisiones, por el valor mismo de sus acciones, por su compromiso con las personas y por las reacciones positivas que genera en la opinión pública y la comunidad.
Algunos datos sobre filantropía:
Altruismo es un tema de amor por la humanidad expresado en la ayuda desinteresada a los demás, ya sea mediante donaciones estructuradas a través de las instituciones no gubernamentales o bien de manera informal apoyando directa o indirectamente a personas y/o comunidades que atraviesan por necesidades urgentes.
La Organización de las Naciones Unidas, establece en el Artículo 1º de la Declaración Universal de Derechos Humanos que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
No estamos frente a una moda o un término de reciente acuñación, ya que es un fenómeno que inició Estados Unidos a finales del siglo XIX, cuando las empresas comenzaron a realizar obras de caridad y a hacer públicas estas actividades.
Las cifras son sorprendentes, pongamos como ejemplo a México, país en el que vivo: En el 2018, el Centro Mexicano para la Filantropía (CEMEFI) estimó que existían más de 28,750 organizaciones sin fines de lucro y 200 fundaciones en México. De acuerdo con el Registro Federal de las organizaciones de la sociedad civil, hablamos de un estimado de 46,270. Esto sólo puede significar que la sociedad necesita con urgencia de nuestro compromiso en aras de mantener un equilibrio social y seguir fomentando la ayuda solidaria.
Si estas cifras las ampliamos al mundo, simplemente serían incontables y, aún así, sigue faltando ayuda.
Frente a esta aplastante realidad, contrasta el espíritu que, ante tragedias que azotan a la humanidad, surge el apoyo con una fuerza extrema por parte de la población, efectiva, pero efímera. ¿Por qué no canalizarla para que sea permanente y que la responsabilidad social personal y empresarial se fortalezcan, generando un pensamiento de acciones solidarias mucho más estructurado y permanente?
Es en este llamado “Tercer Sector”, donde realmente se hace algo por la gente en espacios donde los gobiernos no consiguen llegar. Correctamente encauzadas, las marcas vienen a contribuir con sus acciones de Relaciones Públicas mediante el apoyo y acciones enfocadas a contribuir a crear una sociedad mejor, más equitativa y justa. Un falso altruismo se llega ha interpretar solamente como un medio para hacer marketing oportunista. La línea es sutil, pero como expertos tenemos que cuidar de qué lado quedamos.
Responsabilidad Social, Relaciones Públicas y Marketing: “The Big Idea”
Hay quienes todavía creen que hacer Relaciones Públicas es una moda y una forma económica de hacer publicidad y que un medio para lograrlo es sumando ciertas causas a la estrategia comercial.
Yo aquí haría una fuerte llamada de atención en dos sentidos:
1.- El actuar de Relaciones Públicas no debería estar enfocado a hacer de esta disciplina la publicidad de venta, desde luego sí genera branding, pero una disciplina no sustituye a la otra, estamos hablando de objetivos diferentes.
2.- El espíritu social no debería estar subordinado a un tema de obtener notas en medios o a buscar deducir impuestos, si bien se traduce en beneficios para la empresa, debería ser una acción “de corazón”, que permita convertirse en un esfuerzo permanente en beneficio de los demás.
Las acciones comunicativas aunadas a la mercadotecnia, tienen la fuerza para impulsar cambios fundamentales en el ser humano y como profesionales debemos adquirir conciencia.
Hagamos que surja la magia, retomemos los conceptos de la comunicación, las Relaciones Públicas y Marketing Social hacia el interior y hacia el entorno de las empresas para vender la importancia de la labor social como forma de trascendencia, compartir una idea social revolucionaria que mueva conciencias y busque que cada persona sea capaz de adoptar una causa en la que se comprometa, generando así un cambio real en su entorno.
Estoy convencida que las campañas tácticas de “Good Will” contribuyen a subsanar de momento alguna necesidad, pero pocas veces se convierten en acciones permanentes y en muchas ocasiones han sido diseñadas como una herramienta para incrementar ventas por encima de un interés social. Cuando una marca centra su objetivo en obtener exposición en medios a través de la llamada “publicity”, la acción que se realiza pierde credibilidad ante sus consumidores.
Es importante contar con estrategias centradas en el posicionamiento de marca, pero cuando estas se enfocan más al producto o al servicio que a las acciones de contribución, pierden su objetivo. Las empresas que actúan por una necesidad que consideran urgente para la comunidad en la que se desenvuelven y no por la promoción en medios, irónicamente reciben más difusión, que surge de la autenticidad.
Menciona Philip Kotler en su libro “Fundamentos de Mercadotecnia” que “Una compañía ilustrada toma sus decisiones de marketing considerando los deseos e intereses de los consumidores, los requerimientos de la compañía, y los intereses de largo plazo de la sociedad. La compañía está consciente de que negar los intereses de largo plazo de los consumidores y de la sociedad perjudica a ambas partes. Las compañías que están alertas consideran que los problemas sociales son oportunidades”.
Por su parte, las Asociaciones y Fundaciones deberían entablar acciones estratégicas que les permitan estrechar sus relaciones con las empresas y donantes en general a fin de establecer lazos comunes que las posicione en el mapa cuando de ayudar se trata. Es cuestión de hacer sinergia y de comunicar claramente su misión, visión y valores, para que las cosas fluyan.
Nunca es tarde para transmitir el mensaje correcto. Si realmente queremos fomentar una actitud altruista, es nuestra obligación encontrar qué decir y cómo actuar para tocar las fibras más profundas, cambiar la forma de pensar y la disposición de las personas, tenemos que mover su libertad de elegir una causa social, su voluntad para apoyarla y generar una actitud de compromiso profundo.
Somos seres privilegiados porque nacemos con esa semilla de ayudar, basta regarla para hacerla crecer. Ante una emergencia surge el espíritu… ¿Y después? ¿Realmente hoy somos plenamente conscientes de que hay sectores de la población que siguen necesitando ayuda? A mi personalmente me parece que no.
Mantengamos en perspectiva el impulso por ayudar al prójimo -y no sólo ante catástrofes y pandemias-, siendo incluyentes y buscando siempre las mejores prácticas. Crear conciencia de que las carencias sociales también son nuestra responsabilidad. No importa la causa: Niños, adultos, enfermedades o discapacidades… la lista es extensa y en cualquier sector cabe la ayuda.
Una vez hecho esto, entonces sí demos forma a nuestro actuar mediante programas de Relaciones Públicas bien estructurados que si comunican lo correcto, serán lo suficientemente exitosos para llegar a esa viralidad que estamos esperando, y se traducirán en notas que reflejen el verdadero espíritu que nos motiva como organizaciones y mueva a nuestras audiencias.
Ser Socialmente Responsable es algo que va mucho más allá de un donativo que es posible deducir de impuestos, es una actitud hacia la vida y hacia el mundo que nos toca vivir. En suma, las instituciones deberían enfocarse en que cada empleado, cada persona a su alrededor enarbole una bandera: Tu causa es mi causa, soy socialmente responsable, es una acción que me nace de corazón. Recuerda que, si cambias tú, todo cambia.