Cuando un niño no logra poner atención o controlar su actividad física e impulsos de manera constante, debemos poner singular atención y no simplemente suponer que es algo pasajero. Estar conscientes de que cuando estos comportamientos se presentan frecuentemente, son un foco rojo de atención, que, aunque en algunos casos cambian con la edad, en otros casos no es así. 

Por lo cual, es importante reconocer cuando la falta de atención o los periodos de atención son muy cortos o entrecortados, cuando la híper-concentración es aguda, con actitudes obsesivas, movimiento corporales que salen de los rangos de normalidad, dificultad para controlar impulsos al interactuar con otros, etc. Todo ello son características de un Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad o Attention Deficit Hyperactivity Disorder o ADHD (por sus siglas en inglés). 

El Trastorno por Déficit de Atención es un trastorno Neuro-biológico o de Neuro-desarrollo, cuyo conjunto de síntomas pueden variar de acuerdo a la edad.

Neuro: Significa que afecta al cerebro.

Desarrollo: Que los síntomas cambian conforme aumenta la edad.

Enumerar algunos de estos síntomas podrían ayudar más claramente a definirlo:

  • Falta de atención
  • No seguir instrucciones o no terminar tareas.
  • Dificultad para organizar actividades.
  • Evitar, desaprobar o estar renuente a ocuparse en labores que requieren un esfuerzo mental prolongado.
  • Constante extravío de cosas.
  • Distracción constante por estímulos externos.
  • Olvidadizo en tareas cotidianas.

Hiperactividad

  • Esta inquieto constantemente haciendo movimientos de manos y pies o se retuerce en el asiento.
  • No logra permanecer en el asiento por largos periodos de tiempo.
  • Constantemente estar en movimiento, (corre por todos lados, se sube a muebles con exageración, en los adolescentes o adultos puede estar relacionado con sus emociones y desasosiego).
  • Dificultad para jugar tranquilamente o para participar en actividades recreativas.
  • Habla sin parar o hace ruidos con la boca de manera constante.

Impulsividad

Frecuentemente deja escapar respuestas sin escuchar la pregunta completa.

  • Dificultad para esperar su turno.
  • Interrumpe o se entromete en conversaciones o juegos.

*Un niño puede tener muchos de estos compartimientos y no tener TDA. 

Estos criterios son únicamente una bandera roja para las personas que están preocupadas por el comportamiento de sus hijos.

Si el niño manifiesta varios de los comportamientos antes mencionados, es recomendable considerar la posibilidad de solicitar apoyo de profesionales calificados en el área, que realicen una evaluación a través de distintas pruebas estandarizadas y clínicas. 

Recordemos que el TDAH no es una enfermedad, no es un cerebro enfermo como muchos suponen, es una serie de características que nos muestran ciertas conductas que dificultan mayormente el aprendizaje y el desarrollo socio-emocional de la persona.  

Entendámoslo como una forma distinta de operar en su cerebro, que no es buena ni mala, es simplemente una manera diferente de aprender y procesar la información que reciben del exterior. 

En la consulta les explico a los padres que su atención se sostiene por periodos cortos y se produce por una interrupción ocasional tan simple como un sonido, o un pensamiento. No requieren de grandes distractores para perder la atención. Sucede lo contrario ante las cosas que les interesan y apasionan, su atención se sostiene y mantiene a un grado que les resulta difícil desconectarse, mostrando periodos de híper-concentración. Entonces estamos hablando de que muestran falta de atención intermitente y constante en lo que no les interesa y periodos de híper-concentración ante lo que les interesa que en ocasiones se manifiesta como una clara obsesión. 

Esto dificulta determinar sus procesos atencionales y confunde a los padres y educadores. ¿Y por qué menciono esto?, porque en mi experiencia, éste es uno de los detonadores más importantes de agresión y maltrato a los niños, ya que pareciera que se burlan y desafían a los adultos, cuando esto no es así. 

La única realidad es que de un modo selectivo, funciona su sistema operativo de atención y desgraciadamente es casi por seguro, que quedarán expuestos a los programas educativos que no favorecen a estos pequeños.

El TDAH es heredado, es decir se transmite a través de la información genética en el momento de la concepción. 

Una persona que cursa con TDAH generalmente tiene un potencial intelectual normal, muchos lo tienen superior al término medio, pero debido a la falta de atención que impacta el desarrollo de habilidades en el aprendizaje y en el desarrollo de su madurez, no logran utilizar su capacidad cognitiva mostrando dificultad en la obtención del logro de sus objetivos. 

