Quizás todos concordemos en que los cánones de la belleza y el culto a la juventud se han estereotipado de una manera tal, que pudiera sonar mandatorio el lucir siempre bien y detener a toda costa el paso del tiempo. Podría decirse que se ha instalado “la democratización” de la belleza y la frustración a hacerse mayor.
Seguramente muchos de nosotros nos hemos sentido presionados ante estos desafiantes retos. ¿Pero qué, o cómo hacer, para no dejarse llevar ante tales presiones? ¿Cómo aceptar nuestros cambios, sin tener que recurrir a alteraciones a nuestra mente y cuerpo?
Posiblemente no habrá una respuesta sencilla para tal caso, podría ser el generar una excelente autoestima, seguridad y autoconfianza que nos impida dejarnos arrastrar por la sofocante demanda del mundo externo. Sin embargo, ciertamente habrá quienes se verán atraídos ante la conquista de conseguir una cara y cuerpo de revista y preservar esa apariencia el mayor tiempo posible. Y también, habrá aquellos que se encuentren en un punto medio, donde sea reconfortante hacerse unos pequeños “arreglitos”, sin inclinarse hacia una totalidad. Cada uno subyaciendo o superando esta falacia.
Lo que sí creo es que hoy día la búsqueda de la perfección y el edadismo, son factores que mas que unirnos, definen, dividen, y sobretodo confunden.
Haciendo alusión a la belleza, quién de nosotros no ha oido comentarios tales como: No soy lo suficientemente guapa o atractivo….Si yo tuviera el cuerpo y la cara de… o, nadamos que me operare “x” entonces voy a estar feliz conmigo misma…etc., etc., etc. Recordemos que la belleza tiene un importante componente social y siempre es subjetiva. Y en cuanto a la edad, seguramente hemos escuchado comentarios como: Estoy muy viejo para empezar algo nuevo… Eso es solo para jóvenes… A mi edad eso no se vería bien. Aseveraciones que por un lado manifiestan inseguridades y por otro lado incapacidades, siendo en suma, factores destructivos o autolimitantes.
Puedo decir hoy con mucho orgullo, que mis primeras compañías las funde después de los 50 años, y a mis 53 años tomé la decisión de hacer la revista Meraki Magazine, una publicación digital que me permitiera conectarme con otros hispanos en todo el mundo, para ofrecer información de valor, que me ayudara ha aprender, ha crecer y ha encontrar otras formas y caminos de ver las cosas, y compartirla con los demás. Pero, en ningún momento, me cuestioné sobre mi edad o mis capacidades, simplemente visualicé mi sueño, demostrando que la experiencia es algo invaluable y que con ella se pueden enfrentar mejor los retos.
Por lo que hoy invito tanto a los jóvenes como a los adultos a verse y ver a los demás, de una manera distinta. Entender que la belleza no radica en la perfección o en el resultado de ciertas cirugías plásticas o tratamientos, sino en una parte mas personal e íntima que nos hace seres únicos e irrepetibles, y a contemplar la edad, como el cúmulo de experiencias y conocimientos, que con cada arruga, acrecenta la belleza.
Espero que tú también encuentres el tesoro que guardas en ti, y veas cada mañana frente a tu espejo, la extraordinaria persona que eres, sin prejuicios, sin paradigmas y sin estereotipos.
Confusio decía “Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla”.