Finalmente se llevan a cabo las Olimpiadas de Tokio 2020 bajo circunstancias extraordinarias, con una inauguración poco sombría y estadios vacíos. Se restituyen los deseos de cientos de atletas por alcanzar las preciadas medallas, algunos esfuerzos se verán bien recompensados y otros, no tanto, las presiones y las altas expectativas estarán a la orden del día; pero detrás de todo ello encontraremos aleccionadoras historias de estos personajes.

Seguramente en cada atleta se desenvuelven anécdotas o historias que servirían de ejemplo para muchos. Hoy me remitiré a exponer brevemente a tres mujeres que en lo particular me inspiraron a brindarles un especial reconocimiento, no solo por sus conquistas olímpicas, sino por sus logros de vida. Me refiero a la nadadora paralímpica Jessica Long, la ciclista Anna Kiesenhofer y a la gimnasta Simone Biles a quienes otorgo medallas especiales.

Medalla a la superación

Jessica Long, esta joven siberiana, quien fuera adoptada de un orfanato a los 13 meses de edad por un matrimonio estadounidense, comienza su nueva vida en la ciudad de Baltimore. Sin embargo su salud se vio afectada por una enfermedad conocida como hemimelia peroné y a los 18 meses le son amputadas ambas piernas.

El uso de prótesis no solo le dieron la capacidad de caminar, sino incluso de practicar deportes tales como la gimnasia, el baloncesto, el patinaje sobre hielo, el ciclismo y por supuesto la natación. Siendo esta última la que se convertiría de un deporte a su pasión.

A los 12 años ingresa a las plataformas internacionales compitiendo en  los Juegos Paralímpicos del Atenas 2004, donde gana tres medallas de oro y el récord mundial en 100 m libre. En el 2006 cuenta ya con 18 récords mundiales. En el Campeonato Mundial de Natación del Comité Paralímpico Internacional en Durban, Sudáfrica ganó 9 medallas y hoy cuenta con más de 23 medallas paralímpicas.

Jessica demuestra que todo es posible. Su fortaleza, disciplina y confianza, le han permitido alcanzar sus metas y compartir sus experiencias con enfermos en hospitales para dar fe de que todo es superable.

Medalla por la constancia

Anna Kiesenhofer,  es una matemática austriaca con diplomas y doctorado que sorprendió a todos al obtener la medalla de oro en ciclismo.

Anna estudio matemáticas en la Universidad Técnica de Viena, posteriormente obtuvo otro diploma por la Universidad de Cambridge y finalizó un doctorado en Cataluña en el 2016. Sus altos alcances académicos se fueron intercalando con sus prácticas deportivas. En 2019 gana la carrera nacional de ruta y el campeonato contrarreloj de Austria, un título que repetió en dos ocasiones. Sin embargo estos alcances no le valieron para obtener un equipo que la patrocinara, por lo que Kiesenhofer llegó a Tokio 2020 sin un contrato profesional.

La sorpresa fue que esta mujer de 30 años, cuya presencia en el ciclismo profesional no representaba una amenaza para conseguir el oro, hoy vence a la contrincante favorita en esta competencia, Annemiek van Vleuten, del equipo Holandés.

Anna se convierte así, en la primera austríaca en ganar una medalla en una carrera olímpica de ciclismo en los últimos 125 años y en obtener una medalla de oro para su país desde los Juegos de Atenas 2004. 

Esta ciclista demuestra que la falta de apoyo, la edad y las ocupaciones, no son limitantes para desarrollar todas tus capacidades e ir en la búsqueda de alcanzar tus metas.

Medalla por el valor

Años de esfuerzo, entrenamientos incansables, reconocimientos y competencias desde el 2013 a la fecha, hicieron de Simone Biles, ser reconocida como la gimnasta mas laureada de todos los tiempos.

Sin embargo su camino no ha sido fácil. Simone proviene de en un hogar fragmentado por sus padres. Ella junto con sus hermanos ingresan a un orfanatorio del cual, finalmente ella junto junto con su hermana, son adoptadas por uno de sus abuelos. Otra gran tragedia se devela cuando en enero de 2018 expone los abusos sexuales que le fueron infringidos por parte de Larry Nassar, el ex médico del equipo nacional de gimnasia. Y a a ello se suma, que ha principios de este año, su hermano fue absuelto de cargos de triple homicidio, por lo que Biles ha admitido que se considera una sobreviviente.

Hoy cuenta con 19  campeonatos mundial y 25 medallas. En esta justa deportiva no se esperaba de ella mas que continuar la suma de medallas para incrementar su larga colección. Pero en cambio, decidió  retirarse de algunas competencias finales, citando preocupación por su salud mental, explicando que estaba sufriendo “de ‘twisties’” que ponían en riesgo su seguridad. (Los twisties son bloqueos mentales, que podrían causarle la pérdida del sentido del espacio y dimensión, produciendo un descontrol corporal).

Su retiro espontáneo en estas competencias, sorprendieron al mundo. Para muchos pudo parecer un desafío, pero para otros fue admirable. “Puse mi salud mental primero, sin importar estar en un gran escenario” declaro la joven gimnasta.

De elegir la gloria solicitada por todas aquellas grandes expectativas puestas en sus hombros, decidió decir NO, no puedo, no ahora, no lo haré. Lo que habla de el enorme valor que se necesita para tomar fuertes decisiones en la vida.

Sin lugar a dudas todas ellas son grandes atletas, pero principalmente son mujeres extraordinarias que dejan una huella permanente en estas olimpiadas, permitiéndonos ver con sus acciones, la fortaleza de su carácter y la entereza para afrontar retos y adversidades, que van mas allá de lo cotidiano. Haciendo de lo imposible, algo extraordinaramente posible.