Yo insisto que no son personas enfermas, ni personas con discapacidad sino son personas que requieren de un doble esfuerzo, personas persistentes, sumamente creativas.  Su esfuerzo y su logro nunca mantienen una relación directa por lo que en ocasiones se sienten inferiores a los demás.

Es importante comprender que siendo más empáticos y capaces de valorarlos de una manera más efectiva en sus esfuerzos y no en sus fracasos, permitirá posicionarlos para el éxito y no para el fracaso.

Hablar sobre el Trastorno por Déficit de Atención me obliga a empezar mencionando algunos de los mitos sobre este Trastorno. En más de veinticinco años de ejercer mi profesión como terapeuta cognitiva y de lenguaje, me he topado con los grandes mitos y realidades a los que los padres y niños se enfrentan ante éste diagnóstico.

Primero, no es un Trastorno que está de moda, no es inventado por los terapeutas y neuropediatras, podemos encontrar información que data desde 1950. Lo que sucede es que ante la falta de diagnóstico oportuno y claro, esos niños que hoy son adultos mayores fueron en su mayoría maltratados y lastimados con etiquetas, siendo referidos a escuelas con regímenes tradicionales y rígidos en cuanto a la disciplina. 

A principio de los años 40’s, cuando los niños que cursaban con TDAH fueron separados como un grupo especial, se creyó que tenían daño cerebral. Sin embargo, parecían normales y el nombre que se le dio al trastorno fue daño cerebral mínimo. 

Otros profesionistas pensaron que los problemas se relacionaban con la parte pensante del cerebro (cerebrum) y usaron el término disfunción cerebral mínima (Minimal Cerebral Disfunction) a nivel corteza. Este término se utilizó para referirse a niños con déficit académico, basados en problemas neurológicos, hiperactividad, lapso corto de atención, impulsividad y problemas emocionales. 

Primero se identificaban los problemas académicos basados en un problema neurológico y se les daban nombres que reflejan el área principal de la habilidad deficiente. Posteriormente, se aplicó el término Incapacidades Para Aprender, basándose en los problemas presentados en torno a las habilidades deficientes como hiperactividad, distracción e impulsividad, se llamó inicialmente trastornos hiper-quinéticos dela niñez. 

En 1980, el nombre se cambió a trastorno de deficiencia de la concentración, para subrayar que el punto importante del problema, era la concentración y no únicamente la hiperactividad.

Segundo, no es un trastorno que se produce por ningún alimento o dieta, al ser un Trastorno Neurobiológico se entiende que no es ocasionado por consumir ciertos alimentos, no esta asociado en ningún estudio científico con el alto consumo de azúcar, con ciertos colorantes, o bien con la existencia de alguna toxina dentro del intestino. Entonces podemos concluir que una dieta no es, ni figura como parte del proceso de rehabilitación del paciente. 

Tercero, la industria farmacéutica no inventó esto para lucrar con los medicamentos. Existen alrededor del mundo médicos sumamente competentes al igual que universidades altamente reconocidas por su profesionalismo, que han realizado investigaciones a lo largo de los años sobre el origen, causas y desarrollo de este trastorno en niños, adolescentes y adultos. Los resultados que estos estudios arrojan, son principalmente de origen genético. No se dio por generación espontánea, esto quiere decir, que en la familia del paciente existen otros miembros que igualmente cursan con este trastorno, pueden ser uno o ambos padres, tíos, abuelos, etc. Por lo tanto, es común tener un niño con un Trastorno por Déficit de Atención alrededor de otros adultos que igualmente lo son, pero es muy probablemente que éstos no fueran diagnosticados. 

Cuarto, es de suma importancia entender y aclarar que el uso de medicamento no resuelve el problema, no lo borra ni lo desaparece, recordemos que no es una enfermedad, entonces no puede curarse con un medicamento. Las medicinas son solo paliativos que disminuyen la intensidad de los síntomas como la ansiedad, la falta de atención y el movimiento constante. Un medicamento no proporciona el estímulo necesario para desarrollar y construir redes neuronales más eficientes que faciliten y mejoren la calidad de vida del paciente. La terapia en cambio es donde el paciente recibe estímulos que le permitan re-cablear y re-establecer redes neuronales que favorezcan su desarrollo de manera integral y por lo tanto le den al paciente la funcionalidad que requiere para ser feliz. Debemos recordar que el medicamento solo debe ser prescrito por un Neuropediatra bajo una evaluación y así determine, la ganancia que éste puede proporcionarle al paciente. 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial existe una prevalencia de este trastorno de un cinco por ciento, así que si lo analizamos, en un salón de clases de 20 niños se presentará por lo menos en uno de cada 20. La prevalencia es mayor en varones que en mujeres, de cada cinco personas que cursan con este trastorno uno es mujer y los otros cuatro son varones. 

