Los seres humanos somos finitos, si bien es cierto que el tiempo no, cada uno de nosotros tiene fecha de caducidad, no sabemos cuándo, pero así será.

Hay quienes dicen que llegamos a esta vida porque tenemos una misión que cumplir, si pasas por un mal momento que compromete incluso tu vida, la gente te dice que seguramente todavía tienes que hacer algo en la tierra y por eso lo sobrepasaste. Y justo es en esos momentos cuando nos surge una pregunta fundamental y a la cual a veces no sabemos responder… ¿Para qué estoy en este mundo?

Es por lo que hoy, para comenzar este 2023, traigo a la mesa esta reflexión sobre dejar huella, trascender. 

Muchas personas logran, tú también.  Porque cumplir esa misión significa ir más allá de la vida misma y dejar un legado… ¡No me refiero a lo económico, esa es una herencia! Me refiero a algo mucho más profundo que eso.

Trascendencia es una palabra compleja, proviene del latín transcendĕre, que a su vez se compone de dos poderosos conceptos trans, que significa más allá, y scendere, que se traduce como ascender o escalar.

Como tal, hace referencia a aquello que se encuentra más allá de la conciencia, por encima de sus límites naturales, que sobrepasa las barreras de tiempo y el espacio.

Cuando un día te das cuenta de que personas a tu alrededor han trascendido y que otras tantas buscan hacerlo, es cuando te cuestionas lo que tú has hecho en  ese sentido. 

¿De dónde me viene esta reflexión de inicio de año? Bueno, de acontecimientos reciertes -y cercanos- que me llevan a reconocer la obra y herencia personal (y al mundo) de mi círculo cercano. 

Por un lado el asistir a un evento en el cual mi padre Santiago Corro, creador de un innovador método de diseño de carreteras que a diez años de su fallecimiento sigue siendo lo más actual en la ingeniería de vías terrestres… también del reciente fallecimiento del gran pintor Rafael Cauduro, que, más allá del legado que deja al arte contemporáneo de México y el mundo, es tío de mi cuñada y un ser muy querido por mi familia más cercana.

Seguramente estás pensando que entonces es algo reservado para los famosos que han dejado grandes obras o descubrimientos a su alrededor… ellos lo han logrado y mucha gente sabe de ellos, pero en las relaciones cotidianas también trascendemos, ahí es donde entramos tú, yo y muchas más personas comunes que tenemos en común una finalidad: dejar marca y que el mundo los recuerde.

¿Para ti que es dejar huella? Es impactar a los otros, que te recuerden por tus obras y por tu persona, por ser una inspiración para los demás… ¿Cierto?

Casi sin darnos cuenta lo logramos porque, sin duda, la existencia misma, lo que haces día con día es parte de hacerlo. Una madre que enseña sus recetas “secretas” a su hija para que las siga replicando siempre (¡esa era mi mamá!) traspasa el tiempo y el espacio y está a lado de su familia en momentos especiales a través de frases como “Las galletas de Abu” o “El lomo de cerdo que preparaba mamá” y es que su actuar deja momentos imborrables en los círculos a su alrededor. 

Piensa en un ejemplo cercano, seguro vas a encontrar más de uno … ¿Quién te ha marcado personalmente a ti? Pudo haber sido una maestra, un jefe, un familiar… esa persona que ha contribuido a moldearte ya puso un granito de arena en tu vida y en la de otros. 

La buena noticia es que no necesitas morir para trascender, tus obras cotidianas alcanzan a los demás, en cada momento que tocas una existencia humana, te estás manifestando. Nadie nació quizás con la idea de dejar huella, seguramente todos esos ejemplos de personas que te vinieron a la mente comenzaron por hacer las cosas que aman de la mejor manera y transmitir esa pasión por su quehacer.

No esperes el futuro para trascender, busca hacerlo en todo momento, en todo detalle, porque, siendo realistas, el futuro es incierto, sólo tenemos este momento presente. 

¿Cómo quieres ser recordado el día de mañana por los demás? Pinta tu espacio personal, tú eres un lienzo en blanco y la vida está llena de colores y contrastes que tienes que plasmar. 

Todos los días caminamos en una dirección, dejamos una huella en quienes se cruzan en nuestro camino, a veces sin pensarlo, a veces de forma deliberada, quizás a través de nuestro propio actuar profesional mediante obras e invenciones y otras tantas mediante las acciones cotidianas que desarrollamos con amor y que por ello marcan vidas. 

