Es probable que te sientas identificado con la siguiente situación: Platicando con conocidos acerca de expectativas e inquietudes, se sorprenden de que tú también tengas momentos de conflicto. Me he dado cuenta que es un malestar común en muchas personas que se encuentran en posiciones de liderazgo. La gente a su alrededor cree que nada puede afectarlos, que siempre están serenos, centrados, decididos, enfocados… e, incluso, que se cuenta con una especie de receta mágica para mantenerse en orden, todo el tiempo.
La verdad es que no es así, como cualquier individuo, un líder también es susceptible a momentos de tensión y de conflicto. La diferencia radica, principalmente, en la manera en la que un líder decide afrontar las dificultades que se le presentan.
El verdadero peligro aparece cuando asumes ese papel asignado por los demás, cuando te empiezas a creer que todo esta resuelto y que no hay nada que pueda llegar a afectarte, cuando te convences de que nunca has tenido que realizar un solo sacrificio y que, durante toda tu vida, has logrado marcar tu camino sin equivocarte y sin fracasar. ¿Te das cuenta de lo riesgoso que puede llegar a ser este pensamiento?
Es importante que empieces a reconocer que también puedes pasar por situaciones difíciles y que también has tenido que realizar sacrificios para poder llevar a tu equipo y tus proyectos por el mejor camino. Sé que si te esfuerzas, vas a lograr recordar uno o varios momentos en donde hayas pasado por un punto crítico, sin embargo, puede ser que no los tengas presentes porque estás acostumbrado a mirar hacia adelante y no a quedarte estancado en problemas del pasado.
Reflexionar sobre estos momentos te ayudará a que puedas mantener una relación más cercana con tu equipo, ya que, al hacerlos partícipes de algunos obstáculos que hayas enfrentado, dejarán de verte como alguien lejano y esto favorecerá la comunicación dentro del equipo.
No me refiero a que llegues mañana y cuentes a detalle todos los problemas a los que te has tenido que enfrentar, sino que puedas elegir alguna experiencia que pueda aportar algo positivo en el momento. Trata de enfocarte más en la transformación que tuviste que en los puntos negativos de ella. Para lograr esto hay que establecer dos momentos importantes:
Analiza las transformaciones que has tenido. Ya viste que un líder no es alguien perfecto, un líder es alguien que a pesar de los obstáculos, logra salir adelante gracias a las habilidades que ha adquirido.
Piensa en algún momento de crisis que hayas tenido y trata de recordar cómo lo solucionaste. ¿Lograste convertirlo en una oportunidad de crecimiento? Si la respuesta es afirmativa, traza los pasos que seguiste para resolverlo y las herramientas que utilizaste; si es negativa, trata de establecer las acciones que te hubieran permitido convertirlo en una oportunidad de crecimiento. En cualquier caso, piensa en cómo retomaste tu camino después de enfrentarte con el conflicto.
Dicho de otra forma, piensa en las tres etapas de transformación:
- Momento de quiebre. Este es el momento en el que te encuentras con el obstáculo que tienes que superar. Estos obstáculos siempre generan cambios importantes en la vida y tienes que decidir si vas a tener el control de ese cambio o si vas a dejar que la crisis sea la que decida hacia dónde llevarte.
- Recuperación. Desgraciadamente, no hay una fórmula mágica que te ayude a salir de todos los problemas, pero no te preocupes, porque todos tenemos la capacidad de enfrentarlos, solo hace falta utilizar de manera consciente las habilidades con las que contamos.
- Reincorporación. Regresa a tu ruta, no dejes que ese obstáculo te desvíe del camino que decidiste seguir. En cuanto regreses te darás cuenta de que ya no eres la misma persona que inició ese camino. Piensa en todas las nuevas habilidades que adquiriste y en la experiencia que generaste para superar ese momento de quiebre
Comunica a tu equipo estas transformaciones.
Después de analizar tus etapas de transformación, debes aprender a comunicarlas con tu equipo para mejorar los lazos de confianza y brindarles herramientas para que ellos también aprendan estas técnicas y puedan aplicarlas en sus momentos de quiebre.
Hay tres palabras clave que te ayudarán a mejorar la confianza y a lograr una comunicación transversal con tu equipo:
- Vulnerabilidad. Hablar desde la vulnerabilidad puede ser muy complicado ya que te expones a ser herido por los demás, sin embargo, la ventaja es que si tu equipo te percibe como alguien vulnerable, te verán como alguien cercano y ellos también estarán dispuestos a hablar desde su propia vulnerabilidad.
- Humildad. Recuerda que no buscas ser un jefe incuestionable, sino que formas parte de un equipo en donde todos se sientan libres de expresar sus ideas.
Aprende a valorar las aptitudes que tiene cada miembro de tu equipo y asegúrate de que los demás también las noten, para que puedan ser aprovechadas en favor del proyecto. Crea, con ayuda de todos, un ambiente de respeto, en donde no haya favoritismos, resuelvan los conflictos internos entre todos y busquen crear un ambiente en donde se sientan apreciados y cómodos.
Ahora sí, pon en práctica estas recomendaciones para que mejores la comunicación con tu equipo. Recuerda que hay dos grandes retos a superar: Lograr analizar y reconocer tus transformaciones y lograr comunicarlas a tu equipo. Te aseguro que la confianza y el compañerismo mejorarán después de que realices este ejercicio.
Gerardo Betancourt
Founder & CEO de Leaderlix. Former Ambassador, TEDx Speaker & TED Circles Host en TED Conferences.
Instagram @ger.betancourt