Describir a una mujer como Dulce Pinzón puede resultar complicado, muchos adjetivos se me vienen a la mente, inteligente, intensa, comprometida, audaz y carismática, pero sobretodo una mujer que sabe quién es y que sabe lo que quiere. Nada mejor que contar su historia para ejemplificar esas virtudes de ésta extraordinaria fotógrafa mexicana, que ha logrado una rotunda presencia en el mundo del arte.
Dulce es originaria de la Ciudad de México, donde creció en un ambiente familiar con ciertas limitantes económicas, pero no carente de una capacidad de resiliencia, y sí con un fuerte sentido de emprendimiento.
Durante ese camino Dulce mostraba constantes inquietudes y variados intereses. A los 6 años ayudaba a atender el negocio familiar; a los 7 organizaba eventos infantiles culturales en su casa; a los 15 vendía discos traídos de sutiles escapadas a la Ciudad de México, para vender a sus compañeros en Puebla; y a los 17 se mudaba a Vancouver de intercambio por un año, con sus propios recursos.
Hubieron muchos hitos que marcaron su carrera fotográfica, comenzando por cursar la carrera de comunicaciones, en la cual, a través de imágenes, cumplía con la mayoría de sus asignaciones, permitiéndose expresar su creatividad, pensamientos y voz.
Su interés por sumergirse en el arte la llevó a la Universidad de Indiana, en Pensilvania (IUP), he incursionar en la música y la fotografía de manera formal, con la libertad de experimentación que brindan las escuelas americanas. Descubre al poco tiempo Nueva York, y la magia de la ciudad la cautiva e incita a permanecer ahí por los próximos 16 años.
Puede sonar fácil y atractiva la vida en Nueva York. Atractiva sí, pero no fácil para una joven de 20 años, en la que el día transcurría entre atender mesas en un restaurante, y tomar los primeros cursos de fotografía y cine en La Escuela Internacional de Fotografía (ICP).
Sin embargo, las historias vividas durante esa época, suenan en boca de Dulce, como gratificantes aventuras que se ven reflejadas en su expresión artística. “Todo esas experiencias fueron refinando mi discurso visual. A pesar que mi mirada era hacia el foto periodismo y documental, se fue refinando hacia lo conceptual, y fui adquiriendo herramientas estéticas, que me permitian decir otras cosas” aclara. “Mi intención era hacer, no solo imágenes bonitas, sino poderosas,” añade.
Dulce fue evolucionando, de sus primeros proyectos contemplativos y estereotipados, ha manejar y formalizar un discurso político, que no solo estaría basado en sus vivencias, como al ser asistente de la Directora de Radio Latinoamericano de la ONU, o enseñar inglés a la comunidad inmigrante, o ser parte de un sindicato; sino también a un proceso más perdurable, revelador y elevado de consciencia, que la llevaría a realizar proyectos como la publicación de sus fotografías en portadas de discos, y libros tales como: “A People’s History of the United States” de Howard Zinn, así como la realización de una de sus obras más significativas: “La verdadera historia de los super héroes” (2012). Ejemplar que muestra claramente su inquietud política, su talento y su calidad humana.
“Me gusta retratar personajes de la sociedad que no tienen voz, el underdog del sistema. Y bajo el recurso de la fantasía, reivindicarlos y darles una voz. Lo que más me interesa es llevar esto a las practicas del activismo político y social” nos comenta.
Hoy en dia cuenta con múltiples reconocimientos y premios. Ganadora de la 12ª edición de la Bienal Mexicana de El Centro de La Imagen; becaria de fotografía de la Fundación de las Artes de Nueva York (2006) y de la Fundacion Ford (2008); participante del festival de fotografía “Les Rencontres D’Arles Photographie” en Francia, nominada para el prestigioso Prix Pictet; recibir la mención de honor en la décima edición de la bienal de FEMSA (2012); etc.
Sus obras han aparecido en revistas como Vice, Marie Claire, Mother Jones, Rolling Stone y en diarios como The New York Times, The Guardian, The Washington Post, La Jornada, Reforma y El País.
Fue considerada por la revista Forbes como una de las 50 mexicanas más creativas (2015).
Más de 100 exposiciones en diferentes museos y galerías de todo el mundo, le han brindado una credibilidad artística que la ha acercado a desarrollar muchos otros proyectos, una incansable y asidua artista, diría yo.
Podría continuar hablando de sus logros, pero su sensibilidad rebasa lo artístico, al señalar que los más importantes son sus dos pequeños hijos, quienes son la inspiración para trabajar por un mundo más limpio, más sano y con con mayor libertad, haciéndolo a través de su constaste activismo artístico y social y en el que se cuentan planes por venir.
Dulce es una mujer que nos expresa la independencia, más como una búsqueda interna, que como una rebeldía; nos enseña el compromiso, más como una misión, que como una responsabilidad, y nos muestra sus imágenes, más como una necesidad intrínseca, que como una llana profesión.
Es sin lugar a dudas, una artista que tiene una intención, un mensaje y un sentido de dirección.
Claudia Esponda
Empresaria, escritora y conductora de medios