El TDAH se caracteriza por alteraciones cognoscitivas, conductuales, emocionales y sociales que repercutirán en el comportamiento global de la persona que lo padece. 

Para poder entender el TDAH debemos entender que son varias áreas del desarrollo las que se ven afectadas. 

  • Área Emocional: Generalmente se observa baja autoestima relacionada al nivel de aprendizaje, esto se asocian con las dificultades académicas, con frecuencia existen también problemas con los amigos y los familiares. Estos niños experimentan el fracaso de modo recurrente, además de que por lo general, su esfuerzo no va de acuerdo al logro obtenido, es decir, realizan el doble o triple de esfuerzo, sin lograr cumplir con la meta planteada. Con esto empiezan a sentirse tontos o torpes. Algunos reaccionan a estos sentimientos agresivamente, participando en peleas o repartiendo golpes de forma impulsiva. Otros, no logran externar sus sentimientos padeciendo depresión, aislamiento o proyectando una imagen desfavorable de sí mismos. Todo esto aumenta los niveles de ansiedad, lo cual en ocasiones, se canaliza en su estado físico con dolores de cabeza o estómago.
  • Área Social: La mayoría de los niños o adolescentes que padecen TDAH tienen la dificultad en reconocer y respetar las normas sociales. Muestran dificultad en adaptarse socialmente, siendo autoritarios en su necesidad de tener el control, sintiendo que con esto, están menos expuestos al fracaso.
  • Área de Aprendizaje: Debido al problema que presentan a nivel de atención y concentración, reciben los estímulos de manera distinta, por lo que no logran asimilar la información adecuadamente.

 Las incapacidades para aprender se presentan en las cuatro fases que intervienen en los procesos de aprendizaje:

  • Incapacidades de entrada: La entrada no se refiere a la condición física de los principales sentidos como la vista (visual) y el oído (auditivo), sino a la forma en que el cerebro procesa lo que ha escuchado o visto, por lo que se habla de déficit a nivel de percepción de aprendizaje.
  • Déficit en percepción visual: Se puede referir a la maduración o a la integración viso-motriz donde intervienen las áreas de relaciones espaciales, posición en el espacio, cierre visual, coordinación viso-motriz, figura-fondo y memoria visual.
  • Déficit en percepción auditiva: Se observa dificultad en percibir diferencias sutiles en los sonidos, es decir, discriminar un sonido de otro. Se observan problemas de discriminación, integración, retención y concentración a nivel auditivo.
  • Incapacidades para la integración: Al ser registrada la información se debe colocar en un orden (secuencia), entenderla en el contexto que se usa, abstraer e integrar la información que se procesa y organizarla. Esto se puede presentar tanto a nivel visual como auditivo.

 Incapacidades de la memoria.

  • Incapacidades de almacenamiento.

Cuando la información ya se ha registrado e integrado, se debe almacenar para recuperar más adelante.

Existen 2 tipos de memoria:

· Memoria a corto plazo: Es lo que recuerda sí se presta la debida atención.

· Memoria a largo plazo: Se refiere a la información repetida y almacenada que se puede recuperar pensando acerca de ella.

  • Incapacidades de salida: La información se comunica a través de las palabras de salida, ya sea a nivel lenguaje o nivel motor.

Las cinco estrategias claves que pueden apoyarnos en el manejo del TDAH son: 

1.- Modificaciones académicas.

Ajustar el marco escolar, el cual puede variar desde el lugar asignado en el salón de clase, hasta los servicios y atenciones especiales en la educación.

 2.- Educar a los padres de familia.

Educar a los padres acerca de TDAH, la forma en que pueden ayudar a sus hijos a hacer frente a esta situación, y cómo pueden motivarlos y protegerlos.

 3.Comprensión del niño.

Ayudar al niño a entender la causa de su condición, estrategias para manejarla y el uso apropiado de los medicamentos.

4.Terapia individual, grupal y familiar.

Trabajar con un terapeuta para desarrollar estrategias que faciliten cambios de comportamientos individuales o dinámicas. Un terapeuta que permita facilitar la construcción de rutinas, límites y hábitos en casa que faciliten la vida diaria del paciente y su entorno. Familiares adultos que proporcionen una mejor estructura y apoyo para el niño.

 5.- Medicamentos.

Trabajar muy de cerca con un profesional de salud para determinar si hay un medicamento de utilidad y de ser así, proporcionar la dosis apropiada y establecer la frecuencia.