¿Tiene el mismo significado ser profesor que maestro?
La palabra profesor viene del latín profiteor, que significa “dar a conocer”. Generalmente se utiliza el concepto profesor a la persona que es experto de una disciplina específica como Matemáticas o Biología y su meta es instruir sobre el contenido de la materia.
En cambio, la palabra maestro proviene del latín magister que significa quien forma lo intelectual y moral a sus alumnos. Por ende maestro tiene un sentido más amplio y su enseñanza va más allá de una disciplina y de un salón de clases.
Esto no significa que el maestro sea mejor que el profesor. Son misiones distintas, pero necesarias. Sin embargo, las escuelas necesitan más de maestros que de profesores. Cada vez más llegan a los salones niños, adolescentes y jóvenes con grandes carencias cognitivas y emocionales.
En un artículo publicado en diciembre del 2017, se afirma que nos enfrentamos a una generación de niños y adolescentes muy vulnerables y que cada año, 1 de cada 5 niños americanos es diagnosticado con un trastorno de conducta emocional y mental.
He sido maestro en forma ininterrumpida por cerca de 42 años en diferentes niveles educativos en México como en Estados Unidos. Considero que ser maestro es una vocación y no una simple profesión. No todos están llamados a este camino ya que se necesita sacrificio, servicio y total entrega.
El maestro es una pieza esencial de formación en la sociedad después de la familia, y su compromiso se centra en encauzar el aprendizaje de sus alumnos y complementar su formación integral, colaborando cercanamente con sus familias.
Hace 39 años fuí maestro de 2º de secundaria (8º grado) y tenía un alumno que estaba muy preocupado, era tímido, inseguro y con baja autoestima. Rechazado y hostigado por sus compañeros. Tenía varios apodos despectivos, le quitaban su almuerzo, se burlaban constantemente de él y nunca lo vi convivir o platicar con otro compañero. Me dirijí a mi coordinador en esa época y le comenté el caso, con la intención de ayudarlo, pero la respuesta fue: “No te metas con él. Sus papás se están divorciando y tiene fuertes problemas emocionales. Un psicólogo lo está viendo. Tú eres profesor y tu misión es enseñar tus clases y no ayudar emocionalmente a tus alumnos.” En aquel entonces era aún estudiante de la carrera de Educación con poca experiencia y seguí sus instrucciones. Mi alumno no era mal estudiante y pasó a 3o. de secundaria (9º grado) sin dificultad. Todavía recuerdo aquel día cuando el coordinador me visitó en mi salón de clases para preguntarme si recordaba a ese alumno, le contesté que sí, preguntándole a la vez el motivo de su pregunta, la respuesta la tengo todavía en mi cabeza: “Hoy en la mañana, ese alumno se quitó la vida en su habitación.”
Sigo pensando qué pude haber hecho algo por él y no lo hice. Hubiera hablado con él para ayudarlo a superar el divorcio de sus padres. Probablemente se hubiera suicidado a pesar de mi apoyo. Pero al menos lo hubiera intentado. A partir de ese momento, mi oficina en la Universidad, está siempre abierta para atender a mis alumnos (aún fuera de mi horario de clases).
No soy terapeuta, pero escucho atentamente sus problemas y les ofrezco mis mejores consejos. Mi compromiso es hacer todo lo que pueda por ellos.
Invito a todos los profesores a ser maestros. No estoy diciendo que tenemos que sustituir la misión de los padres, pero nuestros alumnos nos necesitan ante los problemas que viven: separaciones, divorcios, soledad, ausencia de padres, etc.
Ser maestro es una vocación de servicio y no solamente de instrucción. Tenemos que ser extraordinarios profesores de la disciplina que impartimos, pero también excelentes maestros para dar apoyo emocional a los alumnos que lo necesitan.
¡MUCHAS FELICIDADES A TODOS LOS MAESTROS EN SU DÍA!
Dr. Jesus Amaya PhD
Lic en Educación, Maestría en Psicopedagogía, conferencista y autor del libro “Educando a la Generación Zombi”, entre otros.