Emprender los sueños nos puede someter a retos que no fueron sugeridos en principio, pero que al enfrentarlos, nos ofrecen la oportunidad de un crecimiento en áreas que probablemente creímos estaban fuera de nuestro alcance.

Ser madre puede ser uno de esos sueños, que para aquellas que tuvimos la suerte de serlo, nos permitió conocer debilidades y fortalezas que solo se descubren durante el camino y que dan ese sentido de compromiso y responsabilidad basado en el amor.

A través de mi experiencia como madre, no he encontrado la palabra sacrificio en mi vocabulario, ya que cada acción, desde un simple cambio de pañal, levantarse cada tres horas a dar de comer, mas tarde correr a llevar a los hijos al colegio, ayudar en las tares; hasta formar, educar, apoyar y guiar niños y posteriormente a adolescentes, me permitió conoce con total plenitud aquello que solemos llamar amor incondicional y todo lo cual nos fue preparando para el desenlace de dejarlos volar y aprender a estar sin ellos.

Es cierto que en cada cambio hay una pérdida, un dolor, una ausencia, pero ese dolor se vuelve placentero cuando ves reflejado tu esfuerzo en cada una de sus obras que se tornan como si fueran propias.

No todos contamos con la fortuna de tener los padres perfectos, pero ello también nos deja una lección y es el comprender que tampoco nosotros lo somos. Por lo cual, solo nos queda asumir el jugar ese rol con total entrega y compromiso, con las herramientas que contamos, sin temor y con amor.

Hoy me siento orgullosa de haber sido parte de la formación de dos maravilloso seres humanos, mis hijos, a los que veo caminar con paso seguro por la vida y con la confianza de que cuando sea el momento de enfrentar sus retos, sabrán resolverlos.

Eso no implica que no seré una silenciosa vigilante de sus pasos, tratando en la medida de mi consciencia y voluntad, de no atreverme a tomar decisiones por ellos y siendo solo la persona que estaré ahí cuando ellos soliciten mi consejo y necesiten mi ayuda, amor e impulso.

Dedico esta editorial a todas las madres que hoy formamos ese ejercito de guías, ese lazo de union en las familias, esas consejeras incansables, esas guerreras que levantan castillos de la arena, esas visionarias lúcidas y esas soñadoras que ponen empeño en cada acción que realizan, sin tomar el cansancio o la fatiga como una excusa para continuar el viaje.

Espero que para ustedes como para mí, el ser madres siga siendo una de las mayores aventuras en su vida y seguramente la mejor.

¡Feliz Dia de las Madres!

Claudia Esponda

Empresaria, escritora y conductora.

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