Lo confieso: La primera vez que vi un emoji en un correo electrónico hice un juicio de valor poco amable sobre el nivel de seriedad y profesionalismo de la persona que lo envió.
Como parte de la Generación X, crecí con una visión de lo que se espera de una comunicación profesional. Para mí, los emojis eran cosa de adolescentes, algo que se usaba en textos informales entre amigos, lejos de cualquier conversación del ámbito laboral. Verlos en correos electrónicos o plataformas de mensajes de trabajo me hacía pensar que se estaba perdiendo cierto nivel de profesionalismo.
Pero empecé a notar un patrón. Ya no era una sola persona. Más y más clientes los incluían en sus mensajes y aunque todavía cargaba con mi sesgo, me fui acostumbrando y me llegué a preguntar: ¿será que estoy viendo esto de manera demasiado rígida? Quizás en lugar de restarle seriedad al contenido, puede darle un tono más cálido y cercano al mensaje.
Con el tiempo, comencé a analizar su impacto. Los emojis parecían reducir la ambigüedad en los correos electrónicos y aclarar el tono de los mensajes, algo fundamental en un mundo donde gran parte de la comunicación ocurre sin lenguaje corporal ni entonación. Un estudio en el Journal of Computer-Mediated Communication[1] señala que los emojis pueden servir como marcadores emocionales, ayudando a evitar malentendidos en interacciones digitales. Al ver esto en acción en mis propias conversaciones, fui cambiando de opinión.
El Cambio Generacional y la Evolución de la Comunicación
Este fenómeno no ocurrió en el vacío. Los Millennials y, más recientemente, la Generación Z, han redefinido la manera en que nos comunicamos en el ámbito profesional. Estas generaciones crecieron con el chat y la mensajería instantánea como medios principales de comunicación, reemplazando en gran medida las llamadas telefónicas. Para ellos, los emojis, más allá de ser accesorios, son una forma esencial de expresar emociones, matices y reacciones en un entorno digital que, de otro modo, podría sentirse frío e impersonal.
La falta de tono en los mensajes de texto llevó a la adopción masiva de emojis como una solución intuitiva. En lugar de asumir que un “OK” significaba aprobación o indiferencia, un “OK 😊” despejaba cualquier duda sobre la intención del remitente. Esta adaptación ha sido clave para mantener la calidez en una comunicación que, con la digitalización, podría haberse vuelto más distante.[2]
Para muchos de nosotros, que comenzamos nuestras carreras en una era donde las conversaciones formales y estructuradas eran la norma, en donde nos enseñaron cómo escribir una “carta de negocios”, esta transición no fue inmediata. Pero tenemos que aceptar que la comunicación evoluciona, y resistirse a estas transformaciones es perder la oportunidad de conectar mejor con nuestros equipos, colegas y clientes.
Los Emojis Como Herramienta de Comunicación Profesional
Hoy en día, vemos que los emojis han encontrado su lugar en entornos laborales sin comprometer la profesionalidad. Empresas, marcas y líderes los utilizan estratégicamente en correos, presentaciones y publicaciones para hacer que la comunicación sea más clara, atractiva y humana.
Sin embargo, como con cualquier herramienta, el uso de emojis requiere criterio. No se trata de llenar cada mensaje de símbolos, sino de utilizarlos con intención. Algunos puntos clave para su uso efectivo incluyen:
Considerar el contexto: En mensajes internos con compañeros de confianza, un emoji puede reforzar una idea o hacer que una instrucción suene más amigable. En comunicación con clientes o superiores, es mejor evaluar si el emoji añade claridad o si puede interpretarse como poco profesional.
No sustituir palabras clave: Un error común es reemplazar términos importantes con emojis. Un mensaje que dice “¡Gran trabajo! 🎉” es claro, pero un mensaje que solo dice “🎉” puede generar confusión.
Adaptarse a la audiencia: Mientras algunos sectores como tecnología y marketing han normalizado los emojis en la comunicación laboral, otros más tradicionales pueden considerarlos inapropiados. Leer la cultura de la empresa y la preferencia del receptor es fundamental. También hay que considerar las diferencias culturales y generacionales.
Evitar el exceso: Aunque los emojis pueden añadir calidez, un mensaje repleto de ellos puede parecer poco serio o incluso infantil. Moderación es la clave.
El Futuro de los Emojis en el Trabajo
El uso de emojis en la comunicación profesional es solo un reflejo de un cambio más amplio: la transformación de cómo entendemos la expresión digital. Con la llegada de la inteligencia artificial, los asistentes virtuales y la creciente comunicación asincrónica, la necesidad de transmitir emociones en texto seguirá aumentando.
¿Significa esto que todos debemos adoptar los emojis sin reservas? No necesariamente. Pero sí significa que debemos mantenernos abiertos a nuevas formas de comunicación, cómo yo lo he llegado a hacer, especialmente aquellas que fomentan la conexión y la claridad en un mundo cada vez más digital y menos personal.
Hoy, me encuentro utilizando emojis en mis propios mensajes y publicaciones—con moderación, pero con intención. Han dejado de ser un símbolo de informalidad para convertirse en una herramienta que, bien utilizada, enriquece la comunicación. 😉
[1] Walther, J. B., & D’Addario, K. P. (2001). The Impacts of Emoticons on Message Interpretation in Computer-Mediated Communication. Social Science Computer Review, 19(3), 324–347.
[2] Laker, B. (2023, July 16). Emojis In The Workplace: The Unspoken Language For Team Building. Forbes. Retrieved from https://www.forbes.com/sites/benjaminlaker/2023/07/16/emojis-in-the-workplace-the-unspoken-language-for-team-building/