Entre muchas cosas que dábamos por hecho antes de la pandemia, era la cercanía y muestras de afecto que solíamos dar y recibir a través de los abrazos. Hoy que el mundo nos hace distantes, éste tema se ha convertido en un factor muy complicado, sobre todo para las personas que como yo, disfrutamos tanto de ellos. 

Al parecer mantener la “sana distancia” para evitar el contagio, no es tan “sana” en el sentido emocional, porque ésta carencia afectiva nos priva de elementos que nos fortalecen en muchas áreas de nuestra personalidad. 

En el plano científico, existen investigaciones de reconocidas Instituciones que demuestran la importancia del abrazo, no solo como una manera consciente de demostrar afecto y estrechar lazos, sino porque a nivel hormonal, los abrazos aportan grandes beneficios ligados a la liberación de oxitocina (hormona de la felicidad).

El New York Times en un reciente artículo señala las opiniones del profesor en psicología por la Universidad de Stanford, Johannes Eichstaedt que dice: “Los humanos tienen vías cerebrales que están específicamente dedicadas a detectar el contacto afectivo, que es el modo en que nuestros sistemas biológicos comunican entre sí que estamos seguros, que somos amados, y que no estamos solos”.

Por lo que es entonces comprensible que no solo extrañamos los abrazos, sino que también los necesitamos.

Derivados de estos estudios se reconocen algunos beneficios que nos brindan los abrazos:

  • Reducen la presión arterial.
  • Fortalecen el sistema inmunológico.
  • Mejoran el sistema cardiovascular.
  • Mejoran nuestro estado de ánimo.
  • Fortalecen la autoestima.
  • Ayudan a tratar el insomnio y la ansiedad.
  • Reducen el miedo a la mortalidad.
  • Promueven la unión y fortalecen las relaciones.
  • Relajan los músculos y la tensión.
  • Aumentan la empatía y la comprensión.
  • Nos enseñan a dar y recibir.
  • Mejoran la vida sexual.

La pregunta en estos momentos sería ¿Cómo puede sustituirse un abrazo?  No, no es posible hacerlo. No por medios electrónicos, no con emojis, no con mensajes de texto, no con video llamadas; por lo que será cuestión de paciencia y esperar para que podamos continuar siendo los seres afectivos y  amorosos que solíamos ser. 

Es importante no permitir que esta pandemia debilite las enseñanzas que tanto nos enriquecen, de mostrar nuestro apoyo, nuestra empatía, nuestro aprecio y el amor, aún sin palabras; y no hay un gesto mas cercano y lleno de carga emocional que un abrazo, que puede darse en unos segundos, pero permanecer toda la vida.

Mientras tanto, abracemos a los que sí podemos, a los que habitan con nosotros, a nuestros hijos, a nuestras parejas, y mantengamos ésta sana costumbre de abrazar que nos alimenta en todos los sentidos, nos engrandece el corazón y nos llena el espíritu.

Por ahí dicen “Necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos y doce para crecer.”

Claudia Esponda

Fundadora de Meraki Magazine

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