El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas: si alguna reacción sucede, ambas se transforman. Carl Jung
Una manera de celebrar al amor este 14 de febrero es profundizar sobre el concepto del amor para decidir si lo que buscamos es un amor puramente sexual, un amor por poder, un amor romántico y eterno que nos permita vivir felices por siempre, o un amor basado en la realidad y construido por iguales.
Les comparto las características generales de los cuatro modelos de amor:
Doble vínculo. La antropóloga Helen Fisher sostiene que este modelo de amor está basado en la atracción sexual y la necesidad de lograr un apego seguro: procreación y supervivencia. Nuestros ancestros no involucraban de manera significativa sus emociones, sino en elementos más prácticos y objetivos. El fundamento es la posibilidad de reproducirse y estar juntos como pareja mientras los hijos lo requerían. Una familia numerosa brindaba la posibilidad de cazar en grupo y conseguir más alimento; garantizaba la seguridad del grupo ante eventuales depredadores; una pareja joven y sana permitía reproducirse para incrementar el número de la tribu. Pero, este modelo sólo se sostenía mientras los hijos requerían la presencia de los padres para garantizar su subsistencia. Cuando los hijos ya podían valerse mas o menos por ellos mismos, la relación de pareja terminaba.
Amor de forma. Este modelo de amor estaba basado en el cuidado de la propiedad. Las familias y las personas se vinculaban para asegurar y mantener el estatus, la seguridad económica y los intereses políticos. Es el tipo de relación que se establece en el mundo de la realeza, donde el futuro de los reinos dependía de las alianzas que se establecían a partir de unir en matrimonio a los hijos. En este modelo, prácticamente no hay cabida para el amor. Solo tiene un sentido práctico basado en el poder.
Amor basado en el enamoramiento. Este es el modelo más representativo del amor romántico o el amor eterno. Es el amor de Romeo y Julieta, -una verdadera tragedia-. Es el estereotipo del amor que demanda una relación a largo plazo y fidelidad eterna. Los amantes proyectan sus deseos en el otro, formulan demandas imposibles de cumplir y se comprometen a satisfacer las necesidades del otro: “Ámame por siempre, hazme feliz, complétame…” En la realidad se enamoran de un extraño. Este modelo de amor nace en el Siglo XVIII, pero hemos creído que es la única y verdadera manera de amar. En la realidad, este tipo de relación sólo dura unos cuantos meses. Cuando uno o ambos descubren que es imposible obtener los deseos que han proyectado en el otro, se sienten traicionados y el amor….termina. Paradójicamente, esta es una gran oportunidad para avanzar hacia un amor más profundo. Si tenemos paciencia, podemos experimentar que caer enamorados realmente significa caer en las garras de nuestro inconsciente. Y sólo podemos salir de ese espacio de inconsciencia después de ser capaces de observar lo que hemos proyectado, tanto en la idealización como en la desilusión. En medio de esta frustración, podemos hacernos observar que lo que me desilusiona de mi pareja es justo la más grande oportunidad de hacerme responsable de lo que me corresponde trabajar para encontrar el amor y la plenitud en mí mismo.
Amor. En un mundo tan necesitado de adjetivos, algunos definen a este modelo como Amor Incondicional. Prefiero llamarlo simplemente Amor. Es un amor basado en la atención plena de los miembros de la pareja; una atención de cada uno hacia sí mismo y de uno hacia el otro. Es una relación basada en el autoconocimiento. Esta experiencia de amor pasa por uno mismo; y al experimentarlo, se convierte en una certeza que se comparte con la pareja.
Representa el reto más importante, tanto en el mundo individual como en el universo de la pareja. El amor en la pareja no teme al conflicto ya que es, precisamente el conflicto, lo que posibilita la oportunidad para que la pareja entre en un espacio de incomodidad para aprender y crecer.
Dos de los principales arquetipos que se activan en este camino del amor son el Niño y el Gobernante. Y a partir de ellos, la relación puede ser una oportunidad para desarrollar en plenitud el ser individual y la pareja misma. El Niño se basa en el amor y en la relación. Brinda la oportunidad de relacionarse desde el amor, con imaginación, espontaneidad y mucha creatividad. El Niño abre los ojos de plato ante cada evento que la vida le presente, se deja sorprender y se maravilla ante cada evento, para aprender y fortalecer la relación. El Gobernante se basa en el poder. Su conducta y sus emociones están basadas en el control, en las reglas y en el deber ser. Esta voluntad de poder desequilibrar la relación porque busca imponer el poder sobre el amor. Y, definitivamente no hay peor veneno para el amor que la voluntad del poder. Cuando en una pareja se mezclan estos dos arquetipos, se genera una gran desigualdad que eventualmente puede conducir a la ruptura.
En la tensión entre el poder y el amor, subyace el fundamento de una relación basada en la igualdad. En el libro “Love between Equals: Relationship as a Spiritual Path”, Polly Young-Eisendrath, analista junguiana, describe este modelo como un amor basado en iguales. En el mundo del Amor sigue habiendo esta necesidad de ser cuidado y ser deseado. Parte de la base de ser visto por el otro tal cual, sin historias. Es una relación fundamentada en el respeto personal y el respeto por el otro. Es una relación sin jerarquías y está integrada por miembros iguales.
