La cocina es conocimiento, invención y sueños; un bello juego de imaginación que hurga en las experiencias culinarias de antaño. Encarna al alquimista que mezcla y combina, con paciencia y delicado amor, una infinidad de elementos para convocarnos a nuevas aventuras sensoriales en el ritual maravilloso de los sabores.
La gastronomía es el reflejo de las costumbres y creatividad de un pueblo, pues en su historia anidan siempre las tradiciones culinarias que renacen todos los días, una y otra vez, en el fogón de la cocina. Es de las más sabias manifestaciones de la memoria colectiva y está conformada por una amplia gama de procedimientos e ingredientes propios de cada geografía. Es una de las formas más íntimas de la cultura, porque en un platillo, en cualquier guiso, encontramos la esencia de un país, de la región que lo gestó.
En mi caso, he tenido el privilegio de conocer, practicar y disfrutar la cocina mexicana, que logra alcanzar magnitudes excelsas gracias a la infinidad de manjares que ofrece la generosidad de nuestra tierra. Así se explican las preparaciones misteriosas y la versatilidad de tantos hallazgos en la confección y expresión culinaria que nos conforma, y en la cual destacan, desde los tiempos más remotos, tres ingredientes sustanciales: el maíz, el frijol y el chile, que juntos y por separado han trascendido en nuestra cultura e influido a otras.
Recuerdo ahora con gran cariño y agradecimiento a mis primeras maestras en el arte de la gastronomía, que fueron mi madre y mis tías, herederas magníficas de la tradición de la cocina mexicana, la cual encontró eco en su corazón como si fuera un ente inseparable de los seres con espíritu refinado.
Y en este momento de mi vida surgen necesariamente algunas reflexiones a partir de mi compromiso ineludible tanto con la plástica como con la gastronomía. ¿La cocina y la pintura son dos expresiones artísticas que se tocan y así echan por tierra la errónea creencia de que no existe relación entre ellas?, ¿de qué manera se influyen estas dos disciplinas recíprocamente? En especial, ¿qué hace un pintor o una pintora en la zona sagrada de la cocina?, ¿qué hace un cocinero o una cocinera en la pintura? Y otras interrogantes más: ¿Cuáles son las obras del arte pictórico que han encontrado su medio de expresión al calor de la cocina?, ¿qué obras culinarias han influido en la pintura?
En verdad, los seres humanos somos una red de colores y sabores armónicamente entretejidos por el impulso artístico, digamos que por una suerte de mágico telar.