¿Te has preguntado cómo es que tu hijo interactúa socialmente de una manera tan parecida a la tuya? ¿Será que lo ha aprendido por imitación o es que ya venía programado así genéticamente? Hoy podemos decir que ambas.
Los nuevos descubrimientos en la Neurociencia nos han dejado claro que no es solo una cuestión de mimesis o de genética, sino que el cerebro de una madre se sincroniza con el de sus hijos principalmente en entornos sociales tales como el juego, la elección de un juguete, la interacción y exploración del mismo, así como la anticipación al contacto social con otra persona.
En la convención anual de la Sociedad de Neurociencia Cognitiva dada en 2019, se presentó un estudio realizado por la Dra. Leong, de la Universidad de Cambridge, en el que se demuestra cómo las ondas cerebrales del bebe se sincronizan con las ondas cerebrales de la madre al estar explorando su entorno social. En el estudio realizado por Leong pudo observarse el impacto de las respuestas dadas en la madre al interactuar con un juguete en la interacción posterior del bebe al jugar con dicho objeto. Es decir, si la madre mostraba un gusto por un juguete predecía que el bebe iba a mostrar un gusto similar. Y de igual manera, si la madre mostraba disgusto o rechazo por cierto juguete con lenguaje verbal o gestual, el bebe también lo hacia.
De ese modo se va dando el aprendizaje en las habilidades sociales. No nos queda duda que el cerebro social del bebé se va desarrollando en gran medida por las actividades y conductas dadas en la madre a nivel social. En otras palabras, las ondas cerebrales del cerebro de la madre y el bebe se sincronizan siguiendo patrones predecibles entre sí. “Cuando nos conectamos neuronalmente con otros, nos estamos abriendo a recibir su información e influencia”, explica Victoria Leong, de la Universidad de Cambridge.
Estos avances en la ciencia son aún el principio de un largo camino por recorrer en el desarrollo del cerebro social en la personas. Somos seres sociales que vivimos en una interacción continua con otros seres humanos, sin embargo, el cerebro humano se estudiaba antes de manera aislada y no de manera activa, en un entorno más natural. A pesar de que aún nos falta mucha información, tenemos claro la importancia de la presencia de la madre en sus hijos en edades tempranas.
La influencia ya no es conocida solamente por la información genética que se transmite en el momento de la concepción, o por los procesos imitativos dados por la interacción; sino también por una cuestión de funcionalidad neuronal, impactando en el desarrollo de las conexiones neuronales necesarias para el desarrollo de habilidades sociales en los hijos.
Podemos afirmar basados en los avances que la Dra. Leong y sus colegas, que no existe aún una manera de sustituir la interacción social entre madres e hijos. No hay manera de pensar que se podrá sustituir la presencia física y de intercomunicación en este rol tan honorable en el desarrollo.
Con base en lo anterior, el juego toma especial importancia volviéndose esencial para los niños, ya que no solo despiertan su creatividad e imaginación, sino que fomenta las relaciones y vínculos sociales, entre otros beneficios. Sin importar la edad, a los niños les gusta jugar especialmente con sus padres, por que ahora con los conocimientos dados gracias a la neurociencia, debemos tener mayor consciencia de ello. No existe aún ninguna tableta o dispositivo electrónico que sustituya el juego entre padres e hijos, por lo que es de suma importancia en su desarrollo integral.
Veamos un poco de los infinitos beneficios que tiene el jugar con nuestros hijos.
El tiempo de juego es un tiempo en donde abandonamos nuestro rol autoritario y todos nos convertimos en compañeros listos para disfrutar y emocionarnos, logrando una comunicación más de pares que de padres y dando oportunidad a interacciones en las que logramos que nos conozcan mejor y nosotros a ellos. Esto permite establecer vínculos sólidos y profundos que estarán presentes por el resto de nuestras vidas y formarán recuerdos que permitirá sostenerlos en los momentos difíciles. Al divertirse los adultos en ambientes diferentes, también se desarrolla la flexibilidad y creativa, con lo que se beneficia de manera directa la vida de los hijos tanto, como la calidad de nuestra vida en otros ambientes. Te permitirá ser más productivo en el trabajo, ya que serás capaz de construir y aportar ideas frescas, nuevas y ampliar tus horizontes.
Ante las dificultades que se me presentaron, puedo afirmar que las anclas y redes que en mi infancia se tejieron, me han permitido sostenerme en pie y seguir adelante a pesar del dolor, las pérdidas, los retos, y los sinsabores de momentos que no quisiera tener que volver a vivir. Por ello cada instante y oportunidad que como madre de creamos vínculos en la vida de nuestros hijos marcará la diferencia de cómo enfrentarán sus vidas en los momentos de oscuridad, en los que no estaremos presentes para compartir nuestra luz o encender la suya.
Puedo concluir que la importancia de cada madre en la vida de sus hijos es invaluable, no existe terapeuta, madre sustituta, maestras o cuidadora, abuela o cualquier persona que intervenga en la educación de los hijos, que pueda sustituir el amor, la guía, y la compañía de una madre.
Así que manos a la obra, a jugar con nuestros hijos, a vernos a los ojos sin aparatos en mano, a fomentar conversaciones sanas y momentos de risas y confesiones. Ya que no somos eternas ni reemplazables.
Feliz Día de las Madres a todas y cada una de ustedes, las admiro y las honro de pie, no por ser madres perfectas, sí por ser la mejor madre que sus hijos pueden tener.