Entramos a un nuevo ciclo, 2024, un nuevo año, y de pronto nos encontramos en el medio de dos polos opuestos: Por un lado la añoranza del pasado y por el otro, la anticipación del futuro… una situación que a veces nos puede emocionar, pero en otras tantas ocasiones nos llega a conflictuar, porque alguna vez nos resuena la frase “todo tiempo pasado fue mejor” que en cierta forma se ha quedado grabada en nuestra mente. Volteamos hacia atrás y nos llenamos de nostalgia, con todas sus tonalidades melancólicas, invitándonos a sumergirnos en recuerdos, pero conscientes de que algo nuevo esté por llegar y eso nos genera una gran expectativa, llena de promesas y sueños, nos proyecta hacia un mañana que se vislumbra incierta pero con grandes oportunidades de lograr lo que nos propusimos. 

Esa dicotomía nos llega a desestabilizar en muchas ocasiones y no nos deja ver el problema real que es que dentro de estas reflexiones a menudo olvidamos el regalo más valioso que poseemos: el presente, el día de hoy, el instante que estamos viviendo ahora. 

¿Por qué nos sucede eso si vivir anclado en el pasado genera depresión, nos ata a recuerdos que pueden ser dolorosos o nos impiden avanzar, y por otro lado el vivir en el futuro nos genera ansiedad, preocupandonos por cosas que pueden o no suceder o que no podemos controlar?

Recuerdan el legendario cuento de navidad de Charles Dickens en el cual la noche de Navidad, Scrooge es visitado por tres espíritus: el de la Navidad Pasada, el de la Navidad Presente y el de la Navidad Futura. ¿Lo recuerdas?  ¡Si uno tuviera la oportunidad privilegiada de vivir una experiencia similar, seguramente no estaríamos hablando hoy de este tema, pero a falta de ello, reflexionemos un poco, que siempre viene bien!

La nostalgia: Un vuelo al ayer

Mirar hacia atrás es como hojear las páginas amarillentas de un álbum de fotos. La nostalgia nos susurra al oído, recordándonos los días de ayer, las risas compartidas y los momentos que esculpieron nuestra identidad. Cada momento, cada acción, cada recuerdo son joyas preciosas, y como tales las tenemos que atesorar, pero también pueden convertirse en un laberinto que nos atrapa, impidiéndonos disfrutar plenamente del hoy. 

De ninguna manera podemos negar el pasado, de hecho, revisitarlo de vez en vez se convierte en un acto de amor hacia nuestras experiencias previas, pero es crucial no permitir que la nostalgia oscurezca la luz del presente. En lugar de vivir en la sombra de lo que fue, usemos esos recuerdos como puentes hacia la apreciación de la vida actual.

A final de cuentas, todos somos producto de nuestras vivencias y experiencias, algunas que tenemos muy a flor de piel y otras que casi dejamos en el olvido y que a veces nos recuerdan las cosas valiosas de la vida, e incluso son capaces de balancear nuestro bagaje de momentos positivos y negativos.

¡Yo amo mi pasado y no cambiaría nada de lo hecho o lo vivido hasta ahora! Espero que tú lo pienses así y que hagas uso de tu historia para seguir avanzando.

Si te sientes estancado en el pasado, hay una serie de cosas que puedes hacer para superarlo y dejarte de las emociones negativas que te puede provocar tristeza o depresión:

  • ¡Acéptalo! El primer paso es aceptar que el pasado ya pasó y que no puedes cambiarlo. Esto no significa que tengas que olvidarlo, pero sí que dejes de aferrarte a él.
  • Enfócate en el presente, concéntrate en el aquí y ahora, en lo que estás haciendo y viviendo en cada momento. Esto te ayudará a apreciar la belleza de la vida presente.
  • Fija metas para el futuro. Tener metas y objetivos para el futuro te ayudará a centrarte en el presente y a avanzar hacia un futuro mejor.
  • Y si ese pasado es tan doloroso que de plano te paraliza y no te deja caminar, nunca te des por vencido, quizás es el momento de buscar ayuda y soltar lo que pesa tanto. 

La expectativa: Un viaje hacia el mañana

Estos pensamientos futuros pueden ser positivos o negativos, y pueden influir en nuestro comportamiento para bien o para mal sin que siquiera tengamos la certeza de que lo que traemos en mente va a suceder.

Se trata de creencias centradas en el futuro, y pueden ser o no realistas. El futuro es un lienzo en blanco que nos invita a soñar, a trazar planes y a albergar esperanzas. La expectativa es el motor que impulsa a la innovación y al cambio. Sin embargo, cuando proyectamos demasiado lejos nuestra mirada, corremos el riesgo de perder de vista el único momento en el que realmente existimos: el ahora.

