Recientemente me vi motivada a asistir a las salas de cine, en esta ocasión no para divertirme y llenarme de efectos especiales, sino para expandir mi consciencia sobre un tema fuerte, doloroso y sobretodo aterrador que nos concierne a todos, sobre el abuso y la trata de niños de la película Sound of Freedom, del productor Eduardo Verástegui y del director Alejandro Gómez Monteverde. Estoy segura que yo como muchos de nosotros, desconocíamos la magnitud de esta problemática.
La visión del director me hizo darme cuenta que vivimos en un mundo lleno de absurdos y paradojas. De seres y entes que viven realidades alternas totalmente alejadas de cualquier atisbo de compasión, humanidad y empatía, y que en muchas ocasiones los perpetradores no solo son grupos criminales, sino personas que parecen bondadosas y al parecer y en muchas ocasiones, incluso cercanas a las víctimas. Me hizo también reflexionar que nada de eso es ajeno a nosotros y que estos casos se perpetúan todos los días, en cualquier rincón del mundo.
¿Cómo prepáranos para detener esto? ¿Cómo movernos libremente sin bajar la guarda? ¿Cómo asimilar un mundo tan complejo y confuso que nos permita proteger a nuestros niños y niñas? ¿Cómo distinguir y hacer a nuestros hijos distinguir entre las cosas malas disfrazadas de buenas, y las que ya son malas de por si? ¿Cómo hacer explícitos estos mensajes sin caer en una absoluta desconfianza y desazón por el mundo? Parece hoy más que nunca una labor titánica y cambiante día a día, tanto para padres, como para hijos, profesionales de la salud, maestros y familiares.
Un factor determinante para resolverlo, es estar informados.
Recientemente tuve acceso a una campaña creada en holanda que hace hincapié sobre el shearinting, quizás usted como yo no este familiarizado con el término, pero trata principalmente de informar sobre la sobreexposición y uso de imágenes en redes sociales de los hijos por parte de sus padres. Abriendo con ello la puerta para una potencial malversación de estas imágenes para otros fines viles tales como la pornografia infantil, el ciberacoso, el acosó infantil o la suplantación de identidad.
Según un estudio realizado por la universidad de Michigan el 81% de los niños tienen presencia en redes antes de cumplir los 6 meses de edad. Países de todo el mundo ejercen hoy una campaña para motivar a los padres a conservar la privacidad de sus hijos y evitar exponerlos a situaciones riesgosas que representen un peligro para ellos, ahora y en su futuro.
Otras campañas tales como Pasos sin Compañía, hablan sobre los riesgos de miles de niños y niñas que se ven forzados a dejar sus hogares y emigrar solos a otros países a causa de la violencia, la inequidad económica y otras vulneraciones a sus derechos, por lo que quedan expuestos a grupos de poder que comercializan con ellos.
Y no digamos además los niños que cuentan con alguna discapacidad, haciéndolos mas indefensos al control, las amenazas, la manipulación, las falsas promesas y la violencia, aprovechándose de su vulnerabilidad.
Hoy en día miles de niños se encuentran expuestos a estas situaciones que ponen en riesgo no solo su integridad física, mental y emocional, sino hasta su vida.
Nuestra sociedad se ha convertido en un engranaje tan complejo en que los valores se tergiversan fácilmente, en los que la impunidad recorre nuestra calles, en la que tanto padres como hijos nos encontramos limitados antes tantos abismos de redes de abuso que superan nuestra imaginación. Por lo que la comunicación asertiva y constante con nuestros hijos es una de las pocas y efectivas armas que tenemos a la mano.
Los especialistas en el tema coinciden repetidamente en las siguientes recomendaciones:
1.- Informarnos.
2.- Pasar tiempo con nuestros hijos e hijas.
3.- Conocer sus hábitos.
4.- Mantener una comunicación abierta, asertiva y de confianza.
5.- Observar sus reacciones y conductas.
6.- Reportar cualquier anomalía a las autoridades pertinentes.
7.- Ofrecer apoyo incondicional a nuestros hijos y
8.- Apoyemos a fundaciones que busquen el bienestar de los niños y niñas.
Creo que el llamado es a fomentar una sociedad en la que restablezcamos los valores, se defiendan los derechos humanos en todos los lugares, se fomente la empatía y el amor, y tengamos la voluntad de construir sociedades integrales en la que los niños y niñas, tengan un lugar seguro para vivir. Protegiendo a nuestros niños y niñas no solo protegemos su futuro también creamos un lugar seguro para todos.
Creemos una humanidad, mas humana, porque al parecer, no lo hemos conseguido hasta hoy.