Durante esta pandemia, todos hemos sufrido en una menor o mayor medida un cambio en nuestras vidas, pero sobretodo en la manera y capacidad para adaptarnos a nuevas realidades. Realidades que tienen que ver con nuestros hábitos, nuestra forma de vida, nuestras relaciones personales, nuestra salud y nuestra manera de ver las cosas. 

Nos vimos sometidos a situaciones, mismas en las que muchos no estábamos preparados, como lo fue internarnos en el mundo digital.

Paradójicamente ahora que estamos más aislados, estamos mejor conectados que nunca, por lo que estoy cierta, que no estaríamos superando ésta crisis, si no fuera por el servicio de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

Al parecer este asunto había sido planteado con anterioridad, cuando se creó el Internet en 1969, como un proyecto militar para asegurar las comunicaciones entre diferentes puntos de los Estados Unidos en caso de sufrir un ataque de gran magnitud. Hoy la utilidad tuvo su efecto, aunque en circunstancias diferentes.  

De entonces a la fecha, la aceleración de plataformas digitales ha sido exponencial, dando como resultado una nueva era. Era que refleja el uso pragmático de la tecnología incluso para el servicio público. Dando como resultado que hoy los médicos atiendan via teleconferencias; los niños tomen clases virtuales; la dirección y comunicación interna de las empresas, se realice vía Zoom; la convivencia con familiares a distancia, se logre a través de Houseparty; los saludos y mensajes con amigos, sean a través de WhatsApp; la obtención de información y noticias, a través de buscadores; entrevistas, anuncios y reportajes, mediante Facebook; el “know how,” por videos en YouTube; y tantas y tantas aplicaciones. Sumergiéndonos dentro de un mundo de dispositivos, teclas, pantallas, claves y contraseñas que nos permiten continuar realizando no una, sino un sin fin de funciones y actividades.

Pelearnos con la tecnología no es una opción, ya que es plausible el  impacto positivo que ha causado en la educación, el comercio y la cultura.  Más ahora que nunca, debemos aprender y conocer este entorno, adaptándonos a capacidades y procesos operativos para el mayor aprovechamiento de éstas tecnologías.

El periódico El Economista señala que “El 2020 será recordado como el año que cambio la trayectoria del comercio electrónico, la telemedicina y el trabajo a distancia.” Y yo agregaría que cambio por completo nuestra manera de hacer y acceder a todo.

El aceleramiento en este rubro, exige también nuestra pronta adaptabilidad, por lo que está en nuestras manos poder contemplar lo que pasa o sumarnos a esta oleada virtual que ofrece muchas ventajas.

El científico naturalista Charles Darwin señalaba que “No es la especie mas fuerte la que sobrevive, ni la mas inteligente, sino la que responde mejor al cambio.”

Claudia Esponda

Claudia Esponda

Fundadora de Meraki Magazine

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