En la columna anterior (EF 6/agosto/21) comentaba que no hay que dejar todo a la suerte, y en eso me encontré con la figura del IKIGAI, un concepto japonés que significa “Una razón de ser”. Más que una traducción directa, es un término que contiene la idea de la felicidad de vivir, que se puede entender mejor por su etimología compuesta por dos palabras: iki, que significa vida y gai, que describe valor o mérito.
Sabemos que la cultura japonesa no se centra en el dinero, y al mismo tiempo Japón es un país donde las personas tienen una esperanza de vida más alta ¿Será cuestión de su alimentación? Probablemente, pero también hay otros factores.
Al ver este esquema que me hace recordar las clases de teoría de conjuntos, vemos los cuatro ámbitos a considerar en la elección de lo que hacemos:
- Lo que AMAS
- En lo que eres BUENO
- Lo que el mundo NECESITA
- Por lo que te pueden PAGAR
¿Cómo crear tu propio IKIGAI?
Primero hay que identificar los cuatro pilares que lo sostienen, que son las cuatro intersecciones entre los cuatro ámbitos:
- Donde se une lo que tú amas con lo que eres bueno, encontrarás tu pasión.
- Donde se une en lo que eres bueno y por lo que otros estarían dispuestos a pagar, encontrarás tuprofesión.
- Descubrirás tu vocación en el lugar donde se une por lo que te pueden pagar con lo que tú piensas que el mundo necesita.
- Finalmente, donde se une lo que tú amas, lo que de verdad te gusta hacer, con lo que el mundo necesita, es donde podrás encontrarás tu misión en la vida.
El IKIGAI está en el centro, en donde se unen todos los círculos. Es aquello que logra unir tu pasión, tu vocación, tu profesión y tu misión en la vida.
¿Es necesario tener los cuatro pilares para poder tener tu IKIGAI? Definitivamente, sí. Si falta alguno, estarías incompleto. Imagínate una silla de cuatro patas que no estaría estable si le faltara una.
Entonces ¿qué pasa cuando te falta uno de los elementos como el amor por lo que haces? Tendrías dinero, trabajarías en algo que se te da bien y que además es algo que el mundo necesita, pero si no te gusta, te aburrirías muchísimo, y a lo mejor hasta acabarías amargado.
¿Y si no se te diera nada bien tu trabajo, aunque te pagaran bien por ello? Quizá te sentirías como un impostor, de alguna manera, fracasado y, a la larga, infeliz.
¿Y si te dedicas a algo que te gusta mucho y que además te permite ayudar a muchas personas, pero que no te pagaran, o te pagaran muy poco por hacerlo? Probablemente serías feliz, aunque te faltaría dinero para cubrir necesidades como comida, vestido y vivienda, después de todo, somos seres humanos que necesitamos esas cosas para sobrevivir.
¿Y que tal si trabajas en algo que esta muy bien pagado y que se te da muy bien, pero no te permite hacer nada por los demás? ¿Te sentirías bien? Probablemente no, aunque ganaras bien.
Definir nuestro propio IKIGAI, y luchar por lograrlo, nos ayuda a encontrar nuestra razón de ser para, finalmente, saber vivir bien.
“No eta la felicidad en vivir, sino en saber vivir” Diego de Saavedra Fajardo (1584-1648)