La historia está llena de ejemplos de la obsolescencia del conocimiento. Los grandes descubrimientos que en su época parecían ser trascendentales no siempre han perdurado a través del tiempo cuando hay nuevos descubrimientos que invalidan lo sabido con anterioridad, o se detectan errores en la investigación o en las conclusiones de ellas derivadas.

Muchas decisiones en la historia se han tomado basándose en información que hoy se consideraría incorrecta, incompleta  u obsoleta pero que en su momento tuvieron consecuencias importantes. El punto de vista de Ptolomeo sobre el universo cambió con la revolución de Copérnico y posteriormente fue suplantado por las ideas de Newton y luego a su vez fue sustituido por Einstein (“Knowledge life cycles: renewal and obsolescence”, Kohl, 2009). 

Se habla de que estamos inmersos en la economía del conocimiento, y que eso genera innovación que permite que los países progresen.

Una definición propuesta por Walter Powell y Kaisa Snellman es que la economía del conocimiento es la producción y servicios basados en actividades intensivas en el conocimiento que contribuyen a un avance acelerado de la ciencia y la tecnología pero también de la rápida obsolescencia. Por lo anterior puede pensarse que el conocimiento y la obsolescencia van de la mano. 

Hoy en día las licenciaturas tradicionales tienen una duración promedio de 3, 4 ó 5 años, en donde los estudiantes son bombardeados con información de más de 50 materias o tópicos diferentes, traducidos en un número de horas crédito. Esto implica un esfuerzo en tiempo y dinero por parte de los alumnos y sus familias para poder hacer frente a los costos que representa estudiar una licenciatura. 

Al terminar, los egresados esperan obtener un trabajo atractivo y bien remunerado, pero se encuentran en muchas ocasiones que los requisitos de las vacantes existentes por parte de los empleadores no encajan con lo aprendido, o que ya hay nuevos conocimientos que ellos no tienen y que buscan las empresas, o lo que han aprendido ya está obsoleto o en vías de serlo, o inclusive hay nuevos conocimientos que no se vieron en el salón de clase.

Parte del problema se encuentra en la desvinculación que hay entre los programas que ofrecen las universidades y los conocimientos y habilidades necesarias para ocupar las vacantes. 

Las materias de los planes de estudio de las licenciaturas tienden a ser teóricas y no preparan al alumno desde el punto de vista práctico y en el contexto y realidad de las empresas. 

En una conferencia realizada por el Ing. Sosa directivo de Manpower en el mes de septiembre del año 2011, se mencionó que tenían más de 7,000 vacantes, el problema era encontrar a los profesionistas ideales para la vacante.

La falta se debe a que hay poca vinculación de relaciones entre las universidades y las empresas.

Esta desconexión genera problemas para los egresados ya que muchas veces no están preparados para enfrentarse a distintos contextos empresariales, como la falta de recursos para hacer campañas publicitarias, o poco presupuesto para modernizar equipo y ser más competitivos en el mercado.

La respuesta de algunas empresas a este grave problema, ha sido la creación de universidades corporativas en donde han invertido en la creación de licenciaturas y programas de capacitación internas que buscan desarrollar los conocimientos y habilidades de sus empleados en el contexto de sus productos o servicios y su mercado. 

Otra alternativa más común ha sido la capacitación externa del personal a través de cursos, talleres o diplomados que se adaptan a sus necesidades.

Algunas personas buscan realizar estudios de maestría o especialidad con la esperanza de adquirir nuevos conocimientos que complementen lo estudiado en la licenciatura, y se actualicen. El problema estriba en el costo y el tiempo que implica el estudiar estos programas y que no todos están en posibilidades de hacerles frente.

Otra alternativa más viable es la educación continua presencial o en línea ofrecida por las instituciones educativas que son más flexibles y adaptables a las necesidades de los alumnos potenciales y el sector productivo, y que incluyen cursos, talleres o diplomados que desarrollan actualizan o fortalecen las competencias requeridas .

En el caso específico de la educación continua en línea, el estudiante tiene total flexibilidad para cursar los programas a la hora que quiera, y puede avanzar a su  propio ritmo, seleccionado los temas que más le interesen y obtener el mejor retorno a su inversión.

Normalmente el participante en programas de este tipo busca tener mejores oportunidades de empleo, complementar sus estudios y la experiencia que ya tiene, superarse personalmente o simplemente busca entretenimiento.

Lo importante en la selección de los cursos en línea de educación continua y de la institución que los ofrece radica en la experiencia académica para el desarrollo de los programas, los maestros o tutores con que cuentan y el nivel de actualización de los contenidos.

Algunos ejemplos de cursos en línea de gran relevancia son:

Actitud Emprendedora y Oportunidades de Negocio

Comunicación en las Relaciones Profesionales

Comercio Electrónico

Comunicación Efectiva y trabajo en equipo

Para mayor información sobre cursos en linea, puede ingresar al siguiente link

http://formacion.ciw.edu.mx/

Dr. Matthew G. Whitehouse

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