Muy pocas veces llegan a nuestras manos textos llenos de sabiduría, una sabiduría sin pretensiones de grandeza o intelectualidad, ni dogma, que pueden, al ser compartidos ayudar a alcanzar la felicidad duradera en un mundo de cambio constante. Ese es el caso del Libro de la Alegría publicado por editorial Grijalbo en una hermosa edición en español.

Los seres humanos tenemos un objetivo común: encontrar la felicidad. La felicidad puede tener una definición diferente para cada individuo pero todos podemos concordar en que es un concepto elusivo, complicado y personal.

Su santidad el Dalai Lama y el arzobispo Desmond Tutu, junto con el narrador Douglas Abrams se reunieron para celebrar el cumpleaños del Dalai Lama y para crear algo que esperan sea un regalo para quien lo lea.

Ambos concuerdan (su santidad el Dalai Lama y el arzobispo Desmond Tutu) en que el destino, por oscuro que sea, no determina el futuro. La felicidad duradera no reside en la búsqueda de un objetivo concreto ni de un logro en particular. Tampoco se encuentra en la riqueza y en la fama. Se halla tan solo en la mente y el corazón.

El libro recopila las experiencias y visiones de estos dos maestros del mundo espiritual y también las fuentes de las que mana la alegría, identificadas por científicos y otras voces autorizadas.

Dos amigos, procedentes de mundos muy distintos compartiendo lo que han presenciado y aprendido en sus largas vidas.

El mismo narrador Douglas Abrams confiesa que nadie podía haber imaginado lo que sería juntar a estos dos hombres por dos semanas, dos semanas repletas de risas interminables y momentos muy emotivos dedicados al recuerdo del amor y la pérdida.

En el libro se esbozan los ocho pilares de la alegría, cuatro de la mente y cuatro del corazón, los dos grandes hombres y líderes mundiales coinciden en algunos puntos y difieren en otros. Se expresan siempre desde su más profunda preocupación por la humanidad. Su valentía, su resiliencia y su fe inquebrantable en la humanidad son una fuente de inspiración para millones de personas.

El Dalai Lama y el arzobispo Desmond Tutu en este texto, que no es ni budista, ni cristiano, sino universal, nos recuerdan, entre muchas otras cosas, que el propósito de la vida es evitar el sufrimiento y encontrar la felicidad, aceptar la realidad de nuestras vidas sin renunciar a nada, que la ciencia y la espiritualidad como fuerzas no son antagónicas y sobretodo que la alegría nos pertenece por derecho y es aún más esencial que la felicidad.

 

Rebeca Gomez

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