Aludo en esta ocasión al deterioro del nuestro medio ambiente, invitando a a detener el ecocidio que se está generalizado en nuestros días.
El solo referirnos a la fauna del planeta, puede verse como un panorama devastador y peor aún, amenazante en su hasta ahora marcha fatal.
Así, hace poco nos enteramos por los medios de comunicación, de un dato estremecedor y paralizante que viene a confirmar la creciente destrucción de la vida natural.
Me refiero a que una tercera parte de las especies animales han desaparecido en las últimas décadas y una decena más, está en vías de extinción, lo mismo por lo que se refiere a la perteneciente al mar que a la terrestre. Ciertas especies de gorilas, de leopardos o el mismísimo tiburón blanco peligran y pueden llegar a desaparecer. Y qué decir de la disminución de las colmenas por la invasión de los pesticidas.
Las causas fundamentales son: la destrucción progresiva de su habitat natural por el avance de la mancha urbana, de una llamada modernidad, que invade bosques y selvas, amparada en ambiciones inconfesables de corte inmobiliario; por la cacería indiscriminada y a consecuencia de los cambios climatológicos en cuyo punto de partida es el hombre mismo y sus omisas o criminales acciones.
Más allá de la tristeza profunda que siento, me indigna tal devastación, a la vez que me envuelve un sentimiento de impotencia y de rabia porque muchos gobiernos e instituciones no han sido capaces de detener este modelo tan propio de un apocalipsis funcional y progresivo.
Por igual, ocurre en el ámbito doméstico con las mascotas, ya que abunda el maltrato y una evidente irresponsabilidad que se observa año con año, porque sabemos de casos de animales abandonados o en condiciones degradantes dentro de algunos hogares.
Tenemos que actuar cada uno de nosotros y frenar esta destrucción, de lo contrario el problema se seguirá agravando.
Hay que intensificar las campañas de concientización social orientadas al cuidado del medio ambiente, incluida la fauna y flora, así como una legislación más severa para quien atente contra las especies animales, además de fortalecer y enriquecer los acuerdos entre organismos internacionales para que los países se comprometan a un cambio frente a la vida y se preserve lo que aún queda en nuestro planeta.
¡Exijamos, protestemos, participemos al máximo en contra de estos que son unos verdaderos atentados para la sobrevivencia de nuestro mundo, de nosotros y de nuestra maravillosa e indispensable fauna y flora!