A la hora de actuar, todas las ejecuciones exitosas vienen precedidas de un pequeño plan que señala las actividades a realizar y los recursos a utilizar. Si queremos que la ejecución sea brillante y exitosa, debemos tener muy claras las ideas de lo que haremos. A continuación algunas ideas para prevenir la ejecución:
Ser Proactivo. Ya señalaba Stephen Covey en su famoso libro de Los 7 hábitos de personas eficaces que la proactividad es uno de ellos. El proactivo no “reacciona” ante la realidad, sino que la va entendiendo. Identifica hacía dónde va y trata de adelantarse, e incluso de modificarla, para una persona proactiva, como afirma el Psicólogo Henry Cloud, una situación no es una foto aislada sino la escena de una película en la que uno mismo es el protagonista, por lo tanto, de nuestra actuación depende en buena parte el futuro. Si hoy decidimos aprender un idioma o hacer ejercicio, estamos viviendo una escena de la película. En un lapso determinado, si mantenemos y hacemos lo decidido, hablaremos otro idioma o tendremos mejor condición física.
Visualizarse. Comentábamos hace tiempo en un artículo que hay estudios que demuestran que los grandes atletas se “visualizan” en el momento de triunfo, mucho antes de obtenerlo. Michael Jordan se veía a sí mismo encestando y ganando partidos; Tiger Woods se imaginaba levantando la copa de campeón del torneo de golf; Pelé se visualizaba anotando goles; hay concertistas que se ubican mentalmente ejecutando impecablemente una partitura difícil y recibiendo después un fuerte aplauso del público. El psiquiatra Victor Frankl, aseguraba en su libro El hombre en busca de sentido que en el terrible entorno de los campos de concentración, que sufrió en carne propia, los prisioneros que acabaron sobreviviendo, eran los que se visualizaban haciendo algo después de haber salido del campo. El propio Frankl se veía a sí mismo dando conferencias en auditorios repletos.
Prever y prevenir. El Diccionario de la Real Academia Española define prever como “disponer o preparar medios contra futuras contingencias” y prevenir como “preparar, aparejar y disponer con anticipación lo necesario para un fin”. Siempre es bueno acudir al diccionario porque, en efecto, el hombre previsor se prepara para posibles contingencias y el previsto prepara con anticipación lo necesario para un fin. Viene a mi recuerdo mi padre cuando iba a hacer alguna reparación en la casa. Según de lo que se tratará, preparaba los materiales y herramientas con orden antes de empezar la labor: el martillo, clavos, el taladro, los taquetes y tornillos. El caso era, como si fuera un cirujano, de tener el utillaje necesario listo y en forma antes de empezar.
Anticipar es también visualizar lo que podría salir mal. Asegura mi colega Rafael Sosa, que el punto fino de la planeación (al que muchos no llegamos) es cuando, ya teniendo todo listo y preparado nos hacemos la pregunta, ¿qué podría salir mal? ¿Qué obstáculo podría presentársenos? Y por supuesto, prevenirse también contra esto. Para quien va a dar una conferencia debe preguntarse ¿se podría ir la luz? ¿Si se “congela” la computadora, hay un respaldo? ¿Traigo la presentación en una memoria USB? A veces este tipo de preguntas nos llevan a evitar, a un costo muy bajo, un posible fracaso.
Prevenir es asegurarse. Es “comprar un seguro”. Pagar algo que siempre tendrá un menor costo que arreglar un desperfecto o dejar pasar una oportunidad. Hay quien dice que si existe la suerte, que la reparten a las 6:30 AM en el periférico, queriendo decir que quien llega temprano a su trabajo a anticipar lo que viene y estar listo para resolverlo, acabará teniendo suerte.
Hacer que las cosas sucedan. Abraham Lincoln afirmaba que “La mejora manera de predecir tu futuro es creándolo” Me parece que esta frase constituye una excelente reflexión final acerca de la importancia de prevenir; a la hora de actuar.