Hablar de escultura, formas y colores, piezas monumentales, iconos emblemáticos y arte urbano es hablar de Sebastian. A ello podría agregarse un sinnúmero de adjetivos que describen el talento de este extraordinario mexicano que representa una vanguardia en el mundo de las artes y un valuarte para la humanidad.
Contar su trayectoria profesional seria un recorrido de 50 años de carrera en la que se cuentan cientos de exhibiciones, múltiples piezas esparcidas por todo el mundo y una innumerable lista de reconocimientos nacionales e internacionales. Pero aún con todo ello, podemos hacer un breve compendio de sus inicios que se remontan a una pequeña ciudad en el norte de México, llamada Camargo, Chihuahua, donde nace.
La gran influencia de su madre motivo a Enrique Carbajal, mejor conocido por su seudónimo como Sebastian, a trasladarse a la Ciudad de México a los 16 años para ingresar a la Academia de San Carlos y estudiar artes plásticas. Aunque pareciera un fácil comienzo, no lo fue. Duros años lejos de su familia y con pocos recursos, no limitaron su determinación y estancia, a la que mejor describe como una época de aprendizaje. “No fue sufrimiento, porque me templó, me dio formación, me dio carácter, fortaleza y recuerdo que me dije: Voy a ser arquitecto, pintor y escultor y todo lo he hecho” aclara.
Durante el movimiento estudiantil de 1968 en México y debido a sus fuertes convicciones, fue detenido, pero su talento lo hizo salir para presentar su primera exhibición en las Olimpiadas Culturales, que es de donde inicia esa carrera interminable en el mundo del arte.
Hubieron otras importantes influencias en su vida tales como: Henry Moore, Pablo Picasso, Alexander Calder, Jacques Lipchitz, Constantin Brancusi y Mathias Goeritz, de quien de éste último fuera ayudante, asistente y amigo. Pero su talento y visión creativa lo han hecho contarse ahora, entre uno de ellos.
Fue a través de su preparación y de la influencia de algunos de estos artistas, que Sebastian redescubre la escultura monumental y la asume como su vocación “Todo lo monumental proviene del espíritu del hombre, viene desde las cavernas, los Dólmenes y los Menires y así a través de la historia evolucionó para hacer nacer los obeliscos, la Columna de Trajano, el Arco del Triunfo. Todos estos elementos arquitectónicos sacados de la arquitectura y convertidos en monumentos, en esculturas urbanas” asi comenta al expresar su gran pasión.
Sus obras recorren muchos de los estados de la República Mexicana, rebasa casi todas las fronteras, su trabajo ha sido expuesto en los mejores museos de México y el mundo, sus piezas se exhibe en muchos países tales como Estados Unidos, Alemania, Francia, España, Japón Brasil, Colombia y Venezuela, y se finca en algunas ciudades como una huella permanente de su paso como en la Ciudad de México con su obra “El Caballito”, en San Antonio Texas con “La Antorcha de la Amistad” y en Kadoma, Japón con “Tsuru”. “Lo que yo he hecho son iconos, esculturas monumentales que se convierten en parte de la personalidad de una ciudad y que se vuelven propiedad y emblemas, que les pertenece a todos” comenta, “Lo publico, lo urbano es el mejor museo del mundo.” agrega.
Su trabajo ha sido prolífico e incansable y nos preguntamos si habrá más Sebastian “De el arte no se puede uno retirar hasta que termina la vida. El arte y las ganas de crear siguen hasta el ultimo soplo de vida y de la posibilidad de ver la luz porque es como del espíritu” aclara.
Seguiremos sus pasos no solo a través de la admiración de sus obras, sino por todas las que aún faltan por develar y en las que se ve plasmada la visión de un artista, la pasión de un hombre y su deseo de expresarlo, dejando un legado de su andar por el mundo.
Un abrazo fuerte al Maestro Sebastian.
Claudia Esponda
Empresaria, escritora y conductora de medios