El existencialismo  como un motor de trascendencia

Sin afán de desviar el tema, por el contrario, para reforzarlo, voy a entrar un poco en el terreno del existencialismo de Sartre, filósofo francés del siglo XX que introdujo el concepto de libertad del individuo gracias a su conciencia libre de intencionalizar sobre el mundo y a las acciones que le llevan a una creación de sentido.

Como tal, como corriente filosófica tiene sus adeptos y sus oponenentes… es parte de la vida, yo me quedo con su enfoque a su existencia misma y el para qué existimos.

Hablamos del ser mismo, de ti y de mi, de nuestra responsabilidad individual, la libertad, del sentido de la vida y de la autenticidad con la que actuamos, ésta última una virtud básica del pensamiento existencialista.

Planteaba Sartre que no hay naturaleza humana que determine a los individuos, más bien son sus propios actos los que determina quiénes son y el significado de sus vidas…al ser libre, se vuelve responsable de una ética personal más allá del sistema de creencias externo a él. 

Bien decía Kierkegaard, otro gran existencialista “Debo encontrar una verdad  que sea verdadera para mí… la idea por la que pueda vivir o morir”. El significado detrás de esta frase es que uno debe escoger su propio camino sin la ayuda de normas o criterios universales u objetivos. 

Aquí es momento de hacer una pequeña pausa para preguntarte -que te preguntes- si te has detenido a reflexionar sobre tus actos. Vivimos tan en automático que nos dejamos llevar, a veces sin convicción, pero en un acto de profunda comodidad que no necesariamente nos lleva a esos actos personales que marcan nuestro entorno y que quisiéramos los demás asociaran con nosotros.

Acciones para manifestar tu legado

Lo hayamos planeado de manera consciente o no, en mayor o menor medida, vamos a trascender. ¿Qué acciones tomarías para lograrlo?

  • Crea relaciones humanas profundas… y date tiempo para cultivarlas.
  • Ayuda a otros, las personas más generosas viven más tiempo y son más felices.
  • Contribuye al desarrollo de otras personas, ayudar a crecer a las personas que te rodean es la mejor forma de permanecer a pesar del tiempo y el espacio.
  • Sé agradecido con lo que te llega o lo que te sucede, de todos y de todas las experiencias tenemos mucho que aprender y que compartir.
  • Haz de cada uno de tus actos algo que los demás sean capaces de recordar el día de mañana.
  • Vive la vida con amor, cuando demuestras ese enamoramiento por quien eres, por los demás y por lo que haces, inevitablemente pasas a la posteridad para todas las existencias que has tocado.
  • ¡Sé feliz con lo que haces y transmítelo al mundo!

En el proceso sentirás que no eres perfecto y que por tanto no eres capaz de dejar huella, o que no has realizado grandes obras, eso es lo de menos… trascender va más allá de aquello que vemos en los libros o las noticias, lo logras cuando transmites valores a tus hijos, lo haces cuando te dedicas a la educación y siembras una semilla de conocimiento en los alumnos, igualmente sucede cuando creas algo que todos conocen y admiran o simplemente te vuelves famoso, cada quien en su ámbito, es capaz de alcanzar la trascendencia. 

Tenemos esa facultad, y debemos entender que, de acuerdo con el concepto filosófico trascendencia significa traspasar una frontera, ir de un lugar a otro.

Cierro con dos frases tomadas de Ana C. Ramírez  en su novela “La Última y nos Besamos” y que resonaron en mi mente mientras escribo este artículo:

  • “Sólo sé tú mismo, encontrarás el camino y todo irá tomado su curso.”
  • “No hay otra vida… ¿No crees que mereces hacer lo que en verdad quieres hacer?”

Todos tenemos forma de trascender, encuentra tu propio camino. Yo, por ejemplo, busco hacerlo a través de estas letras que te escribo y que espero generen un impacto positivo en tu vida. 

¿Tú qué estás haciendo por lograrlo?

Nunca olvides que somos más que ser y hacer, somos creadores de realidades e impactadores de vidas en nuestros círculos cercanos -y no tan cercanos-.

¿Cuál es tu legado? ¿Cómo quieres que te recuerden el día de mañana?