Tal como ocurre el 10 de Mayo, cuando la familia se reúne en torno a la mesa para festejar el Día de las Madres, también se ha arraigado en las costumbres el Día del Padre, aunque un poco menos estruendoso.. 

Ya desde la Roma Imperial se abría en el calendario un periodo de diez días para conmemorar a los padres que habían fallecido, una especie de festival mejor conocido con el nombre de “Romana Parentalia”.

Pero es hasta inicios del siglo XX cuando empieza a instituirse el Día del Padre, tal como lo conocemos en la actualidad. Una idea surgida en una Iglesia de Virginia, Estadios Unidos, a manera de Acción de Gracias. Y es un pastor de la iglesia metodista en Washington, quien se dice fue el iniciador por vez primera de este ceremonial en la época moderna.

Ya se sumarían con el tiempo otras iniciativas como es el caso del Club de Leones en Chicago en 1915 e incluso  de “la Asociación Cristiana de Jóvenes” (YMCA), también por esos años. Luego, en 1957, la senadora Margaret Chase Smith, hace un llamado de atención para declarar oficial el “Día del Padre”, que se logra propiamente a inicios de los setentas cuando el Presidente Nixon firma la resolución correspondiente,

Así, junto con otros esfuerzos que se anticiparon por parte de diversas personas y organizaciones, llega a México hace apenas unas cuantas décadas coincidiendo con el tercer domingo de junio. Y  de igual forma  incorpora a otros países aunque en algunos casos con fechas diferentes.

En otras palabras, un día que tiene muchos padres o bien una paternidad compartida, pero en todo caso un merecido recuerdo. 

Viene todo a propósito, porque conlleva, al igual que en todas las grandes fechas, un festejo, y una rica comida familiar donde no falta un buen mole, unas carnitas o bien  una “gran taquiza” de guisados para los mexicanos.

Y estoy cierta de que en muchos casos se elaboran diversos y exquisitos platillos, muy de acuerdo con los gustos del papá o los papás  festejados. 

Por mí parte, hoy recuerdo emocionadamente a mi padre, un gran doctor y a quien le gustaba mucho “una fritada de cabrito” muy al estilo norteño, mi tierra natal, que se las recomiendo mucho y es muy fácil de preparar: 

Fritada al estilo Nuevo León

Ingredientes: 

1 cabrito en piezas chicas con todo y asaduras (tierno de 31 días)

1 chile frito ligeramente

1 cebolla grande picada

6 dientes de ajo

4 tomates rojos, asados y pelados

4 tomates verdes

1 hojas de yerbabuena

1 puño de orégano

Comino

1 taza de agua (consomé o caldo de cabrito)

sal al gusto

Todo esto molido con los tomates asados, pelados.

Preparación:

Se fríen los ajos, la cebolla  y luego se agregan las especies molidas con el tomate y con las especies. Luego se vacía la salsa, se le pone el agua (1 taza aproximadamente) y luego se ponen las piezas en una olla gruesa que tenga tapa y después de media  hora aproximadamente queda listo este rico guisado. 

Adorno con ruedas de cebolla, las cales se fríen en manteca de puerco bien calientes para que se sancochen y luego se baja la lumbre.

Así que a soltar la imaginación en la cocina para celebrar el Día del Padre y darnos ánimos en esta crisis que de ninguna manera deberá de vencernos.

Martha Chapa

Martha Chapa

Pintora, escritora y conductora de medios.

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