Te propongo una cosa: Detente a pensar en qué fecha estamos. ¿Algo especial? Puede que este mes festejes un aniversario, un cumpleaños u otro evento digno de recordarse. Sin embargo, no me refiero a eso sino a la misión más importante de tu vida: ¡Tú mismo! Y te lo recuerdo hoy, justamente porque ha transcurrido ya la cuarta parte del año y de pronto empieza a sentirse lejano el momento en que construimos los propósitos de Año Nuevo ¿Qué ha pasado? ¿Seguimos en el camino correcto?
La despedida de un año nos pone más sensibles. Tanto que se nos da fácilmente reconocer los auténticos llamados de nuestro ser. Por ello vemos con mayor claridad qué hicimos a nuestro favor, qué batallas perdimos, cuáles abandonamos por pereza, miedo o absurda desconfianza en nosotros mismos. Sin embargo, conforme avanza el año y la cotidianeidad nos envuelve, empezamos a olvidar esa esencia que movió nuestras ilusiones.
La pregunta que me salta al paso es, en consecuencia: ¿cómo hacer para recuperar esa claridad y e impulso que nos animó en los días navideños? Por supuesto, será indispensable retomar la lista de los propósitos y poner manos a la obra sin retardo alguno a esas acciones que te darán felicidad. Ahora mismo puedes comenzar alguna ¿por qué no?
No obstante, también quisiera darte alguna idea para lubricar la maquinaria emocional de la motivación. Se trata de la inspiración y, la subrayo porque tal vez ésta es la palabra clave. Es decir, inspirarnos en aquellos seres que admiramos para reconocer nuestro legítimo derecho a ser felices. Una maravillosa cita de Rosa Parks me introdujo en la réflex: “La gente dice que no cedí mi asiento porque estaba cansada, pero no es cierto. No estaba cansada físicamente. No, estaba cansada de sacrificarme.”
¿Cuántas veces sacrificamos nuestro ser porque es incómodo hacer un cambio? Actuar de manera distinta a como los demás esperarían que lo hiciéramos o dejar de hacer caso a nuestro ego que se amarra a placeres inmediatos y dañinos puede parecernos, por momentos, una tarea insuperable si no tenemos inspiración; una guía que nos recuerde para dónde vamos y cuánta plenitud vamos ganando en el camino hacia nuestra meta.
Es un mito la creencia de que la realización se adquiere cuando se ha llegado al objetivo. Si siempre fuera así, crecer implicaría siempre un penoso trabajo. No obstante, los grandes maestros de la humanidad nos enseñan que la felicidad se construye con cada paso leal a nuestra misión de vida. Me viene a la mente una hermosa expresión de Marc Chagall al hablar de las dificultades que tuvo que superar para realizar su extraordinaria obra pictórica: “En el arte y en la vida todo es posible si en la base está el Amor” No hay peor sacrificio que no serse fiel.
Por tanto, es importantísimo que siempre nutras tu mente y tu corazón de las imágenes y las historias de grandes seres que te inspiren. Pero debes recordar que no todos ellos habitan en las páginas de la historia. También cuentas con otras personas que te llenan de felicidad porque su manera de vivir te alienta a ser perseverante y a creer en tu esencia; son las que conforman tu vida diaria y, entre todas, la más importante eres TÚ. Sí, TÚ.
Cada uno de nosotros merece su propia admiración y aprecio. ¿Acaso no ha habido momentos en que te has esforzado hasta el límite? Así que hoy, no mañana, HOY, te invito a que te des unos minutos para inspirarte y para hacer algo diferente, para dar un paso en el camino de tus propósitos y disfrutarlo. ¡Verás que algo cambia!