La magia, ese mucho mágico que consiste en crear ilusiones donde lo imposible se vuelve realidad, la fantasía de lo inverosímil e insólito se torna verdadero y tangible, y la complejidad de los desafíos, en una ciencia de ingeniería creativa, no sería nada, sin la habilidad y destreza de unos cuantos.
En la suma de esos dotes encontramos al extraordinario ilusionista mexicano Joaquín Ayala, quien está catalogado hoy día como uno de los mejores ilusionistas del mundo.
Conocer la historia de Joaquin se vuelve muy interesante, comenzando por que desde una corta edad, tuvo la clara visión de que la magia se convertiría en su vocación, Joaquin me cuenta cómo a los 6 años tuvo por primera vez en sus manos un regalo que marcaría su vida, su primer juego de magia, “el frijolito llorón,” que le fuera heredado entonces por su padre. Su tartamudez y personalidad introvertida, se vieron superadas por el atractivo de mostrar sus trucos que mejoraban día con día.
Su persistencia y perseverancia lo fueron posicionando en diferentes plataformas, en un principio, en programas de Televisión con personalidades como Guillermo Ochoa y Cepilliín, donde se le conocía como “El niño prodigio” y de ahí, mas tarde, en teatros y cabarets muy conocidos en la Cd. de México, como el Teatro Blanquita y el conjunto Marraquesh.
Joaquín platica cordialmente de su primera contratación a los 9 años para una fiesta infantil, principio de una carrera que se iría fusionando paulatinamente hasta llegar a recibir, alrededor de sus 20 años, una invitación por parte del productor Dick Foster, para ser parte del show Spellbound, en el Hotel Harrah’s de las Vegas, Nevada. Contrato de un año que le permitiría ver por primera vez colgado su nombre en una marquesina internacional, para permanecer ahi por espacio de 15 años y con una exclusividad.
Su proyección y éxito se fueron mezclando. “Fui mejorando el dominio de mis trucos, pero me vi en la necesidad de inventar mis propios efectos, y sin darme cuenta, eso me ayudo a ser uno de los más reconocidos creadores de efectos especiales de magia”, comenta Joaquin, quien ha producido actos para artistas de la talla de David Copperfield, Franz Harary, Criss Angel, Hiroki Hara y Raul Alegria, entre otros.
Su fuerte personalidad se ve revestida con un profundo amor hacia sus raíces, Mexico. “Yo soy más mexicano que cualquier mexicano”, me comenta sonriendo, y no solo hace honor a ello presentando sus espectáculos vestido de charro, sino porque además mantiene parte de sus presentaciones en español y hace uso de elementos de su país.
Muchos países lo han acogido, llevándolo a pisar importantes escenarios en Estados Unidos, Alemania, España, Korea, China, Japón y los Emiratos Arabes, por mencionar algunos. Asi mismo a logrado valiosos reconocimientos, como el premio al mejor Mago del año en el año 2000 otorgado por The Academy of Magic Arts of Hollywood, alternando con David Copperfield y Criss Angel.
Hoy día Joaquín comparte sus conocimientos y experiencia en sus presentaciones personales, creando y diseñando efectos especiales para otros artistas y dirigiendo a otros ilusionistas en sus espectáculos. “Mi objetivo es hacer efectos que son imposibles en la vida real y hacerlos posibles en el escenario, con el único fin de entretener al publico. Eso son mis retos y mi habilidad” aclara.
Joaquín no solo ha sorprendido a cientos de personas a través del mundo gracias a su extraordinario ingenio y talento, el estudio, la preparación, el esfuerzo y la constancia han sido parte de este camino que ha forjado a un extraordinario ilusionista y también, a un gran ser humano, sencillo, positivo, carismático y lleno de pasión por su profesión.
Su carrera ha permanecido por espacio de 25 años en el extranjero y ahora busca regresar a México, por lo que esperamos que ése reencuentro haga honor a este extraordinario mago mexicano, Joaquín Ayala.
Claudia Esponda
Empresaria, escritora y conductora de medios