Hace algunas semanas me llamó la atención un artículo publicado en New York Times (diciembre 17, 2018) titulado “Un estudio demuestra un aumento muy alto en adolescentes vapeando este año”.
Vapear define la acción de fumar un cigarrillo electrónico, cuyos dispositivos calientan una solución líquida o aceite para producir un vapor inhalable.
La investigación refleja que del 2017 al 2018, se incrementó en un 100% los alumnos de preparatoria que fumaron al menos 2 veces a la semana algún cigarrillo electrónico.
Otro estudio realizado por la Universidad de Michigan a mas de 45 mil estudiantes de 8o., 10o. y 12o. grado, encontró que 1 de cada 10 jóvenes de octavo grado vapean y cerca de un 40% de los de doceavo lo hicieron durante el 2017. El vapeo es una epidemia que afecta a cerca de 4 millones de adolescentes.
Dos de cada tres adolescentes ignoran el contenido de estos cigarrillos y Casi el 70% no saben que los cigarrillos electrónicos pueden contener nicotina o marihuana.
Es un desaste que uno de cada cinco estudiantes de preparatoria vapea y generalmente, con una alta concentración de nicotina, la cual es considerada, la droga más adictiva del mercado y que en el cerebro de un adolescente su daño es enorme, debido a que éste se encuentra todavía en desarrollo.
La nicotina afecta el aprendizaje, la memoria y la atención; incrementa la dopamina en el cerebro. Es considerada la droga del placer.
La neurociencia afirma que el Núcleo Accumbens (centro de producción de dopamina) en un adolescente, es mucho más sensible que en el de un adulto, por lo que un 30% de los adolescentes que consumen una sustancia adictiva cuando son menores a los 16 años, serán dependientes toda su vida.
La mayoría de los adolescentes piensan que el vapear no daña tanto como lo hace el tabaco, pero un cigarrillo electrónico equivale a una cajetilla de cigarros.
En mi trabajo con adolescentes en talleres y consulta privada, observo con gran preocupación su “incredulidad” cuando se les comenta que lo que fuman es adictivo.
Una mesera de 18 años en mayo del año pasado sufrió lo llamado pulmón húmedo, una inflamación de los pulmones debido a que estuvo vapeando por 3 semanas. Sintió un gran malestar respiratorio y dolores en el pecho cada vez que inhalaba o exhalaba. Fue internada en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. No era capaz de obtener suficiente oxígeno y fue puesta en un respirador artificial. Tuvieron que drenar sus pulmones de un fluido que la estaba ahogando.
La revista Pediatrics en Junio 2018 publicó un estudio relacionado a este caso: Hypersensitivity Pneumonitis and Acute Respiratory Distress Syndrome From E-Cigarette Use por el Dr. Casey G. Sommerfeld.
Los padres debemos estar alerta a los riesgos que nuestros hijos se están enfrentando y estar muy informados sobre las nuevas epidemias a las que están expuestos.
El diálogo y comunicación abierta y sin prejuicios es importante para mantener una relación de confianza entre padres e hijos.
Acompañemos y platiquemos con ellos sin importar su edad.
Por Dr. Jesus Amaya