De ninguna manera te digo que anticipar el futuro sea un error, siempre es bueno tener una visión, pero construir castillos en el aire puede desviarnos del milagro de la existencia presente. Mientras creamos metas y aspiramos a grandes logros, recordemos que el camino hacia el mañana se forja en cada paso que damos en el hoy.

Tenemos que planear, pero no viviendo sólo con la mirada puesta en la meta, porque entonces perderemos todo aquello que encontramos en el recorrido. Lo importante generalmente se construye paso a paso, día a día, por eso hay que disfrutar el trayecto porque si sólo miramos hacia la meta, muy probablemente nos perderemos de la satisfacción de cada paso.

¿Cuál sería una buena forma de disfrutar esas expectativas? Quizás tienes planteada una gran meta, lo cual está bien, pero… ¿Y si esa grandiosidad la dividimos en pequeñas metas que podemos ir cumpliendo una a una? Así seguramente resultará más factible llegar a lo proyectado, porque irlas cumpliendo poco a poco va a lograr incrementar el sentimiento de satisfacción y motivación para continuar. ¡Pruébalo quizás con alguno de los propósitos de año nuevo que hoy traes en mente!

Pero, como en todo, tenemos la otra cara de la moneda. ¿Qué pasa cuando dejamos de lado el positivismo y nuestras expectativas son más oscuras que la noche?

La psicología ha identificado una serie de factores que pueden contribuir a que eso suceda:

  • Experiencias negativas en el pasado. Quienes han experimentado algún tipo de trauma o evento negativo en el pasado pueden tener dificultades para creer que el futuro será mejor.
  • Las personas con una personalidad pesimista o negativa suelen tener más probabilidades de tener expectativas negativas ante el futuro.
  • Los medios de comunicación, especialmente los noticieros, suelen centrarse en las noticias negativas, lo que puede contribuir a crear un sentimiento de pesimismo en la sociedad.

Si tienes expectativas negativas ante el futuro, comienza por identificar lo que las está causando. Una vez que sepas qué te preocupa podrás empezar a trabajar para superarlo. Y algo fundamental, enfócate en las cosas positivas, esto te ayudará a desarrollar una perspectiva más optimista.

El arte de vivir en el presente: Donde nace la plenitud

Eckhart Tolle, maestro espiritual y escritor alemán, reconocido por títulos como “El poder del Ahora” y “Un nuevo mundo”, nos recuerda que “El presente es todo lo que tenemos, y es todo lo que necesitamos”. ¡Yo no podría estar más de acuerdo, porque aún para construir el porvenir, necesitamos de esos ladrillos que vamos cimentando día con día!

¿Y entonces qué tenemos? Justo este momento, lo que es hoy mañana pasará a ser parte de nuestra historia. Incluso cuando hayas terminado de leerme, este artículo será también historia. Todo pasa, sin importar si es bueno o malo, de ahí la importancia de estar consciente del presente porque este nos llevará a construir una mejor historia y seguramente un mejor futuro.

Y es que, si lo reflexionamos, nuestro presente se perfila como el rincón mágico donde nos es posible encontrar la esencia misma de la vida. Aquí, en este instante fugaz, yace la oportunidad de saborear la realidad. Vivir el momento no significa ignorar la riqueza de la historia ni renunciar a los sueños sino encontrar el equilibrio donde convergen todos los tiempos.

Vivir plenamente en el presente es un arte que requiere práctica y dedicación. Creo que en este punto ya tenemos claro que no significa ignorar el pasado ni renunciar al futuro, sino encontrar el equilibrio entre ambos. Es aprender a apreciar la belleza de cada momento sin dejarnos arrastrar por la nostalgia o la expectativa.

Para finalizar esta reflexión, yo te propondría que este 2024 busques un viaje equilibrado en el tiempo, partiendo de esta maravillosa frase de Bill Keane que recién encontré y que lo resume todo: “El pasado es historia, el futuro es un misterio, el presente es un regalo. Por eso se llama presente”.

Este enero, mientras te embarcas en un nuevo año, abraza la dualidad del tiempo con gratitud. Recuerda, pero no te pierdas en la melancolía del ayer. Sueña, pero sin perder de vista la riqueza del presente. En este equilibrio delicado, descubrirás que la vida es un viaje que se vive mejor cuando abrazamos cada momento con plena conciencia. 

La nostalgia, la expectativa y el presente se entrelazan en la danza eterna del tiempo, y nosotros somos los bailarines que se mueven en su corazón.

¿Dónde quieres estar? ¿Estás listo para iniciar con todo este 2024?

Yo te hago una invitación a experimentar este presente con asombro y maravilla porque la vida es un regalo que debemos disfrutar al máximo, cada uno de los 365 días por venir. Emprendamos juntos un viaje hacia la plenitud. Abracemos el presente con amor y gratitud, y descubramos la magia de la vida en cada instante.

¡Feliz año nuevo!