Hoy quisiera comenzar nuestra reflexión de cada mes compartiéndote este magnífico pensamiento:
“Debemos estar completamente atentos para disfrutar una taza de té.
Sólo siendo conscientes del presente nuestras manos sentirán el calor de la taza.
Sólo en el presente aspiraremos el aroma del té,
saborearemos su dulzura y llegaremos a apreciar su exquisitez.
Si estamos obsesionados por el pasado o preocupados por el futuro,
dejaremos escapar la oportunidad de disfrutar.
Cuando miremos al interior de la taza, su contenido ya habrá desaparecido.
Con la vida ocurre lo mismo.
Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos
la vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones,
su aroma, su exquisitez y su belleza,
y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad“
Thich Nhat Hanh
¿Alguna vez has sentido cómo la naturaleza de una actividad ha capturado de tal manera tu mente, que logras experimentar una gran sensación de alegría y calma? No hay tarea más satisfactoria que aquella que se realiza en total consciencia. Puede tratarse de una meta importantísima en tu vida o del humilde acto de tomar una taza de té. Si la has realizado con atención plena, se convertirá en un instante mágico. Habrás conocido la diferencia entre vivir y sobrevivir.
Dice Thay: “Que la plena consciencia es el milagro que nos permite ser dueños de nosotros mismos y recuperar la plenitud”. Él descubrió, mientras caminaba por los campos de guerra en el Vietnam del siglo XX, que estar centrado en el momento presente, a pesar de las circunstancias, era el principio de la paz, la posibilidad de soltar los desencuentros pasados y los temores futuros, las fantasías mentales en las que se basan todas las guerras y a partir de las cuales dejamos de ver al otro como alguien que forma parte de la misma existencia, convirtiéndolo en un ser ajeno.
Sus enseñanzas nos ayudan a entender que los humanos somos como los dedos de una misma mano. Si uno sufre o enferma, es inevitable que toda la mano sufra. Pero, para comprender esta verdad en toda su profundidad, debió aprender una técnica para relacionarse con su mente y para calmarla; justamente este es el legado que dejó a la humanidad.
Su principio básico tiene que ver con la respiración y la capacidad que tenemos los humanos de centrar nuestra atención en ella. Atender a nuestra respiración significa descubrir que el poder de la vida va más allá incluso, aun de nuestra voluntad por existir. Nuestra mente humana es un súbdito de la respiración. Nadie respira porque quiere. La respiración ocurre. Por eso cuando conscientemente nos enfocamos en nuestra inhalación y nuestra exhalación, nos rendimos ante el rey y podemos disfrutar de toda su riqueza.
No hay posibilidad de sentirnos pobres ni desamparados si nos damos cuenta de nuestra conexión con la vida y cómo ésta se desgrana en una generosidad inconmensurable para todos. Con este acto de consciencia se despierta una corriente de gratitud y la felicidad deja de ser un anhelo.
Pero ¿Cómo respirar de la manera en que Thay enseñó? ¿Es posible lograrlo en medio de la agitada vida moderna? Más aún, ¿Tendrá alguna validez práctica en un mundo en que cumplir con múltiples responsabilidades es una necesidad primordial? ¡Por supuesto que sí! Aprender a respirar de manera consciente no sólo te dará paz y ecuanimidad. Te hará más fuerte, más sano y eficiente y te dará paz. Esta es mi experiencia. No obstante, te pido que no me creas. Pruébalo tú mismo mientras terminas de leer este articulo y continua por unos minutos más. Una manera de hacerlo es así:
- Al inhalar, hazlo lentamente y centra tu atención en el camino que sigue el aire desde tus fosas nasales hasta tus pulmones y repite “Inhalo vida”
- Al exhalar, hazlo lentamente y volviendo a poner tu atención en el aire que va, ahora de regreso hasta el exterior, repite “Exhalo gratitud”
Es posible que, después de un rato, tu mente vuelva a perderse en el trajín de la vida. No te preocupes. Nos pasa a todos, pero con la práctica, es posible volverse un maestro en este arte. Te invito a explorar la aventura de ser consciente. ¡Tendrás la vida a tu favor!
En honor y memoria, a Thay.