Creo que todos tenemos una vida objetiva y otra subjetiva, la que nos ocurre, y la que interpretamos; la que existe, y la qué soñamos o padecemos, todo ello producto de nuestros canales de percepción. De ahí podemos contemplar el porqué algunas personas bajo circunstancias similares, tienen historias tan diferentes.

Ello me lleva a reflexionar sobre la historia de El peso del vaso, en la que un profesor sostiene en su mano un vaso y pregunta a sus alumnos ¿Cuál es el peso del vaso?. Los alumnos intentan calcularlo y finalmente el profesor responde: El peso del vaso es variable. Los alumnos quedan confundidos ante tal afirmación. Y el profesor añade: Si sostengo ese vaso durante unos segundos, el peso será ligero, si lo hago durante horas, su peso aumentará y si lo hago por días, su peso será insoportable. En cualquier caso, el peso real y absoluto del vaso no cambia, lo que sí cambia es el tiempo y la percepción. ¿Si es tan simple entender esto, porque cargamos con el peso de vasos llenos de preocupaciones, frustraciones y desdichas?

Es obvio que bueno sería vivir en ese Mundo feliz de Huxley, donde se transita en un estado permanente de felicidad y satisfacción plena, sin guerra ni pobreza, con salud y armonía extrema, con bienestar absoluto. Pero todos sabemos que ello no es así. Vivir en un mundo feliz no es vivir en un mundo libre de problemas, donde se tiene todo lo que se quiere y cómo se quiere, sino en entender que un mundo feliz es todo aquello con lo que alimentamos nuestras vidas, nuestros pensamientos, nuestros corazones, nuestras relaciones, nuestros momentos, aún a pesar de los altibajos. Y que los resultados dependerá de la manera en que reaccionamos ante todo ellos.

Detenerse a observar  y analizar las situaciones negativas, inconformes o desagradables seria como sostener el vaso en un principio, un proceso sano, constructivo; dejarlo anidar por largos periodos, sería doloroso y alimentarlo por años, aniquilante. lo que en psicología suele definirse como el fenómeno de “alucinación verídica”. En todos los casos me parece que el papel de la percepción ocupa un fuerte impacto en la asunción de esas situaciones.

¿No será mejor entonces, cambiar un poco la visión y perspectiva que tenemos para no vivir, sino crear, ese mundo feliz que tanto anhelamos? Me lo pregunto yo y te lo pregunto a ti.

«Si las puertas de la percepción quedaran depuradas, todas las cosas aparecerían ante el hombre tal como son: infinitas».- William Blake