Hay dos tipos de situaciones (por lo menos) en las que precisamos de una mano, un hombro y un pecho que nos acompañe. Cuando estamos en dificultades y cuando nos encontramos en la cima de nuestras vidas. En ambas, nuestro ser se prueba y es en esos momentos que la presencia de un verdadero amigo es el mejor regalo que puede haber; a veces, incluso, llega a ser más decisiva que la de un familiar.
Cuando la desgracia se hace presente, su compañía vale más que todos los diamantes de un rey. Si la solución está a su alcance, no dudará en acercarnos a una salida o tal vez podría prestarnos una visión diferente de las cosas y, si tampoco pudiera ofrecernos esto, lo que sí hará es brindar su corazón y unirlo al nuestro. Sin importar la distancia o las circunstancias, pondrá la energía de su alma a nuestro favor, compartiendo nuestro sentimiento y entregándonos el bálsamo de su cariño. Una caricia, una palabra honesta, una mirada o una reflexión o hasta un chiste que nos arranca una sonrisa en momentos críticos son regalos invaluables que debemos acumular en nuestra existencia no sólo por recibirlos, sino por darlos.
De la misma manera, si la fortuna nos coloca en las alturas, los amigos se vuelven una presencia vital. Ellos se alegrarán de nuestra dicha, nos darán compañía, fortalecerán el sentido del momento e, incluso, pueda ser que nos ayuden a “no perder el piso” si el ego nos alejara peligrosamente de la realidad. Son “ángeles guardianes” que nos señalan la manera de ser más auténticos, más fuertes y más felices.
Escribo estas palabras, precisamente como un regalo de Año Nuevo para todos aquellos que nos leen en diferentes partes del mundo porque sé que muchos han migrado y, en la distancia, el valor de los amigos cobra la magia de un crecimiento milagroso, natural y a la vez indispensable. Se trata de un reconocimiento por la valentía de todos y cada uno de ustedes, a la vez que una invitación a cuidar esos vínculos que nos cobijan, nos sostienen y nos alimentan. También dedico estas palabras a mis amigos. ¡Mi vida no sería tan bella sin ustedes!
En fin, espero que el botiquín de amigos en la vida de cada uno de ustedes esté cada día más lleno en este 2023. ¡Bendiciones!