Henos aquí de nuevo, cuando viene el fin siempre se acompaña de un inicio. Y no es así como empieza cada día de nuestras vidas, la luz del día se va apagando hasta que oscurece completamente por un momento, antes de que el primer destello de luz empiece a brillar. Creo que exactamente es ahí en donde hoy se encuentra la humanidad, a un momento de despertar, de estar rodeados de luz, listos para tomar esa nueva oportunidad que se nos da cada día. Y ahora todos hemos sido invitados a esta fiesta, “El despertar de la humanidad”.
¿No te sientes diferente a como eras antes de empezar nuestro resguardo dado por la Pandemia? Obsérvate por un momento, mírate al espejo y estoy segura que al igual que yo descubrirás que has cambiado, que ya no eres el mismo y que hoy al mirarte al espejo descubres arrugas nuevas, canas que antes eran oscuras como el clímax de la noche e igualmente te encontrarás con habilidades antes para ti desconocidas. Hemos aprendido mucho más de lo que hoy podemos imaginar. Casi sin notarlo nuestra estructura cerebral se ha modificado, nuestro cerebro ha sufrido cambios importantes que se reflejan en la conducta, ya que ha tenido que adaptarse al encierro, a la pérdida, a la falta de vida social y familiar, a la falta de abrazos, y podría seguir con una lista interminable. El hecho es que quiero puntualizar que nuestro cerebro siguiendo su función principal, que es la sobrevivencia, se vio en la necesidad de reestructurar ciertas conexiones cerebrales para lograrlo.
Entonces demos la bienvenida a una nueva era, de talentos antes inimaginables, extraordinarios y únicos. Esta nueva década en donde estaremos rodeados de seres humanos con “Súper poderes”. Debemos recordar que una vez descubierto nuestro potencial, deberemos seguir afinándolo y no detener así su desarrollo natural, además de potencializarlo. Para esto deberemos guardar en nuestra mente y corazón la gran lección dada en el 2020: Aprender a aprender y seguir aprendiendo. Si tan solo lo tatuamos en nosotros que el estado ideal de la persona es dinámico y no estático como creímos en el pasado.
Hacer del aprender un hábito de vida, eso nos mantendrá en movimiento. Mover ideas hasta construir y desarrollar otras nuevas con nuestra capacidad de crear al máximo; mover el amor y compasión hacia otras personas demostrando que nuestra capacidad es mucho más grande y satisfactoria al dar que al recibir; moviendo nuestro cuerpo para conocer y descubrir y después seguir moviéndonos sin detenernos.
El movimiento te vuelve un mago sabio de pensamientos agudos, te da la oportunidad de ser uno de los arquitectos más importantes de tu destino. Serás capaz de mirarte y tener la visión de un futuro alentador. Y a través del movimiento provocarás el cambio y estarás ligado a no dejar de aprender – en caso que pudieras estar olvidándolo-.
Entonces mantengamos nuestro ser en un estado meta cognitivo. En el que cada persona está consciente de su propio aprendizaje, identificando sus habilidades, sus limitantes, su caja de herramientas, sumando sus experiencias del pasado con experiencias nuevas; y así su progresos podrán aplicarse haciendo frente a las distintas situaciones que se le presenten en la vida. Ahí está la fiesta, “En aplicar todo lo que hemos aprendido y continuar desarrollándolo para mejorar nuestra vida y la de los demás”.
Es bien sabido entonces, que para lograr desencadenar procesos meta cognitivos, debemos lograr al autoconocimiento. Qué mejor que después de un resguardo en el que perdimos los distractores que no nos permitían conocernos. Ahora nos conocemos mejor que nunca.
Con base en lo anterior, puedo afirmar que ahora que te has conocido en otros aspectos, podrás establecer objetivos claros basados en tu realidad y así planear los pasos para lograrlos con constancia y disciplina. Vivirás entonces en el hábito de bases meta cognitivas, es decir, aprendiendo a aprender de manera consciente por un aprendizaje significativo y continuo.
Y con esto solo me queda invitarte a mantener tu mente y corazón en forma, abriendo tu pensamiento y emociones a nuevas visiones y a mundos antes no explorados. Por vidas menos trazadas, más imperfectas, accidentadas y más humanas, en las que estemos conectados con lo que sentimos y pensamos en todo momento.
Lo perdido vuélvelo aprendizaje en vida. Lo ganado úsalo como habilidad para crear y construir tu nueva realidad.
Y es que proyectamos a partir de lo que conocemos: la información almacenada en nuestro hipocampo nos permite prever obstáculos o simular futuros posibles. Tal y como nos lo demuestra la ciencia, no será posible crear un futuro como si fuéramos una hoja en blanco, necesitamos nuestro pasado para construir nuestro futuro.
Así que no deseches lo que sabes, porque te permitirá construir mapas extraordinarios. Te dará una visión diferente de lo que te propongas, te aportará aquello que te hará único. Pero, al mismo tiempo, cuidado con sólo mirar atrás, si te quedas empantanado en tu pasado, todo futuro podrá parecer una misión imposible.
Así que toma todo lo que sabes, no te deshagas de nada, no reniegues de tus experiencias de vida. ¿Qué sería de ti si no las hubieras vivido?. Pero tampoco te apegues a ellas. El secreto está en el equilibrio, porque en un mundo de constantes cambios, deberás aprender a reordenar lo que sabes una y otra vez. Observa desde puntos diferentes, olvidando metodologías adquiridas o procesos que dabas por únicos. Y como en una pócima mágica, deberás mezclarlos con nuevos conocimientos para hacer mezclas inesperadas.
Toma a partir de ahora papel y lápiz para escribir tu propia historia y vivirla desde lo que tienes y en lo que te has convertido. Aprende a aprender de cada día, de cada amanecer como una nueva oportunidad y recordando que después de la obscuridad siempre sale el sol en todo su esplendor para iluminar tu vida.