Alebrijes, Alebrijes, Alebrijes escuchaba Pedro Linares a los 11 años entre alucinaciones y viajes oníricos, producto de una grave enfermedad. Muchos años transcurrieron para que estos sueños repletos de árboles amorfos, irreconocibles sonidos y figuras disformes, se plasmaran en quimeras que dieran vida a lo que conocemos hoy como Alebrijes.
¿Pero quién es Pedro Linares? La familia Linares era nativa de Xochimilco, una comunidad al sur de la Ciudad de México, dedicados a varios oficios entre ellos la siembra y el cuidado de animales, emigran al barrio de la Merced en donde montan un pequeño taller dedicado a la cartonería, actividad que ya realizaban esporádicamente y que consistía en crear con papel y engrudo, figuras, principalmente Judas para la quema tradicional durante la Semana Santa. Generaciones transcurrían llevando a cabo esta noble profesión, cuando Pedro era ya la 3a. generación de artesanos.
Transcurrieron 13 años, para que Pedro, recreara de esas inexplicables experiencias oníricas su primer Alebrije, su nieto David Linares, nos cuenta que cuando su abuelo creó el primero Alebrije, sus vecinos lo tacharon de brujo e incluso les tiraban piedras al ver esas extrañas figuras, que con el tiempo se convertirían en reconocidas piezas de arte.
Cabezas de ave, con colmillos afilados, grandes alas, colas bipartitas y patas de gallo, eran algunas de las piezas que Pedro realizaba con la tradicional técnica de la cartonería.
Fue entonces, cuando la británica Judith Bronowsky en búsqueda de talentosos artesanos mexicanos, filmó a 4 jóvenes artistas, dedicados al bordado, la pirotecnia, el tallado en madera y Pedro Linares con sus extraordinarios Alebrijes, para una serie de cortometrajes.
Estos filmes fueron creciendo su fama y popularidad, llevándolos a recorrer plazas en Chicago, Los Angeles y algunas ciudades en Texas, entre otras. La presentación de los cortometrajes aunada a la presencia de Pedro, abrió una gran ventana a exponer sus obras.
Grandes personalidades de el arte en México como Diego Rivera y Frida Kahlo, así como artistas de la Academia de San Carlos, eran devotos coleccionistas de las piezas de Linares, incluso Diego Rivera describió en una ocasión “Quién mejor que Pedro, para hacer los Alebrijes.”
Otros de sus grandes legados fue que después de que Guadalupe Posadas con la Calavera Garbancera y la Catrina de Diego Rivera, Pedro creara una colección de calaveras de oficio, tales como zapatero, talabartero, afilador, el vendedor de camotes y de algodón, que tuvieron gran éxito.
Algunos, aunque muy pocos fueron los reconocimiento realizados en su nombre como: La exposición de alebrijes en el Museo Nacional de Arte e Industrias populares; su homenaje en el Festival Cervantino, en Guanajuato; Bestiario de Pedro Linares, en la Sala Ollin Yolitztli, en la Ciudad de México y el más importante, el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1990, por su contribución al arte mexicano.
Pedro muere a los 86 años, pero deja como legado en sus hijos, Enrique, Felipe y Miguel, juntos con sus 7 nietos, la continuidad de ésta tradición, que hace honor al talento y la creatividad de su creador.
David Linares, nieto de este artista, nos comparte estas historias y nos hace hincapié en 3 puntos importantes sobre los alebrijes: 1.- No son originarios de Oaxaca. 2.- Se realizan exclusivamente bajo la técnica de la cartonería y 3.- No necesariamente son multicolores.
Hoy el legado de Pedro Linares a través de las creaciones de su familia, se encuentra en colecciones privadas, galerías y museos en países como Francia, Inglaterra, España, Canadá, Estados Unidos, y Escocia, donde se encuentra la más grande obra realizada hasta hoy, con una extensión de 15 metros.
Alebrijes, alebrijes, alebrijes clamaban estos increíbles seres a Pablo Linares, ahora escuchamos alebrijes, alebrijes, alebrijes todos los mexicanos como un eco al reconocimiento de su talento y como orgullo del patrimonio cultural a nuestro país.
Claudia Esponda
Empresaria, escritora y conductora de medios