Paulatinamente vamos regresando a lo que de ahora en adelante llamaremos “normalidad”, sin embargo la situación sobre el COVID-19 aún no queda resuelta, existen muchas dudas, temores, opiniones, y en general incertidumbre que nos hace pensar si esto nos llevará o no, a un segundo episodio.
Lo que sí hemos podido constatar durante este tiempo, es el esfuerzo de muchas personas por ayudar y fortalecer a la comunidad desde la precaución y el respeto al distanciamiento, hasta el apoyo para la recuperación económica. Pero dentro de este contexto de ayuda y apoyo, existe un grupo muy particular que sin hacer alarde, ha enfrentado la pandemia de una manera extraordinaria, me refiero a todos los que están en el servicio de la salud.
Deseo dedicar esta editorial a aquellos que se encuentran en el frente de batalla, a todos los trabajadores del servicio de atención medica de todas las clínicas y hospitales de todas partes del mundo, como un merecido reconocimiento.
Médicos que cuentan con recursos limitados (sino es que escasos o nulos) y otros con el apoyo y el equipo necesario; pero que tanto unos como otros, no han declinado en su servicio de vocación, del que hicieran en su juramento hipocrático, “Hacer de la salud y de la vida de vuestros enfermos, la primera de vuestras preocupaciones.”
Igualmente importante honrar, a todas aquellas enfermeras, enfermeros, auxiliares, personal hospitalario e intendentes, que enfrentan esta pandemia cada día al presentarse a trabajar, ha expensas de su propia seguridad.
Seguramente muchos nos enteramos de los casos de contagios y decesos por el COVID-19 desde una pantalla de televisor, o a través de dispositivos móviles, pero ellos, lo viven personalmente día a día.
Admirable casos de médicos y enfermeras retirados, que vuelven a incorporarse a las filas, como la enfermera Laura Benson, de 60 años, retirada en el 2018 y que se incorporó nuevamente a un hospital en New Rochelle, Nueva York, cuando había mas de 40,000 casos confirmados de COVID-19.
O como el caso de doctores que dibujan una sonrisa en sus mascarillas, para hacer de la experiencia estresante del paciente (que no tiene acceso a visitas), una diferencia. “Una sonrisa tranquilizadora hace una gran diferencia para un paciente asustado” declara el doctor Robertino Rodriguez, de San Diego, California.
Lamentablemente también escuchamos historias denigrantes como las señaladas por el Washington Post, donde expone casos en países como México, Colombia, India, Filipinas y Australia, donde personas atemorizadas por este virus, arremeten contra profesionales de la salud, expulsándolos de los autobuses, desalojándolos de sus departamentos e incluso rociándolos con agua mezclada con cloro, por temor al contagio.
Por el contrario, otros países como Italia, aclamaban a estos héroes, a sus equipos médicos, cuando salían a cantar al unísono desde sus balcones, para levantarles la moral durante la cuarentena. Y en la que lamentablemente, por lo menos 163 médicos y 40 enfermeras murieron por el COVID-19, como señaló la BBC News.
Seguramente ellos habrán visto lo que muchos de nosotros ni siquiera imaginamos, trabajando horarios en los que nosotros posiblemente veíamos la televisión; enfrentando el estrés, el hambre y el cansancio; que probablemente nosotros combatimos con algunas caminatas con nuestro perro, unos pasos al refrigerador y una siesta por la tarde. Temerosos de contagiar a sus propios familiares los evitaban, mientras nosotros nos comíamos cada día con nuestros hijos.
Por lo que yo invito, a que no olvidemos a nuestros héroes, a la gente que con su esfuerzo y cariño trato a aquellos enfermos que lograron salir adelante y otros que lamentablemente no corrieron con esa suerte.
Extiendo mis respetos y reconocimiento para todos los doctores, doctoras, especialistas, enfermeros, enfermeras, trabajadores en las clínicas y hospitales y al personal de limpieza, por su loable labor.
También dedico este articulo a dos queridos amigos que enfrentaron este virus: Jose Luis Díaz Mariscal, quien gracias a su gran amor por la vida y a la atención prestada por médicos y personal hospitalario de una clínica en San Antonio, Texas, hoy se recupera de una lucha que duro por mas de 65 días y a una maravillosa mujer y amiga, Frances Schultschik, que ya está recuperada.
Claudia Esponda
Fundadora de Meraki Magazine
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