6 Condiciones del amor:
En un sentido estricto, el amor no requiere de ninguna condición. Sin embargo, estas seis condiciones nos permiten entender cómo es que la relación de pareja puede realizarse plenamente.
- El amor es demandante. Incluso, suele ser más demandante que el llamado “amor eterno”. Se necesita una voluntad y una disposición muy grandes para enfrentar el conflicto y aprender de los retos que la vida va presentando.
- Roles múltiples. El viejo modelo del hombre proveedor y la mujer ama de casa se ha transformado radicalmente. Así como la economía exige, bajo ciertas circunstancias, que ambos trabajen y sean productivos; de la misma forma, el arreglo y cuidado de la casa, así como el amor y la educación de los hijos, demanda la participación de la pareja.
- Consciencia psicológica. A lo largo de la historia, nos hemos relacionado cómo hemos podido con los recursos que tenemos. La actualidad demanda un trabajo individual y de pareja para expandir la consciencia y conectar emociones, sensaciones y pensamientos.
- Habilidades espirituales. La religión y la espiritualidad han recorrido caminos divergentes. Y se ha creado la ilusión de un mundo de cuerpos y un mundo de almas. A la pareja, no sólo llegan dos cuerpos, también llegan dos almas. La pareja requiere desarrollar habilidades espirituales para lograr conexión.
- Exploración. El amor es un viaje por un territorio desconocido para reconocer lo que somos. No hay nada más temible que adentrarse en un espacio incierto. Y el amor nos permite salir de nuestra comodidad, para descubrir lo que somos y lo que podemos compartir con nuestra pareja.
- Conflictos. El amor romántico ha creado la ilusión del “Y vivieron felices para siempre”. El amor real esta lleno de conflictos porque es la única oportunidad que se nos presenta para enfrentar y resolver problemas dentro de una relación que busca ser reciproca y mutua. En el amor eterno, el temor más grande es a salir de la felicidad artificial. Hay que tener presente que aprendemos del error, de la incomodidad y del conflicto.
El amor de pareja es una relación entre iguales que requiere más que un lazo de apego seguro. Puede incluir un deseo romántico. Pero, fundamentalmente requiere de una nueva actitud de relación. Un amor basado en toma de decisiones que implica un equilibrio entre el dar y recibir, no dar y dar o recibir y recibir. Amor es un camino de dos vías, que implica la posibilidad de amar y ser amado, no como dos cuerpos, sino como una sola alma.
Una manera de saber si estas caminando por el Amor es cuestionarte si estas realizando estas cuatro prácticas: Inocencia, equilibrio, inclusión y paz.
Cuatro experiencias del amor sin adjetivos:
- Inocencia. El amor es inocente, no juzga, no culpa. La triada maldita del no amor incluye: culpable, culpa y castigo. En esta triada, cuando uno de los miembros de la pareja comete un “pecado”, se alista inmediatamente para recibir un castigo y nada cambia. Nada aprende. Eventualmente, se seguirán presentando los mismos problemas, conflictos sin resolver. Desde la inocencia, la experiencia es radicalmente diferente. Los errores se viven como experiencias para aprender, corregir y transformar la relación en algo aún más grande. La diferencia entre el culpable y el inocente es la responsabilidad. Quien se vea a sí mismo como inocente adquiere una gran responsabilidad para aprender, corregir y hacer crecer al amor.
- Equilibrio. En los órdenes del amor, una de las leyes es el equilibrio entre dar y recibir. Los tres primeros modelos de amor sólo toman o sólo piden. Incluso, en su versión más egoísta, se conforman sólo con dar. El equilibrio del amor esta basado en un continuo desequilibrio que suele ser muy sutil. Cuando alguien da, genera un desequilibrio que compromete amorosamente al otro a devolver lo mismo y un poco más. Esta experiencia se sostiene al infinito y crea un desbalance que sólo puede restablecerse momentáneamente cada que uno devuelve un poco más.
- Inclusión. El amor que cree que uno es propiedad del otro solo es una ilusión. El amor no es exclusivo. El amor real es inclusivo. Una manera muy fácil de experimentar esto es observar el círculo de amor que has formado en tu vida. Reflexiona con calma y atención sobre esto. ¿A quién amas? ¿Amas sólo a una pareja y no permites que nadie más intervenga? O ¿eres capaz de amar a tu pareja, a tus hijos, a tus hermanos, a tus padres, a tus amigos? Quédate en silencio por un momento y experimenta esa sensación. Realmente se puede amar a muchas personas sin lastimar a nadie.
- Paz. Si tu relación esta basada en el miedo y la culpa, puedes tener la seguridad que eso no es amor. El amor esta basado en la paz, el gozo y la felicidad. El amor es un espacio de alegría que puede enfrentar conflictos, pero el resultado final siempre es un estado de gozo y placer, de plenitud.
Una última idea, piensa siempre que el amor es un asunto personal. Siempre es mi asunto hacerme feliz. No tengo porque delegar mi trabajo a otros. Si yo logro una profunda comprensión de ser capaz de darme lo que necesito con mi pareja, sólo queda compartir esta experiencia que se llama: Amor.