Cuando una persona está jugando Assassin’s Creed, Call Of Duty, Foornite o cualquier otro videojuego no está perdiendo el tiempo precisamente, sino que está mejorando su motricidad, coordinación sensorial, capacidades cognitivas y sus creencias y actitudes. Los diversos resultados en la literatura científica ilustran el impacto de estos, describiendo su influencia y cómo ayudan en el aprendizaje.
Cuando se habla de videojuegos es útil considerar la función principal e identificar cual es el objetivo de cada juego. Un juego cuya función y objetivo final es el entretenimiento puede ser diferente de un videojuego pensado para aprender.
En el aprendizaje basado en juegos, conocido por sus siglas GBL (Game Based Learning), el objetivo principal es proporcionar un aprendizaje concreto y un cambio de comportamiento. Es por ello que encontramos en el mercado juegos cuyo objetivo principal es aprender un concepto, una historia, etc. Por ejemplo, juegos como Civilization (contenido histórico y cultural sobre el desarrollo de la humanidad) Monument Valley (permite manipular geometrías imposibles) o La torre del conocimiento (para aprender Lengua, Matemáticas, Inglés, Sociales, Naturales).
Los videojuegos utilizados en el aprendizaje se usan desde los años setentas, porque el acto de “jugar” está vinculado con el aprendizaje, con lo que podría decirse que cualquier juego, incluso los que han sido diseñados con el objetivo de entretener, puede también generar un aprendizaje.
No todos los videojuegos tocan temas relacionados con la guerra y la muerte, algunos juegos como los de estrategia u otros más concretos, como los de elaboración de puzles, podrían incluso, reducir los niveles de estrés.
Las habilidades que puede obtener una persona cuando utiliza un videojuego incluyen: habilidades técnicas y motrices, resultados cognitivos y resultados afectivos.
Quienes juegan videojuegos demuestran mayor facilidad para resolver y aprender actividades motoras novedosas y aumentan sus capacidades motrices en movilidad y equilibrio. Además, los jugadores que juegan videojuegos tienen una mayor capacidad para prestar atención y se distraen menos.
En cuanto a las capacidades cognitivas, aquellas que se refieren a lo relacionado con el procesamiento de la información, los videojuegos mejoran la atención, percepción, la memoria, ayudan a la resolución de problemas, comprensión, el conocimiento procedimental y estratégico y al establecimiento de analogías.
En la última categoría, resultados afectivos, se hace referencia a las creencias o actitudes, y refleja el potencial de los videojuegos de cambiar las emociones de un jugador.
En cuanto a las demandas cognitivas, el acto de jugar implica procesos de análisis como: la comprensión del contenido y la resolución de problemas (como parte del contenido y las competencias específicas); y la colaboración o trabajo en equipo, comunicación y autorregulación (consideradas habilidades independientes). Así los juegos pueden proporcionar un aprendizaje cognitivo que se dividen en: conocimientos y habilidades cognitivas; habilidades motrices, aprendizaje afectivo y comunicativo.
Puede decirse que los estudios ya han demostrado que es posible lograr resultados significativos, gracias a la interacción y actividades que se llevan a cabo en estos espacios.