Hay deseos irresistibles: El helado, coronado con una cereza envuelta en una capa de brillante jalea; la escapada con algún amante; o ver un capítulo mas de la serie por streaming; todas ellas son decisiones. Sin juzgar si nuestras decisiones son moralmente buenas o malas, hemos de admitir que todas tendrán consecuencias y dependiendo de nuestro nivel de acierto serán los resultados. La pregunta no obstante es ¿ En verdad estamos tomando decisiones o las decisiones nos están llevando a nosotros?
Cuando las cosas van viento en popa o cuando al menos así lo suponemos, muy poco solemos cuestionarnos si estamos yendo por un buen camino ya que nos encontramos satisfechos. Pero si los resultados no son positivos, aparece un dolor interno, como un recurso emocional que hace evidente que algo no está bien en nuestra vida. Aunque ésta es una facultad evolucionada, rara vez es suficiente para reconocer las verdaderas causas de las situaciones que nos afectan, la prueba es que todos nos hemos topado con situaciones que nos han lastimado una y otra vez y a pesar del dolor que nos han producido, nos hemos dejado llevar por el impulso “irrefrenable” de repetir las mismas acciones que nos traen desafortunadas consecuencias.
¿Será que somos masoquistas? ¿Será que la única manera de llegar a la plenitud es sufriendo? Personalmente una respuesta afirmativa a cualquiera de estas preguntas me parecería una posición demasiado estrecha que ignora nuestras verdaderas capacidades, haciendo del deseo y la mente racional dos ídolos profundamente adorados. Por ejemplo, ante a la tentación de consumir un alimento que se nos antoja pero que sabemos nos hará daño, solemos justificarnos diciendo: “Me lo como porque no me puedo resistir; ya comeré sano otro día”. He ahí el deseo y la racionalización juntas. Pero también es posible lo contrario cuando tomas una decisión absolutamente contraria a un fuerte deseo o impulso, incluso sin conocer con certeza los posibles resultados, sólo porque tuviste un presentimiento que te hizo sentir que algo no iría bien a pesar de que todo parecía positivo. En oriente, se le conoce a esa mente intuitiva consciencia. Por lo tanto, se conciben dos tipos de mente. La de las percepciones materiales que para nosotros sería la racional y la consciencia. En occidente vivimos encajonados en la idea de una sola mente, queriendo confiar sólo en las evidencias materiales.
¿Por qué sería importante conocer ambas mentes? Quizá la respuesta nos la puedan dar los grandes místicos de la humanidad, así como también los grandes empresarios, científicos, y artistas, quienes han tenido la capacidad de dar soluciones inesperadas a problemas humanos que los han llevado a trascender por mucho su historia y quienes Independientemente de sus circunstancias, culturas y tiempos, tuvieron un común denominador, la conexión con las esferas más profundas de su mente. Justo ahí donde la razón y los deseos inmediatos encuentran su límite, descubriendo nuevas formas de sabiduría. Muestras muy evidentes son Jesús, Buda, Einstein, Shakespeare, Cervantes, Sabines o Frida Kahlo, pero lo cierto es que esa posibilidad se encuentra en cada uno de nosotros, la prueba está cuando descubrimos esos momentos de inspiración que nos ayudan a virar en el camino y tomar decisiones venturosas. Sería bueno que fueran más a menudo ¿no creen? Pues es perfectamente posible lograrlo, la clave está en la MEDITACIÓN.
La meditación nos ayuda a focalizar nuestra atención en el aquí y en el ahora, descubriendo la vida que nos anima. En ella se encuentran las respuestas a una gran cantidad de situaciones y la guía para ser más próspero, más sano y feliz.
Existen una infinidad de técnicas, por lo que no es necesario sentarse como monje tibetano durante horas para lograr el acceso a la consciencia. ¿Te gusta el movimiento? Pues hay meditaciones donde lo más importante es sacudir hasta tu última célula. ¿Te gusta reír? También hay meditaciones que utilizan la risa. ¿Estás preocupado por la economía o por tus relaciones interpersonales? Igualmente encontrar meditaciones enfocadas a ello. ¡Hay meditaciones para todo! Incluso existen técnicas para que la gente muy ocupada realize sus deberes meditando. Te aseguro que si buscas, encontrarás la que mejor vaya contigo y a tus preferencias. Date una escapada a una librería o explora en internet, encontrarás técnicas disponibles y maestros que te guiarán en este camino.
Te invito a que desarrolles el máximo potencial de tus dos mentes. ¿Aceptas el reto?