Las empresas familiares tienen una mortalidad muy grande, sólo una de cada 10 continúa en la tercera generación.
Las investigaciones fijan la esperanza de vida de una empresa familiar en 25 años y la de una no familiar en 50 años. Hay muchos análisis con respecto a este tema, pero quizás la explicación más sencilla es que esto ocurre cuando las relaciones entre los miembros de la familia y la empresa, no están adecuadamente equilibradas.
El no comprender que empresa y familia son sistemas diferentes, con fines y formas de operar distintos, es el principal origen del desequilibrio en la relación familia/empresa.
Esta posición lleva a confundir la propiedad con la capacidad de dirección, a confundir las relaciones afectivas con las comerciales, a confundir el flujo de caja del negocio con el personal, a confundir los procesos de toma de decisiones, etc.
Todas estas confusiones terminan restando competitividad, esto no genera valor, y por lo tanto, se pone en riesgo la continuidad de la empresa. La situación se agrava cuando la familia pierde la fuente de su riqueza y peor cuando se deterioran las relaciones entre los miembros de la familia, llegando en algunas ocasiones a situaciones inimaginables. Las decisiones de la familia con respecto a la empresa, tienen siempre una motivación positiva, es decir, buscar lo mejor para el negocio y el bienestar de la familia, sin embargo, cuando no se ha analizado y evaluado en forma integral el impacto de estas decisiones, sus resultados pueden ser contraproducentes para ambos (familia y empresa).
Un reciente estudio presenta la siguiente estadística con respecto a las causas de fracaso en estas organizaciones: 20% demandas financieras, 10% no tiene sucesor con éxito, 10% falta de capital para el crecimiento sin perder el control y 60% relaciones familiares no equilibradas con la empresa.
Pero, ¿qué hacer para evitar ser parte de estas estadísticas?
- Prevenir los hechos.
- Comprender que empresa y familia son dos instituciones diferentes con objetivos e intereses distintos.
- Transmitir a los descendientes los valores que hicieron posible y diferente a la empresa, laboriosidad, sacrificio, calidad, austeridad, atención al cliente, etc.
- Evaluar y formalizar los órganos de gobierno que se puedan necesitar, para tomar decisiones en conjunto. Así podemos agrupar las decisiones que toma la familia en cuatro ámbitos:
- El ámbito familiar, que es generalmente, a través de constituir un consejo en el que se decide sobre cómo formar una familia más fuerte y más unida, para la transmisión de valores familiares y empresariales a las siguientes generaciones, y el crecimiento personal de cada uno de sus miembros.
- El ámbito de propietarios de la empresa, a través de la asamblea de accionistas, que deciden cómo cuidar sus intereses como dueños del negocio.
- El ámbito de consejo de administración, al que encomiendan cuidar lo que es de su propiedad y representarlos ante quienes operan la empresa.
- El ámbito de operación de empresa, principalmente, en cuanto a las obligaciones del director general para mantener la empresa próspera. La complejidad más común en la empresa familiar es que las personas que están en cada uno de los ámbitos de toma de decisión, son las mismas, lo que provoca confusión y dificulta los acuerdos.
Se recomienda que siempre se incluya a profesionales externos en dichos órganos.
- Definir los procesos que usualmente son origen de conflicto.
Incorporación de hijos y familiares políticos.
¿Quién de la familia puede trabajar en la empresa?, ¿qué requisitos deben cumplir para poder tener acceso a un puesto en el negocio?, ¿cómo se van a distribuir el trabajo?
Remuneración y evaluación de familiares. Generalmente se da en las empresas familiares que el sueldo que se paga a cada uno de los miembros de la familia, no ha sido fijado de acuerdo con un criterio de mercado, sino tomando en cuenta las circunstancias personales de cada miembro de la familia.
O bien, la atención de conflictos como: acciones emprendedoras; negocios con familiares; nombramientos de puestos directivos; la sucesión; transferencia de la propiedad; regímenes matrimoniales; y un tema muy delicado, fuente de conflictos entre los miembros de la familia: cómo va a quedar en el futuro la propiedad de la empresa… Etc.Desarrollar y mantener procesos y canales de comunicación con los familiares.
2.- Formalizar los acuerdos e incluirlos en el protocolo de la familia.
Empezar lo antes posible, es el mejor consejo que puede recibir una familia empresaria, pues el tiempo es el factor crítico. Una respuesta clara y consensuada a cada uno de estos asuntos vitales, depende de que la familia se comprometa al éxito del proceso de cambio de generación que está viviendo y que avanza inevitablemente.
Para tener una buena empresa familiar, primero debemos tener una buena empresa, por esto, los esfuerzos de los apoyos a la empresa familiar deben estar enfocados a una prioridad: que la empresa tenga éxito económico y permanezca así en el largo plazo, a través de las generaciones, manteniendo y creando empleos.
Todo negocio tiene un inicio lento, después viene un crecimiento acelerado para llegar, final e inevitablemente, a una madurez. Esta madurez llevará al negocio a desaparecer si la empresa no sigue una estrategia de cambio, de adaptación y revitalización.
Otra estrategia es la de convertirse en una empresa multi-negocio, de tal forma que en el momento en que algunos de los negocios de la empresa están declinando, otros están en crecimiento. Sólo hay que cuidar de no caer en negocios que en lugar de generar sinergia se estorben unos a otros.
Para seguir cualquiera de estas dos estrategias, se necesitan emprendedores dentro de la empresa familiar, lo que representa una oportunidad para formar la capacidad de innovar y de emprender en los miembros de la familia.
Pero estas estrategias son también todo un reto para el fundador de la empresa. El empresario familiar por lo general, tiene aversión a perder el control, lo que se traduce en no querer tomar riesgos, en no querer socios y en no contratar créditos.
Esto hace que la empresa continúe con su esquema de mono-negocio y se retrase la sucesión, lo que impide la llegada de nuevas ideas. Y ya sabemos lo que sucede cuando la empresa no se actualiza.
El proceso de sucesión es considerado como la prueba de fuego para una empresa familiar exitosa, después de todo el esfuerzo realizado para manejar con éxito la empresa y para mantener la familia unida, el paso realmente importante se da cuando la cabeza de la familia y de la empresa se retira para dar paso a la nueva generación.
A la luz de lo anterior, es recomendable tomar en cuenta un enfoque preventivo. A lo largo de muchos años, el empresario o el sucesor se han esforzado mucho para crear y hacer crecer su empresa de familia. Sólo ellos saben el esfuerzo que han hecho para poner en marcha “su sueño”.
Llega ahora el momento de lograr hacer verdad la misión que esa empresa tiene para la familia y para todos… ‘Que la empresa siga para siempre, generando genuina riqueza económica’, lo cual significa reconocer que: La empresa es un ser vivo que evoluciona.
Así como el empresario dedica mucho esfuerzo a la operación, también tiene una gran responsabilidad sobre el tema estratégico de la relación familia empresaria-empresa familiar.
Muchos de los problemas o dificultades que se presentan son provocados desde dentro de la familia empresaria más que desde el medio externo.
Sobrevivir y crecer es una tarea planificable. Hacer frente a los riesgos requiere mucho más que voluntarismo o “suerte”.
Fundamentalmente, la solución requerida es “anticipación”. Pensar en las cosas por hacer, en las decisiones por tomar y en que la responsabilidad de la suma de estas decisiones recae en la actual generación y debe ser hecha por ella.
Esteban De Gyves
Consultor de Negocios