“Los innovadores legendarios como Franklin, Snow y Darwin poseían algunas cualidades intelectuales comunes: cierta rapidez mental, curiosidad ilimitada; y también compartían otro atributo definitorio. Tenían muchos hobbies”. –Steven Johnson en su libro ¿De dónde vienen las buenas ideas?: La natural historia de la innovación”
Ante la difícil situación por la que estamos pasando, quizá suene un poco superficial o frívolo recomendar adquirir o, si ya se posee, perfeccionar algún hobby, pero considero que vale la pena plantearlo, pues acarrea muchos beneficios. No sólo sirve para distraerse de la difícil realidad (lo que, ya en sí sería un aspecto positivo), sino también para ser mejores: más ordenados, más competentes y más laboriosos. Además, nos pone en tesitura de aprender —sin duda, una habilidad muy útil en estos tiempos—, pues quien adquiere o perfecciona un hobby está en constante aprendizaje.
Habilidades, capacidades y competencias
Lo que hoy puede ser solo un hobby, un día podría ser algo muy especial. Si realmente te gusta, y lo amas: ¡practícalo! No seas como ese tipo de 50 años que le dice a cada joven que conoce: “¡Yo quería ser guitarrista!”. Y, ¿Por qué no sigues tocando entonces? Le reviro yo. Uno de mis mejores amigos decidió aprender a tocar bien el piano a los 50 años, y todos los días practicaba una hora; tres años después interpreta sonatas de Beethoven. Ya tendrá algo que hacer para enfrentar su jubilación. Un hobby puede ser un instrumento musical, la lectura (que siempre viene muy bien) o algún otro pasatiempo.
Esforzarse por ser mejor, prepara para la ruta de la excelencia
Y no sólo en lo que se refiere al hobby, sino en la lucha por la pericia (ese dominio maestro de la actividad elegida); el diccionario de la Academia Española define la pericia como: “Sabiduría, práctica, experiencia y habilidad en una ciencia o arte”. La lucha por alcanzar esa excelencia nos mejora, primero, en la destreza en cuestión y, además, nos mejora como personas al hacernos más ordenados, más laboriosos, más disciplinados. En resumen, la práctica de algo bueno cultiva y fortalece las virtudes, volviéndonos virtuosos.
Los beneficios de un hobby
Scott Behson, profesor de Management en la Fairleigh Dickinson University y articulista del Wall Street Journal, publicó un artículo (1) en Harvard Business Review en el que recomienda a los padres de familia (ambos trabajadores) que se den tiempo para tener y disfrutar de hobbies, y señala al menos cuatro beneficios: permite descansar, relajarse y recargar energía; nos ayuda a perfeccionar habilidades; mejora nuestra capacidad para resolver problemas, ya que en esos momentos la mente trabaja de manera creativa por su cuenta en iterar y encontrar soluciones sin prisas y sin bloquearse. Y esto se traslada también a los problemas de nuestra actividad profesional, el cerebro sigue procesándolos. Y finalmente, nos permite conectarnos mejor con las personas con quienes compartimos el hobby, dándonos distintos temas de conversación; ya sean familiares —pareja, padres o hijos— o también amigos y vecinos. Incluso puede acabar beneficiando al vecindario o a la comunidad (dependiendo del hobby, por supuesto).
Para descansar mejor
Quiero citar el consejo de mi querido maestro Jorge Morán: “El descanso no consiste en no hacer nada, sino en cambiar de actividad a otra que compense mejor descansar”. Se refiere a realizar alguna actividad física, si el cansancio es nervioso o mental; o llevar a cabo una actividad mental, si el cansancio es físico. Obviamente, debe ser una actividad que entretenga y divierta; que te desconecte.
No lo dejes al azar
Aunque sea hobby, hay que hacerlo con seriedad, como todo lo que vale la pena; darle tiempo, programarlo (lo cual no debería ser difícil, pues es algo que se hace por gusto), asignarle recursos —tiempo, horarios, espacio, lugar—, prepararse para disfrutarlo. Tomar un break ocasional nos permitirá regresar más recargados a nuestras actividades diarias.
Contestar preguntas
Después de estas reflexiones, la balanza se inclina hacía la conveniencia de adquirir un hobby con el que nos quitemos el estrés; y también (si lo hacemos con atención y cuidado) nos ayudará a resolver mejor otros problemas —no sólo los que son propios del hobby—. Y uno de los grandes beneficios es que nos permitirá aprender cosas nuevas y, en este proceso, aprenderemos a aprender. Nos dará valor humano agregado, nos hará crecer como personas: nos hará mejores seres humanos.