¿Con qué frecuencia estamos seguros de que nuestras creencias son 100% ciertas? Probablemente siempre. Y eso sucede porque, a lo largo de nuestra vida, vamos construyendo una conciencia e identidad que se nutre de nuestra cultura, nuestra educación, el entorno en el que vivimos, nuestras experiencias y la sociedad que nos rodea. Las creencias se convierten en una especie de “ADN emocional” que vamos reforzando con el tiempo, formando la base de nuestros pensamientos y reacciones ante lo que nos pasa y por ende, de nuestros resultados. Pero, ¿realmente todo lo que creemos es cierto?

Recuerdo una vez, en la preparatoria, cuando una maestra nos hizo una pregunta aparentemente simple: ¿por qué nos bañamos con jabón? La mayoría respondimos rápidamente, pensando que era para limpiarnos, eliminar bacterias y esas cosas. Ella guardó silencio, nos observó y luego nos preguntó: “¿Quién les hizo creer eso? ¿Saben cuáles son los componentes químicos de un jabón y sus efectos reales para la asepsia?” Nadie supo qué responder. Fue entonces cuando caímos en cuenta de que lo habíamos dado por hecho, solo era parte de una aseveración que recibimos en casa.

Y si nos detenemos a pensar, ¿cuántas veces no asumimos como ciertas, creencias que jamás cuestionamos? Por ejemplo, sobre el trabajo nos dijeron que hay que trabajar muy duro para tener éxito. ¿No sería más acertado pensar que lo importante es trabajar de manera eficiente para lograrlo? En la familia nos inculcaron que para ser una buena madre no solo debemos dar amor sin límites, sino incluso limitar nuestras propias ambiciones, pero, ¿Y no es mejor recibir amor de igual manera y lograr una realización personal? O, por ejemplo, se nos inculcó que las parejas debían ser entre un hombre y una mujer, sin cuestionar que lo más importante en una relación es el amor, sin importar el género. También nos dijeron que las cosas valiosas no son fáciles de conseguir, olvidando que, en realidad, todos los días estamos recibimos miles de bendiciones que nos hacen la vida mas feliz. Y, en cuanto a la religión, se nos presentó la idea de un Dios que observa y castiga, cuando quizás debemos creer en un Dios lleno de amor.

Creo que romper con estos paradigmas es algo que, no solo se vuelve en ocasiones como un tema tabú, sino que además son creencias que pueden ser muy difícil de cambiar. Sin embargo, revisar nuestras creencias nos permite abrirnos a nuevas perspectivas, a ver el mundo y lo que nos rodea de una forma diferente.

En los últimos años, a través de enseñanzas terapéuticas, he aprendido que no hay una sola forma de ver las cosas. La vida es como una bola de cristal, depende desde qué ángulo la mires, y si miras bien, siempre hay un reflejo de luz, incluso en las situaciones más oscuras.

Creencias limitantes

Muchos de nosotros vivimos atrapados en ideas que frenan nuestro camino hacia lo que realmente deseamos. Estas ideas se convierten en creencias limitantes, que no solo nos detienen, sino que también afectan emocionalmente. 

Yo solía decirme que mi inglés era terrible, hasta que un día, por cuestiones de trabajo, tuve que exponer ante una audiencia con los directores más importantes de las universidades en San Antonio Texas y el embajador de Francia en Estados Unidos. A pesar de mi miedo y mis ideas negativas,, no tuve mas remedio que hablar, y mi inglés fluyó bastante bien. Sali mucho mas segura de mi misma que en ninguna otra ocasión previa y empece a confiar más en mi. Este tipo de experiencias nos nos demuestran que muchas de nuestras creencias limitantes existen solo en nuestra mente, son ideas que nosotros mismos creamos o que otros lograron imponernos.

¿Cuántas veces hemos escuchado o nos hemos dicho frases como estas?

  • No soy lo suficientemente bueno.
  • Soy demasiado viejo o demasiado joven.
  • No tengo tiempo suficiente.
  • No soy bueno para eso.
  • No tengo suficiente experiencia.
  • Todo me sale mal.
  • No tengo dinero suficiente.
  • Nunca he sido bueno para los negocios.
  • No tengo suficiente talento.
  • No sé qué haría en caso de…

Identificar la causa de estas creencias puede ser un buen inicio, pero enfrentarlas directamente, es mucho más efectivo. Y si a eso le sumamos mensajes positivos, el resultado será siempre más favorable.

Usar afirmaciones que te ayuden a confiar más en ti mismo es una excelente forma de empezar a crecer. Yo solía creer que nunca podría cumplir algunos de los sueños que dejé de lado por dedicarme a mi hogar. Pero descubrí que las oportunidades las creamos nosotros mismos, cuando tenemos el espíritu dispuesto.

¿Cuántos “noes” hemos escuchado en nuestra vida? Y ¿cuántos “síes” nos decimos a nosotros mismos?

Creo que una de las mejores maneras de comenzar este 2025 es comenzar a deshacernos de esos candados mentales que nos impider cruzar hacia donde estan nuestros sueños u objetivos, pensar que solo necesitamos una pequeña llave para abrirlos y que esa llave esta en nuestro poder. Atrevamonos a lograr lo que deseamos y creamos que podemos conseguirlo, Comienza por cambiar tu estructura mental, visualiza que ya estás donde quieres estar. Recuerda que si lo imaginas, lo sientes, y si lo sientes lo vives, y si lo vives, lo materializas. Te darás cuenta que muchas de que esas creencias solo son ideas vagas que te confunden y te impiden lograr lo que realmente deseas.

Quizás, como nos dijeron alguna vez, no hay un camino seguro, pero te puedo asegurar que siempre hay un camino.

Así que te deseo para ti un 2025 lleno de fuerza para transformar esas creencias limitantes y convertirlas en aliadas poderosas. Que este nuevo año te traiga todo el éxito que mereces y que pongas todo tu amor en cada paso que des.