Febrero es el mes de los afectos, todo se llena de corazones a nuestro alrededor y es así como se convierte en el mejor pretexto para hablar de amor, pero no voy a hablar del estereotipo romántico de San Valentín, sino de este que a veces uno da por hecho o simplemente olvida: el amor a uno mismo.
¿Cuándo fue la última vez que te dijiste que te quieres, que te preocupaste y que te ocupaste de ti?
¿Por qué hoy hablar de liderazgo y amor si de pronto son palabras que de pronto parecerían hasta antagónicas? Sí, opuestas, porque de pronto liderazgo es sinónimo de fortaleza, y amor de debilidad en la mente de muchas personas.
Identificamos al líder como frío, rudo, fuerte, incapaz de fallar porque es el ejemplo a seguir, y quienes somos líderes nos creemos esa versión y nos olvidamos de nuestra esencia. Dejamos a un lado nuestros propios sentimientos en un afán de crecer profesionalmente, nos preocupamos por los miembros de nuestro equipo, pero… ¿y nosotros?
Nosotros nos ponemos la capa de súper héroe y vemos en todas direcciones, menos hacia nuestro interior. Probablemente te suene familiar y en algún momento has pasado por esta reflexión… o tal vez esta es la primera vez que te sientas a pensarlo. Como quiera, es un buen momento para hablar del tema.
Un líder siempre siente amor
Hablamos mucho de liderazgo hoy en día, de las cualidades de un buen líder y de la importancia de formar y valorar a los miembros de un equipo, visto así estamos hablando de una forma de amor.
Somos líderes en la medida que interactuamos con personas, no necesariamente con un propósito deliberado, pero partiendo de que a través de lo que comunicamos estamos impactando a otros. Tendríamos que hacer conciencia que tenemos que querer y auto valorar nuestra existencia para impregnar de acciones positivas nuestro actuar.
Yo te propongo hoy una declaración de amor para este Día de San Valentín: Comienza por amarte, en la medida que lo logres, amarás con más intensidad a los demás y todo lo que haces.
Siempre estamos pendientes de que otros nos quieran y, en función de ello, fijamos nuestra escala de valor.
Solemos prestar mucha atención a los demás, pero en el ajetreo cotidiano nos da por anteponer las necesidades de otros y el trabajo, a las nuestras. Nos quejamos todo el día de que no podemos hacer algo por nosotros, pero la realidad es que no nos damos el tiempo porque no somos una prioridad para nosotros mismos.
Queremos que nos quieran, que el mundo nos abrace porque lo necesitamos, pero el primero que al que deberíamos abrazar es a nosotros.
Una herramienta poderosa: La psicología positiva.
Esta es una de mis corrientes favoritas, la psicología positiva se enfoca en lo positivo del ser humano, en mirar las fortalezas más que las debilidades y patologías.
Solemos enfocarnos en conocer -y tener muy presente- lo malo, lo negativo… pero ¿tienes presente tus aspectos positivos? Probablemente no, y si los tienes, es fundamentado en la opinión de los demás, no en un autoconocimiento profundo.
A veces nuestra visión está sesgada y no nos percatamos de lo verdaderamente valioso que tenemos.Nos enfocamos en esas debilidades que nos pesan, que nos detienen y que nos impiden una plenitud. Nos enganchamos en ellos y no damos oportunidad a mostrar y reconocer fortalezas que quizás otros perciben, pero nosotros no.
En realidad, es un término relativamente nuevo, ya que en 1999 Martin Seligman, lo acuña y usa por primera vez en una conferencia que realiza para iniciar su periodo de presidente de la American Psychological Association, siendo un parteaguas frente a la psicología tradicional y abriendo la puerta a los temas de felicidad dentro de la empresa, algo muy valorado hoy por metodologías como SCRUM, que hacen un especial énfasis en que las personas felices son más productivas.
Es así como se amplía la visión de la psicología para dejar de enfocarse en el daño y en la psicopatología y centrarse en las fortalezas, virtudes y potencialidades de la persona, compartiendo un lenguaje común acerca de todos los rasgos positivos del ser humano:
- Dota de rigurosidad científica el estudio positivo del ser humano.
- Promueve el bienestar y la plenitud en todos los seres humanos.
- Investiga todo lo que se relaciona con el bienestar subjetivo y psicológico de los individuos.
- Estudia las fortalezas, emociones positivas, virtudes del ser humano y cuáles son sus consecuencias para la vida.
Los llamados constructos de la Psicología Positiva, sus cimientos- tienen que ver con las virtudes (Templanza, humanidad, trascendencia, sabiduría, justicia y coraje) y con las fortalezas que todos podemos tener y fomentar.
Dale un vistazo a esta lista que te comparto, analízalas y siendo totalmente objetivo elige las que tú consideras son tuyas y priorízalas en base a tu percepción personal. A mi me gusta seleccionar las 5 que considero más desarrolladas y aquellas cinco en las cuales tengo que trabajar.
Después busca a la gente a tu alrededor y pregúntales cuáles son desde su punto de vista las que son tus fortalezas, quizás te sorprendas con tus hallazgos y encuentres que alguna que no considerabas es un gran diferencial para tu persona.
Si no quieres preguntar, tal vez quieras hacer un test que te ayude a identificarlas. En su página web Via Institute ofrece uno gratuito que me parece sensacional. (https://www.viacharacter.org)
¿Listo para comenzar? Date tu tiempo para pensar objetivamente.
- Perdón
- Prudencia
- Humildad
- Auto-regulación
- Inteligencia social
- Amor
- Amabilidad
- Humor
- Esperanza
- Gratitud
- Espiritualidad
- Aprecio por la belleza
- Curiosidad
- Creatividad
- Perspectiva
- Amor por aprender
- Juicio
- Equidad
- Liderazgo
- Trabajo en equipo
- Perseverancia
- Honestidad
- Ánimo
- Valentía
Autoconciencia es un acto amoroso
La autoconciencia es una competencia laboral que hoy las empresas comienzan a valorar de forma importante.
¿Habías reflexionado en que eres lo mejor que te ha pasado? ¿Te has dado la oportunidad de quererte y ser feliz sin depender de los demás?
Si no, es momento de darte este regalo de amor. Pero ojo, encuentra el justo medio, no vayas a caer en centrar toda tu atención en ti mismo y olvidar entonces a tu entorno. En el justo medio encontrarás el balance que te llevará a ser un mejor líder ,sin importar si lo eres en una gran corporación o en tu entorno familiar.