La obesidad es una epidemia que esta aumentando cada día, sin importar edad, sexo o raza, y es el desorden nutricional más frecuente en la infancia y adolescencia. 

En el plano clínico es una condición crónica que predispone a otras enfermedades como: La resistencia a la insulina, la diabetes tipo 2, hipertensión arterial, aumento de lípidos en sangre, enfermedades de hígado, riñón, y disfunción de los órganos de la reproducción, entre otros. Prevenirla disminuirá la posibilidad de desarrollar estas y otras enfermedades severas. 

Definir sobrepeso y obesidad es un tema controversial, pero en general se utiliza el sistema de medición llamado Indice de Masa Corporal (IMC) que se puede aplicar a partir de los 2 años de edad (Para los niños menores de 2 años los médicos utilizan las gráficas de peso para la talla), el cual se calcula usando las medidas de peso y talla, para estimar la cantidad de grasa corporal que tiene una persona. (Para calcular este índice puedes utilizar una calculadora de IMC online).

Asi un niño podrá tener:

  1. peso normal: IMC entre los percentiles 5 y menos de 85
  2. sobrepeso: IMC entre los percentiles 85 y menos de 95
  3. obesidad: IMC superior al percentil 95  

Múltiples factores contribuyen con el desarrollo de la enfermedad y aunque hay diferentes síndromes genéticos, desordenes hormonales y uso de medicamentos que están asociados como causa de la obesidad infantil, en la mayoría de los casos, esta generada por un imbalance energético, en donde  la toma de energía sobrepasa el gasto de la misma y se acumula el exceso de grasa. Este desbalance energético se da como consecuencia de una vida sedentaria y al aumento de la ingesta de una mayor cantidad de harinas en relación con la cantidad de grasa y proteína. 

Es importante entender la obesidad como una enfermedad en la que entran en juego el mal funcionamiento en los ejes hormonales, pero tiene un rol definitivo en conjunto la historia, la genética familiar y el ambiente en el cual el niño crece. Es muy común ver familias en las cuales tanto los padres como los hijos padecen de obesidad, y está relacionado no solo con la herencia, sino también con los patrones familiares de forma y calidad de la alimentación, la relación de la familia con el ejercicio y la elección de actividades recreativas (como por ejemplo la cantidad de horas que se pasa mirando la televisión), además de factores culturales en la selección de los alimentos. 

La obesidad infantil se ha convertido en una grave epidemia. Estudios recientes, usando el IMC demuestran que aproximadamente de el 21 al 24 % de los niños en América, tienen sobrepeso, y aproximadamente el 17 % presenta obesidad. Con ella viene el desarrollo de otras enfermedades crónicas, anteriormente consideradas enfermedades de la adultez y ahora vistas más frecuentemente en la población infantil. La obesidad y otras condiciones crónicas diagnosticadas en la niñez, en su mayoría continuarán acompañando al infante durante toda su vida. 

 Los niños obesos son entonces propensos a Desarrollar entre otras cosas: 

  • Enfermedades de los huesos y articulaciones en cadera, rodillas y tobillos. 
  • Problemas respiratorios dados por el aumento de masa grasa en el tórax y la falta de acondicionamiento físico, además de agravar problemas como el asma.
  • Problemas del sueño, como ronquido y apnea del sueño; y cuya falta de calidad de sueño afecta el desempeño en las actividades diarias en la escuela, el hogar y el deporte.
  • Enfermedades relacionadas con el hígado y las vías biliares, como hígado graso y cálculos en la vesicular biliar a temprana edad.
  • Problemas en el desarrollo sexual, que se puede dar de manera prematura.
  • Problemas psicológicos como depresión, tendencia al suicidio y ser objeto de bullying o acoso infantil. 

De manera que la prevención de la obesidad infantil es clave en la calidad de vida, y nunca es “muy temprano” para empezar a tener un estilo de vida saludable. 

Hay 3 aspectos para educar a los niños en un estilo de vida saludable: alimentación, actividades de recreación, deporte y comportamiento. 

Alimentación: 

  1. La adecuada nutrición y la ganancia saludable de peso durante el embarazo, además de un buen control prenatal, ayudarán a evitar enfermedades como la diabetes gestacional que influyen en la salud del niño por nacer. 
  2. La lactancia materna previene el desarrollo de enfermedades crónicas durante el transcurso de la vida, incluida la obesidad.
  3. El inicio de la alimentación complementaria después de los 6 meses de edad, esta relacionado con una menor incidencia de obesidad a lo largo de la vida.
  4. Enseñar hábitos alimentarios saludables desde el inicio de la alimentación complementaria, ofreciendo amplia variedad de alimentos y optando siempre por la opción natural, en vez de la artificial.
  5. Evitar la introducción temprana de todo tipo de bebidas azucaradas, incluyendo jugos, sodas, etc. 

Actividades de recreación y deporte:

  1. Ensenar a los niños a ser activos desde la infancia temprana.
  2.  Limitar el tiempo que los niños están frente a cualquier tipo de pantalla, a menos de 2 horas al día. Hacer “pactos inteligentes” con los adolescentes en cuanto al tiempo de uso del teléfono celular. 
  3. Incentivar a los niños entre los 2 a 5 años a tener espacios activos varias veces al día.
  4. Los niños mayores deben tener al menos 60 minutos diarios de actividad física.
  5. Crear actividades físicas dentro de casa cuando la situación climática o ambiental no permita estar fuera, con juegos sencillos como saltar la cuerda o bailar. 
  6.  Decidir con los niños cuáles son las actividades que más disfrutan, y planear un horario de actividades semanal, tratando de ajustarse a él.

Pautas de comportamiento:

  1. Promover las actividades en familia, desde la actividad física hasta el compartir el preparar los alimentos y comer.
  2. No ofrecer comida como recompensa a un buen comportamiento.
  3. No promover la regla del plato vacío (te tienes que acabar todo).
  4. Servir la comida suficientemente necesaria y evitar segundas porciones.
  5. Evitar que los niños coman frente a la pantalla.
  6. Fortalecer una rutina de sueño suficiente y saludable.
  7. Mantener una alacena “limpia” de comida no saludable, se debe comprar los alimentos de manera “inteligente”.
  8. Consultar al médico regularmente para asegurarse que los niños están dentro de los parámetros normales y recibir educación acerca de pautas alimentarias.

Por último y como conclusión, recordar que la salud de los niños va al ritmo de la salud de la familia en su conjunto, así que promover hábitos de vida saludables desde la infancia y ser el ejemplo y la compañía de los niños, será el camino que evitará la obesidad y sus complicaciones en todos y cada uno de los miembros de la familia.

Dra. Maria Victoria Rodriguez Munoz.

Médico general por la Universidad del cauca Colombia con especialidad en Pediatría por la Universidad Del Valle de Colombia y por la Universidad de Texas A&M en los Estados Unidos.

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